El Indio en La Plata: volver a comulgar

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El Indio en La Plata: volver a comulgar

10 Abril 2014

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Por Juan Ciucci

Primero fue el rumor, la noticia, algo incluso que no terminaba de creerse. Pero la aparición de El tesoro de los inocentes terminó por confirmarlo: Patricio Rey ya no estaba entre nosotros. Ese comienzo solista fue transitado entre la emoción y el dolor, por aquello que ya no podría ser.

Ese gran disco era un motivo festivo ante la ausencia ricotera. Y marcaba un retorno a La Plata, en varios pasajes de El tesoro y en los recitales que sirvieron para presentarlo. Aquella ciudad, la del comienzo del mito, era el centro al que retornaban las huestes redondas. Esos recitales, incluso el primero de los dos que dio, fueron los más ricoteros de todos los que brindó el Indio como solista. Estaba muy fresco el recuerdo del Rey Patricio, y las bandas continuaban las viejas prácticas y los similares conflictos.

Desde lo musical fue la puesta a punto de una banda que comenzaba a construirse, y la primera vez que se escuchaban las diferencias en las versiones de los temas del pasado reciente, sin tener ya a su lado al hombre de los ojos de cielo. Las bandas volvieron a mostrar su fidelidad, y a romper algún pequeño sueño del Indio por tocar en lugares más chicos.

Fueron permanentes los cánticos para que “se vuelvan a juntar”, algo que se recrudeció ante el anunció de la visita de alguien “querido por todos ustedes”. Quien apareció fue Sergio Dawi, el domingo, que ahora retorna en esta nueva aventura sonora llamada Pajaritos, bravos muchachitos. Y con él los otros redondos, Semilla y Walter Sidotti, presencias que se espera ver en escena en Gualeguaychú. Hoy, ese retorno, no parece tan imposible.

En aquel 2005, la alegría del reencuentro convivía con el dolor de las ausencias, arriba y abajo del escenario. Por el final poco prolijo de la banda, que llegó incluso a estallar en los medios de comunicación. Aquella frase posterior de Semilla, “Si Patricio Rey tuviera piernas, los cagaría a patadas en el culo”, era la sensación de miles. Esa ruptura abrió tiempos de pocas certezas, pero con un tesoro compositivo intacto. Una excusa más que importante para volver a reunirnos, para comulgar en el ghetto de los pibes.

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