"A los jubilados se los cubre, no se les ajusta"
Por Pedro Rosemblat
Ayer llenamos la Plaza, otra vez. Pero no fue suficiente, así que la llenamos dos veces. A la tarde una gran mayoría fuimos organizados. A la noche fuimos porque nos cebamos con los que estaban yendo. Durante todo el día fuimos desesperados. A la tarde volví derrotado y a la noche con un optimismo exagerado (otra vez, no lo puedo evitar).
Cacerolazos en barrios donde Carrió sacó el 80% de los votos. Viejos y viejas de ochenta y largos marchando codo a codo con chicos y chicascque están a cincuenta años de jubilarse. Ante cada gas lacrimógeno, ante cada avance de la policía vi un grado de solidaridad tan grande, un nivel de compañerismo sincero y desinteresado por el que está al lado que yo no había presenciado en ninguna movilización popular. Es cierto que estoy debutando, como toda mi generación, en las movilizaciones que terminan cuando la policía sale en moto a cazar gente.
Marchamos votantes de Cristina, de Massa, de la izquierda, marcharon radicales y seguramente también marcharon argentinos que votaron a Macri porque vieron en él la posibilidad de vivir mejor. Marchamos todos los que aprendimos que la Argentina no está condenada a ser la mascota de nadie, que somos soberanos, independientes, que podemos tener un país más justo, que a los jubilados se los cubre, no se les ajusta.
Algunos lo aprendieron hace 70 años, otros lo aprendimos hace poco. Pero lo importante es que ya lo sabemos: ser fuerte con los débiles nunca es el camino correcto, no hay ninguna audacia ahí, no hay coraje. No nos van a convencer de que no queda alternativa. Porque la alternativa existe y la historia argentina nos enseña que este Gobierno no representa un cambio, que son los mismos de siempre, con las mismas recetas de siempre, que van a terminar de la misma forma que terminaron siempre: mal.