Damián Descalzo: “El peronismo tiene un basamento profundamente humanista y cristiano”
Por Juan Borges
Damián Descalzo es abogado, magíster en Derecho del Trabajo, UNTREF. Además, es maestrando en Relaciones Internacionales, Universidad de Bolonia y especialista en Derecho Constitucional y en Derecho del Trabajo, Universidad de Salamanca. Es docente universitario en las universidades de Buenos Aires y San Isidro. El miembro del equipo de docentes de la Escuela Superior Peronista dialogó con AGENCIA PACO URONDO sobre la revalorización del pensamiento nacional.
AGENCIA PACO URONDO: ¿Qué balance realiza del relanzamiento de la Escuela Superior Peronista?
Damián Descalzo: He recibido con alegría el relanzamiento de la Escuela Superior Peronista por parte de la CGT. Considero fundamental la divulgación de los principios doctrinarios peronistas. Es muy importante que el movimiento obrero, como elemento central del movimiento nacional, brinde herramientas de formación a sus afiliados. El sindicalismo debe tener la capacidad de manifestar una narrativa propia, es decir, desde la defensa de sus intereses que están profundamente ligados a los intereses nacionales. Ninguna expresión política ha representado mejor esos intereses que el peronismo.
APU: ¿Qué materia dicta en la Escuela Superior Peronista y con qué perspectiva trabaja?
D.D.: Me encargo de la parte de Doctrina Social de la Iglesia dentro del módulo "Filosofía y Doctrina Peronista". El objetivo es repasar la íntima vinculación entre la Doctrina Social de la Iglesia y la Doctrina Peronista. El fundamento filosófico y político de la doctrina peronista está dado por la doctrina social de la Iglesia que ha sido expresada en diferentes encíclicas. En los orígenes de su movimiento, Perón se basó en las encíclicas clásicas de la cuestión social ("Rerum novarum" y "Cuadragésimo Anno") para elaborar su doctrina. Durante el exilio, Perón indicó que las actualizaciones de la Doctrina Social de la Iglesia como "Mater et magistral" y "Populorum progressio" debían ser consideradas parte de la doctrina peronista.
Es esencial realizar esta tarea debido a que la doctrina peronista ha buscado ser tergiversada, a través de los tiempos, desde diferentes sectores (nazi fascistas, marxistas, neoliberales y progresistas). El peronismo tiene un basamento profundamente humanista y cristiano. Esa es su verdadera identidad y con la materia a nuestro cargo tenemos la intención de remarcar este concepto. A su vez, nos parece importante destacar que esa profunda conexión entre la Doctrina Peronista y la Doctrina Social de la Iglesia sigue perdurando. Hoy mismo tenemos en la conducción de la Iglesia Católica a nuestro Papa Francisco que ha actualizado la Doctrina Social de la Iglesia a través de dos nuevas encíclicas: "Laudato Si" y "Fratelli tutti". Ambos textos han sido leídos y estudiados por diferentes sectores del Peronismo y deben servir de inspiración para nuestro accionar político.
APU: ¿Qué aspecto trabaja su último libro “¿Cómo se gestó el peronismo”?
D.D.: Justamente, y en relación con la respuesta anterior, mi último libro titulado "¿Cómo se gestó el Peronismo?", es un estudio sobre la génesis del Movimiento Peronista -que se produce entre 1943 y 1944-, donde la divulgación de los principios sociales cristianos ocupa un rol central. También trata sobre la influencia de esos principios en el Ejército y el desarrollo de una fuerte corriente patriótica en el mismo ámbito militar. Por último, reseña la genial capacidad del liderazgo estratégico de Perón para sumarle, a la alianza entre la Iglesia y el Ejército, el componente sindical que terminó de definir y conformar al Movimiento Peronista.
APU: ¿Qué debates es necesario dar hoy como pensamiento nacional?
D.D.: Considero que el pensamiento nacional debe inspirarse en los principios elaborados por el Papa Francisco. Debe entender que la "realidad es superior a la idea". El pensamiento nacional no puede perderse en abstracciones ideológicas, sino que debe atender la situación concreta de nuestro pueblo, con sus aspiraciones y sus sufrimientos. Por ende, no puede desligarse de la acción política. Pero eso no debe confundirse con una lucha por espacios de poder porque, como también enseña el Papa, "el tiempo es superior al espacio". Hay que ayudar a crear procesos. El pensamiento nacional debe colaborar con el esclarecimiento de los asuntos estratégicos del país. En ese sentido creo que los debates deben girar en torno al modo de impulsar un nuevo proceso, alejado de ideologismos, de integración regional debido a que la nueva configuración mundial requiere retomar los planes de acción conjunta para fortalecer los niveles de autonomía de nuestra región.
También es preciso debatir un modelo de desarrollo humano del país que debata el control de los enormes recursos naturales de nuestra patria. Asimismo, el pensamiento nacional tiene la obligación de ayudar a generar conciencia sobre la importancia central que tiene para el país y la región, la recuperación de las Islas Malvinas, el fortalecimiento de las aspiraciones sobre el territorio antártico y el dominio del Atlántico Sur. Creo que esos son algunas de las principales cuestiones sobre la que debería discutir el pensamiento nacional. No como una élite o una vanguardia, sino profundamente enraizado en el pueblo.