Dos tesis en conflicto: ¿Cristina es parte del problema o de la solución?
Tesis 1- Cristina es parte de la solución
A favor de esta estrategia hay dos factores.
Uno es que aún conserva un liderazgo marcado basado en parte por un curriculum propio que está a años luz del resto, por solvencia conceptual y antecedentes de cargos ejercidos, y en parte por ser el blanco preferido de las campañas demonizadoras de la derecha. Un poder de convocatoria que aún menguado por el desgaste sigue siendo de los más altos si se lo compara con el resto de la dirigencia opositora, que tarde o temprano prevalecerá para encabezar una oposición y “ordenar” una fuerza opositora desde el peronismo como base.
El otro factor es la confianza en el efecto rebote del conurbano. Se basa en la contundente esperanza de que en algún momento gran parte de la población que votó a Milei, al PRO o que quedó desencantada de las opciones peronistas, especialmente la del conurbano, donde ya hace varias elecciones que aún en los lugares donde se gana, no se o hace por una diferencia considerable capaz de mover el amperímetro nacional y neutralizar lo que se pierde en los lugares más desfavorables de interior, el viejo efecto de dique compensador del conurbano que era tan exitoso en épocas de triunfos. Esta posibilidad fascina a sus sostenedores, es una especie de fe religiosa concentrada en un ámbito que es más geográfico que social, porque nada indica que los habitantes de esos distritos sean tan diferentes a los de su misma clase del resto del país, pero se cree que existe una "mística" especial que vincula esos territorios a un voto que volverá algún día agradecido a Cristina, después de un “click” de revalorización, sea porque un día se levante y les pegue un ataque de nostalgia que derive en bronca del tipo “miré la parrilla vacía del patio y recordé los asados que nos comíamos cuando gobernaba Cristina” o bien por evidencias más concretas como quedarse sin laburo o no poder pagar las tarifas.
El problema que la negación suele ser más fuerte que el desengaño, y aún los desengañados y decepcionados con Milei no necesiaramente vincularán ese estado de ánimo con una amnistía a Cristina y una regresión a su seno. Una clave final para entender el futuro de esta teoría es el tema de su condena, que fue ratificada por la Cámara y se jugará su suerte en una Corte Suprema totalmente contaminada por las negociaciones políticas para su conformación.
Tesis 2 - Cristina es parte del problema
La estrategia “sin Cristina” se basa en el uso del espacio abierto emergente que una ausencia de Cristina abriría. Primero tendríamos una líder atrapada en su propio refugio de La Cámpora, expuesta a sus modos odiosos de querer conducir a todas y a todos, si la dejamos desplegar las miserias de su egoísmo, los ataques despiadados a los que no se subordinan a sus órdenes, se perderían los residuos resistentes de su fanaticada incondicional- mucho más difíciles de medir en puntos electorales que lo se cree- pero se desplegaría un frente para ampliar a otras fuerzas que es todo ganancia.
Cristina tiene dos atributos centrales para ser parte del problema y no de la solución. Uno es su piso de imagen negativa muy difícil de remontar fuera de sus fans; para decirlo de un modo futbolero, de visitante Cristina te saca un punto de veinte. Otra que es consecuencia en parte de esto pero también de sus viejas cuentas pendientes, es la resistencia que implica la presencia de su figura a la hora de sumar otras fuerzas - ponele “de centro” - a un armado que parta desde el peronismo pero que se expanda lo más ancho posible en sus fronteras.
Dejar a una Cristina atrincherada en su rabia camporista y el fantasma de Máximo como conductor impuesto para cosechar todo lo que quede del otro lado que quiera ponerse en contra de Milei.
La capacidad de convocar invitados extraños del cristinismo es limitada por esas dos razones, la exigencia de subordinación total que pone como requisito a sus socios y la imagen negativa fuera de sus bunkers propios. Massa ha sido ejemplo y límite del alcance de esa posibilidad, porque el tigrense entendió que una forma posible de llegar es aceptar el liderazgo de Cristina pero postularse para el empleo de gerente externo que saben todos que ella necesita nominar toda vez que no cuenta con candidatos propios capacitados de pilotear. El tema es que a la hora de salir a buscar porotos afuera te quedás desnudo como le pasó en la segunda vuelta.
Y a propósito de segundas vueltas, tantos años de escenarios bipolares hicieron perder capacidad de análisis de los escenarios de tercios que suelen ser "tramposos", porque importa más la imagen negativa que la positiva. Se puede ser segundo con 30 puntos como Milei y ganar la segunda vuelta si se queda del lado contrario a la mayor negatividad. Al peronismo no le sirvió ni en 2015 ni en 2023 ganar con un 35-37, porque el resto es contra pura y en cualquier escenario de ballotage perdía. Ahora bien, puede que ese escenario de tercios no se vuelva a repetir, porque Milei va a aglutinar tras su peluca a todas las derechas bien disciplinaditas, entonces la clave está construir otro polo del lado contrario, de recrear una alianza capaz de romper esa rara virtud de concentrar rechazo. Y por ahora se está muy lejos de eso.