La deuda sindical del kirchnerismo
Por Santiago Gómez
La permanencia del término “politización” para referirse a hechos políticos, es un resabio del discurso de la antipolítica que aún persiste. Bien despectivo debemos recordar. Quien lo utiliza busca menospraciar aquello a lo que se refiere. El paro de hoy es corporativo, político y partidario. Nada tiene que ver con la fuerte devaluación reciente. La retrasada y necesaria devaluación reciente, que decidió la Presidenta, lo que la torna imposible de ser considerada anti popular, aunque como toda medida de ese tipo, afecta en mayor medida a los sectores populares. La medida demostró que la conducción del Estado y de la economía argentina, sigue en manos del Poder Ejecutivo y que a pesar de que hubo una desaceleración en el consumo, el mismo no se detiene. Aún resta esperar unos meses para poder ver el impacto real de la misma.
El paro de hoy, como todo paro, es político y partidario, porque quienes adhirieron al mismo tomaron partido. Partieron la realidad y decidieron ponerse del lado de enfrente del gobierno nacional. De ese lado se encuentran, como siempre, los minúsculos partidos de izquierda, que siempre están contra el Estado, y que le deben al kirchnerismo la representación parlamentaria, porque si no era por las PASO no había modo de que se unieran. También le deben a Hugo Moyano la posibilidad de participar de un paro, ya que con unos poquitos delegados y sin la conducción de ningún sindicato, no se toman medidas de este tipo.
El paro de hoy es un paro corporativo, por sobre todas las cosas. El corporativismo no es propio de los medios de comunicación, ni mucho menos. Están los sindicatos, las asociaciones de profesionales, las entidades rurales, que anteponen el interés del sector al que representan, por sobre el del conjunto de la sociedad. El líder de los camioneros es un ejemplo de esto, se alejó del gobierno nacional porque no le dieron los cargos que quería.
La primera disputa pública que le hizo al kirchnerismo reclamando cargos fue en el acto de River de octubre del 2010, pocos días antes de la muerte de Néstor Kirchner. Cristina le tuvo que recordar que ella también es una trabajadora. Las distintas centrales de los trabajadores representan la poca participación sindical de los trabajadores. Y mucho se debe a las prácticas corporativas que algunos sindicatos aún mantienen.
La retórica antisindical, propia del discurso antiperonista y antipolítica, regó los medios de comunicación durante todo el período democrático reciente. Al sindicalismo se lo quiso hacer responsable de lo que Alfonsín no supo, no pudo o no quiso hacer. Esto explica que hayamos pasado de un 67% de tasa de afiliación en 1985, a que al 2012 “el 39% de los asalariados registrados pertenecientes al sector privado de la Argentina trabaja en establecimientos en los cuales se ha elegido al menos un delegado sindical”, según informó la Encuesta de Indicadores Laborales, elaborada por el Ministerio de Trabajo de la Nación. Por eso es vital defender al sindicalismo cuando se lo ataca. El discurso de la antipolítica, que intentó hacer de la palabra sindicalista, sinónimo de delincuente, negro, borracho, vago, grasa, aún persiste. Y persiste entre la clase media kirchnerista.
En el día de hoy circuló a través de la red social de unos que se creen ilustrados, que tienen cinco veces más seguidores que el Facebook de APU, una foto ampliada de un falso ticket de supermercado de barrio, con una foto falsa de Hugo Moyano al lado en musculosa blanca, pantalón de pijama y una lata de cerveza en la mano. El ticket describe las compras arrancando por una mansión de lujo, una camiseta de algodón, pijama de caballero, cadenita con medallón, pulsera de plata, lata de cerveza y pantuflas. Termina con un “romperle las pelotas a todo el país no tiene precio”. ¿Qué diferencia hay entre esa descripción y las cámara de TN mostrando las latas de cerveza en las movilizaciones sociales o el racismo expresado por Lanata cada vez que abre la boca? La estigmatización del sindicalismo caló muy hondo y es preciso combatirla.
El kirchnerismo tiene una deuda pendiente en materia sindical. Después de diez años de gobierno, Andrés Rodríguez, que se llenó de dinero mientras el menemismo desguazaba el Estado, continúa al frente de UPCN. Con la cantidad de compañeros de Unidos y Organizados que hay trabajando en el Estado no se le disputa a Rodríguez la conducción del sindicato. Cavalieri continúa, continúa Barrionuevo. Esperemos que la buena noticia de que quienes componen Unidos y Organizados hayan convocado a sus militantes a afiliarse al Partido Justicialista y disputar espacios ahí dentro, continúe con la recuperación de la conducción de los sindicatos, por parte de fuerzas nacionales y populares, que pongan el interés del conjunto, por sobre el del sector al que representan.
El kirchnerismo no está dando en los medios la discusión sindical. Bien vendría revisar el manejo de fondo de las obras sociales y recordar que fue Onganía quien hizo el traspaso de los recursos a los sindicatos, a lo que siempre Perón se opuso.