Una nueva falsificación de Güemes por parte del Partido Unitario
Por Emanuel Bonforti*
Hace unas semanas se debatía en torno a la celebración del feriado del 17 de junio. Los grandes medios se deleitaban sobre la inclusión de un feriado más en el calendario, anteponiendo el sentido común hegemónico que exacerba la implicancia negativa que tiene esto.
De esta manera quedaba desdibujado el personaje central del la fecha, el General Martín de Güemes, héroe popular de la Guerra de la Independencia. Era de esperarse que desde los medios de Buenos Aires la mención del personaje y su validez histórica queden reducidas a una disputa por el calendario. El diario La Nación con un modo pedagógico de características mitrista destacaba la gesta resistente de Güemes durante las guerras de la independencia, además sostenía, "Bajo su mando, las ciudades de Salta y Jujuy y su campaña defendieron al resto de la Argentina sin ayuda exterior". Vale mencionar que la idea de Argentina como tal no figuraba en el ideario de Güemes ya que aún la nominación del país y la delimitación de los límites lejos estaban de adquirir su configuración actual.
La clase política vernácula no queda ajena a esta discusión. Dentro de los políticos que aparecen como impulsores de la celebración figuran el senador salteño Juan Carlos Romero y el gobernador Rodolfo Urtubey quien agradeció tanto al Congreso de la Nación como al Presidente por promulgar la ley. El gobernador caracteriza la gesta de Güemes de manera similar a la narración histórica que propone el diario La Nación, en declaraciones sostiene que Güemes "simboliza a toda este rincón de la Patria, también a los jujeños, tucumanos, santiagueños, catamarqueños, riojanos".
Entre la farsa y la falta de respeto con las que los medios dedican su tiempo a bastardear la figura de Güemes deambula la ideología política de los funcionarios de turno.
Sin embargo, este cuadro de situación es seductor para la construcción de razonamientos que limiten con la historia contrafáctica. A partir de esto es tentador realizar algunas preguntas disparadoras ¿Personajes políticos mencionados anteriormente hubieran acompañado a Güemes en su gesta, hubieran desafiado el poder de Buenos Aires cuya clase gobernante ponía piedras al proceso libertador?
Pero estas preguntas no deben ser vistas como un planteo meramente histórico sino que forman parte del debate político del presente. Nuevamente con el caso Güemes la política pasa a ser la historia del presente como diría Arturo Jauretche, la discusión y justificación del feriado y los actores que estuvieron detrás de su sanción nos permiten pensar desde el presente el pasado.
Jorge Enea Spilimbergo en el artículo "Güemes y la ‘gente decente’ de Salta" menciona que Güemes a diferencia de Artigas obtuvo el indulto póstumo del Partido Unitario y esa gloria póstuma servía para tapar el asesinato de Güemes por parte de la oligarquía salteña. Al calor de los acontecimientos uno podría inferir que el Partido Unitario condecoró al nuevamente al General.
Entre el bazar de diferencias que se podrían mencionar entre Güemes y el Partido Unitario del ayer y el de hoy, podríamos aludir que con el asesinato de Güemes quedaba clausurada definitivamente la pérdida del territorio Alto Perú, al que hoy conocemos como Bolivia. Esto se daba por dos motivos, con el crimen de Güemes se pierde un actor fundamental cuyo ascendente en la región y capacidad de cohesión comunitaria generaban lazos de comunicación estables con las autoridades altoperuanas, en segundo lugar porque el Partido Unitario que gobernaba Buenos Aires no contemplaba un futuro en común entre el Alto Perú y el Río la Plata, para el Partido Unitario los altoperuanos eran parte de la casta del chocolate. Con lo cual es posible rastrear la persistencia de esta concepción de rechazo a la región del Alto Perú por parte del diario La Nación presentando a Güemes como un sujeto ajeno a la geografía y la idiosincrasia del Alto Perú.
Un segundo elemento de las diferencias entre Güemes y el Partido Unitario es la política económica impulsada por el liberalismo unitario del puerto, de tendencia libremercadista y que propiciaba la eliminación de barreras aduaneras, la consecuencia directa de esta política implicó la destrucción de las industrias locales e indirectamente significó la emergencia de un actor social que acompañó todo proceso de resistencia ante el avance del liberalismo a lo largo del siglo XIX y XX y de forma contemporánea nutrió la base social de Güemes: asistimos al nacimiento de la política gaucha.
A lo largo de su historia el Partido Unitario se identificó con políticas antinacionales en las que se antepuso el interés de una clase por sobre el conjunto de los intereses de las mayorías. Martín de Güemes va a poner en discusión esta orientación del Partido Unitario, no por su linaje de procedencia precisamente ya que el General provenía de la alcurnia salteña, sino por ser lo suficientemente flexible en su construcción política en un momento donde la patria se lo demandaba. El tenor de la lucha nacional encarnada por Güemes inevitablemente contiene un alto predicamento social revolucionario. En este punto su ideario emula al de Bolívar, libertador que debió modificar su posición ante la realidad social de su entorno y comprendió que la cuestión nacional -es decir la lucha por la soberanía- solo era posible en la medida en que sea acompañada por una política redistributiva en la base social que lo escoltaba.
El Partido Unitario al sabotear el proceso independentista, al dar la espalda al pueblo del antiguo Virreinato priorizando sus intereses sobre el resto de los sectores populares obligaba a Güemes a resguardarse en los sectores plebeyos de Salta. Esto implicó un cambio de escala en el proceso independentista, de una guerra nacional a una guerra social, donde el origen de la lucha nacional que motivó la emergencia de Güemes debía radicalizarse; de la lucha por los derechos políticos se pasó a la revolución agraria y a una política distributiva. A partir de estos acontecimientos la oligarquía salteña firma el certificado de defunción al General.
La flexibilidad del pensamiento político de Güemes le otorga dotes de estratega y de creador, en este punto, el General como otros libertadores hace gala de la frase “o inventamos o erramos”. El gaucho Güemes de formación militar clásica parte de un Ejército de línea regular debe acomodar su táctica militar a un escenario particular ante un enemigo numéricamente y materialmente superior. De esta manera promueve una guerra de guerrillas gaucha, todo un desafío a la lógica y tradición militar de la oligarquía salteña. Al modificar la táctica y al priorizar la guerra de guerrilla, Güemes otorga centralidad al gaucho y a su cultura de resistencia.
El breve recuento de diferencias entre el Partido Unitario y el accionar de Güemes nos incita a reflexionar en qué medida Güemes para el Partido Unitario es efectivamente un héroe que forma parte de su panteón próceres. Surgen las cavilaciones sobre hasta qué punto el Partido Unitario del presente tiene intenciones de reivindicar la revolución agraria impulsada por Güemes. El Partido Unitario de ayer cuando condecoraba a Güemes y el Partido Unitario del presente cuando decide promulgar el feriado en honor al libertador no hacen otra cosa que cristalizar su rebeldía y propinarle un abrazo de oso con el objetivo de despojarlo de lo que más le duele al Partido Unitario: la justicia social que Güemes brindó a su base. Al arrojar a Güemes al bronce se esconde el deseo de la oligarquía de pensar en una Patria cada día más chica. Pero tarde o temprano le espera a la oligarquía una nueva emboscada de la Patria Gaucha.
* Historiador.