Por el camino de la Justicia Social
Por Juan Ciucci
"El mejor antídoto contra la violencia es lograr más inclusión”, aseguró CFK en el lanzamiento del plan Recuperar Inclusión. Fue un discurso sumamente interesante, en el que la Presidenta retomó una línea de discusión política y social que enfrenta los discursos que por derecha intentan hacer retroceder los principales avances de la década ganada.
Fue en una semana en la cual con los “linchamientos” de por medio, sectores opositores aprovecharon para poner en discusión las políticas inclusivas y el lugar de la juventud en nuestra sociedad, dos puntos nodales del modelo kirchnerista. La palabra de la Presidenta en Cadena Nacional obligó a reposicionarse a muchos de los que agitan discursos tremendistas.
Y el fundamento de las medidas retoma aquella frase de Eva Perón, donde existe una necesidad, nace un derecho. El plan Recuperar Inclusión contempla la construcción de 150 Casas Educativas Terapéuticas (CETs) y Centros de Prevención Locales de Adicciones (CEPLAs) con una inversión total de 1.993 millones de pesos. La construcción de una nueva SEDRONAR entiende a las adicciones como un problema de salud social, y piensa al otro no como un adicto, sino como un sujeto de derecho.
En ese marco Cristina remarcó: “terminemos con ese mito de que se drogan solamente los pobres, que los últimos procedimientos que se hicieron desde el Ministerio de Seguridad se hicieron sobre bandas de narcotraficantes VIP. La gran diferencia es, como siempre, que los narcotraficantes utilizan con los pobres drogas terribles, de bajísima calidad, que les rompen la cabeza. Los que tienen plata consumen de la buena. Hay que decir las cosas con su nombre, no hay que mentir más ni ser hipócritas”.
No sólo tenemos que ver en cada necesidad un derecho, sino comprender los elementos estructurales que llevan a esa necesidad. La pelea contra la estigmatización es parte fundante de la construcción de una nueva sociedad. Y esa pelea desestigmatizadora necesariamente se opone a los discursos que construyen los opositores, políticos y mediáticos. Propone nuevas lecturas sobre el delito y las posibilidades de combatirlo, rechazando la violencia y la justicia por mano propia. Un discurso que no se basa en encuestas televisivas o asesores de imagen, sino que se funda en una concepción política y militante.