"El Bauen condensa la historia reciente de nuestro país"
Por Juan Ciucci
AGENCIA PACO URONDO: ¿Qué representa la lucha del Hotel Bauen en el marco de las empresas recuperadas?
María Inés Fernández Álvarez: Como han afirmado públicamente sus trabajadores, el Bauen condensa en varios sentidos la historia reciente de nuestro país[1]. Aunque es posible trasladar esta misma afirmación al conjunto de las empresas recuperadas en el caso del Hotel esta aseveración resulta aun más paradigmática. El Bauen se funda durante la última dictadura militar con un crédito del Banco Nacional de Desarrollo (BANADE) otorgado por el gobierno militar con el objetivo de la preparación del Mundial de 1978 localizándose en pleno centro neurálgico de la Ciudad de Buenos Aires.
En los años 80 y principios de nos 90 alcanzó su renombre siendo elegido para albergar reuniones de negocios y ceremonias políticas como eventos por la reelección de Carlos Menem en 1995. Hacia finales de la década del 90 y luego de años de trasladar las ganancias a otros emprendimientos como el edificio próximo Bauen Suites, el hotel es vendido a un grupo chileno.
A finales del año 2001 altamente endeudado el edificio cierra sus puertas, luego de pasar casi dos años en concurso de acreedores dejando desempleados a mas de 70 trabajadores. A comienzos de 2003 un grupo ellos constituidos en cooperativa recupera su fuente de trabajo y la pone en funcionamiento. En los años que transcurrieron desde entonces los trabajadores del Bauen gestionaron colectivamente el hotel, resistieron sucesivas órdenes de desalojo y abrieron el espacio a numerosas organizaciones sociales convirtiéndolo en un emblema no solo dentro del mundo de las empresas recuperadas sino del amplio y heterogéneo “campo popular”. Multiplicaron el número de puestos de trabajo que paso de 20 a 154, renovaron las instalaciones e hicieron del hotel un espacio para el desarrollo de actividades sociales y culturales variadas. En síntesis, el Bauen pasó de ser un símbolo del neoliberalismo a un emblema de la recuperación del trabajo y las luchas sociales. Un contraste que bien sintetiza los últimos 40 años de nuestro país.
No menos significativo es señalar la importancia del Bauen como símbolo de las empresas recuperadas no solo local sino internacional. Este caso, igual que otros casos mundialmente conocidos como Chilavert, Brukman o Zanon, ha trascendido las fronteras nacionales para inspirar otras luchas en contextos cercanos –como Venezuela, Brasil y otros países de América Latina- y más lejanos como Europa y Estados Unidos[2].
AGENCIA PACO URONDO: ¿Qué nuevas prácticas (sociales, laborales) transitan los trabajadores en estas empresas?
MIFA: Asumiendo el riesgo de resultar “romántica” diría que las empresas recuperadas son espacios que incentivan la creatividad y la experimentación en la elaboración colectiva de prácticas laborales, políticas, económicas y culturales. Esto no es sinónimo a afirmar que son nuevos sujetos sociales o que las practicas que desarrollan son –o más bien deben ser- alternativas al mercado y autónomas respecto del estado. Por el contrario, difícilmente existirían hoy las empresas recuperadas de no ser por una historia mucho más profunda de luchas desarrolladas en nuestro país por diversos sectores sociales, principalmente los trabajadores, que sedimentaron en estas experiencias. Cabe aquí agregar que esta denominación popularizó una gama más amplia de expresiones de luchas obreras por la fuente de trabajo impulsadas por diferentes tradiciones políticas en estos años.
Cuando digo espacios de creación entonces me refiero a algo que encontré en mis investigaciones sobre este tema –con otras recuperadas entre las que cabe aclarar no figuró el Bauen- sobre el modo en que en la práctica cotidiana quienes llevaron adelante estas experiencias –aun sin proponérselo de antemano- produjeron otros modos de trabajar, hacer política, vincularse con el barrio, etc. A modo de ejemplo, en algunos casos la rotación de los puestos de trabajo introducida con la recuperación de la empresa para cubrir puestos vacantes se tradujo en mejoras respecto de las condiciones laborales al evitar realizar una misma tarea que exigía permanecer muchas horas parado y permitió ampliar los conocimientos sobre el proceso de trabajo. Esto exige a mi entender que tengamos mucha prudencia a la hora de evaluar sus alcances, incluso en las preguntas que nos hacemos. Creo que uno de los principales problemas –sobre todo desde el ámbito académico que es desde donde yo me he vinculado pero creo que vale también mas allá de este espacio- ha sido depositar en las empresas recuperadas una infinidad de sueños, proyectos, anhelos propios y trasladarlos para evaluar sus resultados. Esto creo que impide pensar en el potencial concreto de las recuperadas que han sido infinitos a pensar de las enormes dificultades a las que se han enfrentado –incluyendo claro las tensiones, contradicciones, ambigüedades-. En principio parece casi evidente pero no debería serlo que diez años después han logrado no solo sostenerse sino multiplicarse[3].
AGENCIA PACO URONDO: ¿Cuáles son los principales problemas que tienen que afrontar las empresas recuperadas?
MIFA: Sin duda uno de los principales problemas ha sido –y lo sigue siendo- la precariedad legal. Ha habido avances importantes en esta dirección pero no lo suficiente para evitar que luego de diez años de autogestión 154 puesto de trabajo estén expuestos a ser perdidos por una orden judicial. Esto no debería formar parte del horizonte de posibilidades hoy e implica un padecimiento cotidiano para estas personas que enfrentan todos los días la incertidumbre de este futuro posible. Es sin duda una pelea que implica revisar nuestro sistema jurídico. La discusión no puede quedar en el plano de las voluntades personales, es necesario lograr avanzar en otra dirección para que, por ejemplo, mas de 10 años de trabajo, que implicaron inversión de recursos por parte de este grupo de trabajadores/as no quede invisibilizado. Es necesario salir de una lógica del apoyo subsidiario a las empresas recuperadas y otras formas de gestión colectiva del trabajo para evitar que estas decisiones sean posibles. Convencernos que son fuentes concretas de creación de empleo. Dejar de ubicarlas en un espacio marginal de la economía (de otra economía). Esto exige no perder de vista que en tanto cooperativas de trabajo no pueden estar expuestas a una lógica de la competencia en el mercado capitalista ya que su fin no es la acumulación. Y esto solo puede venir del Estado.
[1] Así lo señalaba un trabajador del hotel en una nota titulada “Cuando la música es una cooperativa,” publicada el 16 de diciembre de 2006 en Página 12.
[2] Como ejemplo podemos mencionar los casos de Fralib y Pilpas en Francia, Vio.Me en Grecia, Rimaflow y Officine Zero en Italia reunidos recientemente en un encuentro de economía de los trabajadores donde se intercambiaron experiencias de países lationamericanos, en especial Argentina, Brasil, Venezuela y México. Para el caso de Estados Unidos
[3] Según el reciente relevamiento elaborado por el Programa Facultad Abierta de la Facultad de Filosofía y Letras actualmente hay un total de 307 empresas recuperadas en todo el país, una cifra que muestra un signficativo crecimiento si tomamos en cuenta que para el año 2004 el total de casos relevados por el mismo programa era de 161.