Marcha por la soberanía en Lago Escondido: viaje al feudo ingles de Joe Lewis
Durante la última semana de enero y la primera de febrero se llevó adelante la séptima “marcha por la soberanía”, convocatoria realizada por FIPCA (Fundación interactiva para promover la cultura del agua) y los Agrupamientos Sanmartinianos. Unos 400 argentinos y argentinas de todo el país y de todo el espectro político nacional marchamos hacia el Lago Escondido en el Bolsón, Patagonia. Allí el poderoso empresario transnacional Joe Lewis ha instalado un “feudo” cuasi independiente.
Quizás la categoría “feudo” a muchos les suene una metáfora. En parte lo es y en parte no. Ya que el feudalismo implicaba “trabajo servil” y extracción de excedente a los productores directos por tributo, sin embargo, hoy es claro que la propiedad es capitalista y las relaciones son salariales. Y Lewis como todas las grandes corporaciones se mueven en un mercado capitalista global.
Pero, el feudalismo también era “soberanía fragmentada”. O sea, la capacidad de los señores locales de ser la autoridad política, policial y judicial en su “feudo”, y condicionar la autoridad del monarca. El capitalismo actual muestra avanzados signos de esa descomposición de la soberanía de los estados, en función de intereses privados y la ordenación del mercado mundial. Y eso lo que descarnadamente vemos en Lago Escondido, las tierras de Lewis.
A pesar de que las grandes sociedades suelen ser impersonales, grupos de accionistas y gerentes, sin dudas hay nombres emblemáticos como Soros, Gates etc. Uno de ellos es el de Lewis quien desde la década de los 90 asentó su capital en nuestro territorio realizando una pluralidad de inversiones en energía. Los 90 fueron la amplia consolidación de este modo de funcionamiento capitalista que en nuestro país hizo estragos de la mano del menemismo. Lewis se convirtió en un decisor político por sobre nuestras instituciones y “nuestros” políticos. Lewis se apropió en el sur de nuestro país de varios territorios cuyo objeto no es la producción sino la “recreación” y la construcción de un centro de coordinación logístico, lobbista y conspirativo destinado a diseñar grandes políticas de gobierno a nivel argentino e internacional.
Allí se reúnen, conspiran y generan acciones destinadas a gobernar de hecho, diversos representantes de grupos de poder nacionales y extranjeros. Como salió a la luz recientemente con el escándalo de la reunión conspirativa de jueces, periodistas y políticos, expresiones locales de la degradación de la soberanía nacional y de las estructuras estatales que deben ejercerla. Ya hacía años, antes de que el escándalo reciente saliera a la luz, Lago escondido era centro de un poder paralelo, como se vio con las visitas asiduas de Mauricio Macri o del presidente Obama, que salieron a la luz.
Lewis no solo dispone de 12000 hectáreas que rodean un lago, sino de otras tantas en la costa en las que tiene una pista de aterrizaje para aviones de gran porte. Pista que no está cubierta por ningún radar argentino; ni las FFAA ni ningún organismo de regulación de la navegación aérea saben, cuándo, ni cómo, ni quienes llegan o salen por ella.
Si bien como sabemos los problemas de nuestra dependencia (ya elevada casi a condición semicolonial) se extienden a lo largo de nuestro país con la ocupación de territorios para el saqueo de recursos, de ríos y puertos para el control de nuestra logística, de servicios y finanzas para dominar las palancas de la vida nacional. Deuda para volvernos burdamente tributarios, de empresas para producir lo que ellos necesitan de la forma que ellos necesitan. Y de millones de km 2 con base en Malvinas ocupados militarmente para arrebatarnos el Atlántico sur y la Antártida. Lo cierto es que Lago Escondido es una muestra cabal de cómo funciona el poder transnacional y como nos domina. Allí la economía y la política se unen transparentemente a la luz pública. Pérdida de soberanía con un territorio cerrado a los argentinos, un poderoso empresario dueño de resortes de poder económico, y centro de conspiración política donde el poder económico se transforma en poder político, por sobre las instituciones democráticas.
Marcha por la soberanía hacia Lago Escondido.
Las leyes argentinas señalan con claridad que todos los lagos, ríos, mares son públicos; y que hasta 15 m de la máxima creciente son de libre tránsito. Por lo tanto, el acceso a ellos debe ser garantizado. Allí está el tema por el que Lewis y sus tributarios tienen problemas para cerrar completamente el acceso, y por donde el pueblo organizado puede intentar romper las fronteras del feudo extranjero. Con esa herramienta en la mano ya hace 9 años venimos presionando y avanzando para quebrar la resistencia del enemigo extranjero y sus cómplices y matones locales. Y así mostrar que se puede vencer en muchas otras situaciones de sustracción de soberanía.
Mucho se estuvo diciendo y mucho más haciendo. Las palabras estuvieron respaldadas por hechos. Esta vez 60 compañeros avanzaron por el “camino de montaña”. Es un muy difícil camino de varios días que permite llegar a la cabecera oeste del lago, para desde allí cruzarlo con kayaks transportados en el viaje y desembarcar en la cabecera este, donde se encuentra la mansión, para salir por el camino de Tacufí hacia la ruta 40
Mientras el resto avanzaron por los accesos de la ruta 40 donde nace el camino de Tacuifí, que es el único público, que permite llegar al lago a cualquier persona, y que matones de la empresa se han apropiado y cerrado con una reja. Tanto en el Lago como en los accesos de la ruta, los matones intentaron frenar la Marcha.
Pero se presionó en varios lugares superando las previsiones de los grupos de choque de la empresa. Por uno de los accesos un grupo de 8 compañeros entró y llegó al camino, recorriéndolo para salir por la entrada principal pública. Allí los matones atacaron salvajemente a nuestros compañeros dejando varios heridos, no discriminando entre mujeres y hombres. El tema fue que los múltiples avances descolocan a los grupos de choque, y respondieron con una violencia contra caminantes desarmados con un número de atacantes abrumador. Cuestión que deberán responder ante la justicia.
Un “detalle” que muestra el poder del enemigo merece ser señalado. Los heridos fueron atendidos en la zona y dados de alta como si tuvieran lesiones menores. La mala situación física de dos de los compañeros hizo que se hicieran un nuevo estudio en Bariloche. Allí con las mismas radiografías los médicos vieron con claridad que uno tenía costillas rotas y el otro fractura de tibia y peroné con desplazamiento. Lo que debe hacer sospechar de mala praxis y complicidad dolosa del personal que los auxilió en el Bolsón. Eso no se hace ni en la guerra.
Para empezar dos cosas debemos señalar de esta 7 marcha por la soberanía
Primero. Se avanzó más sobre las tierras apropiadas por el extranjero. Y más violenta fue su respuesta. Que la violencia se desplegó por grupos privados ante los ojos de la policía. Y aquí hay otro punto, que señaló una compañera en frente de la frontera de Lewis. Fue la situación "paradójica" de que estábamos 300 argentinos durante días presionando para que otros 60 argentinos pudieran salir de un lago argentino, pero se encontraban detenidos por un extranjero mediante fuerzas privadas no estatales. Delante de la policía. Lo mismo sucedió con una represión que produjo heridos, delante de fuerzas estatales. El estado argentino actúa frente a Lewis y sus tierras como si fueran la frontera de un país vecino.
Segundo. Al final estuvimos solos. El pueblo, los patriotas en realidad no estamos solos ya que somos argentinos de verdad, no solo “gente que nació acá”, sino hombres y mujeres que sentimos nuestro país. Pero cuando hay que definir la lucha, por palabra, obra u omisión, el poder político nos abandonó, como ha abandonado a nuestro pueblo en mucho más que un lago.
Esto es así porque la soberanía no es nuestra, los gobiernos solo gestionan orden y seguridad para "los dueños". Y los argentinos de buena voluntad que haya, son minorías neutralizadas por la decisión general de aceptar las condiciones del poder
Y los dueños son la frontera donde el estado nacional se detiene. Como en la tranquera de Lewis se detienen políticos y FFSS.
Por eso nuevamente se afirma que el camino es construir nuestro proyecto nacional. Y luchar por él. Volver a hacer a los argentinos dueños de nuestro país. Terminando con los actuales dueños y sus gerentes, porteros o animadores políticos, periodísticos o judiciales.
Dejamos unos cuantos lastimados cierto, pero cada golpe que recibieron los compañeros es una medalla. Y habrá muchas más sin dudas. Porque los que quieren ser dueños de todo no resignan su poder fácilmente.
La lucha por la patria es un honor y el que no se golpea nunca es porque no se mueve, y la quietud y resignación consolida el statu quo; volviéndonos cada vez más débiles. La lucha, el movimiento, nos da experiencia y nos fortalece.
En la marcha construimos un marco de unidad y lucha por una causa patriótica, antiimperialista y popular. Debe sostenerse y extenderse a muchos más frentes.
Malvinas, el lago, empresas, ríos, petróleo, minas, servicios, cultura, medios...
Nada es nuestro hoy. Todo está para recuperar.