De los Podestá a Francella: la huella del actor popular

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De los Podestá a Francella: la huella del actor popular

03 Junio 2014

Por Maricruz Gareca

Entre los días 4 y 5 de junio el Museo del Libro y de la Lengua será escenario del Primer Coloquio del Actor Popular, un encuentro entre investigadores del ámbito teatral que tiene como objetivo  “consolidar un campo específico destinado a la investigación de este estilo de actuación, como modo de preservar un auténtico patrimonio cultural intangible de nuestro país”.

Con la participación de investigadores provenientes de la historia, el teatro, el cine, las letras, y las ciencias de la comunicación, como también de diversos artistas, el encuentro se propone rescatar y brindar un homenaje a las figuras que formaron parte de la tradición actoral popular, iniciada a comienzos del siglo XX de la mano de los Hermanos Podestá y que incluye actores y actrices como: Enrique Muiño, Luis Sandrini, Tita Merello, Luis Arata y Alberto Olmedo, entre otras.

Yanina Leonardi, integrante del GETEA (Grupo de Estudios de Teatro Argentino y Latinoamericano de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires), es una de las investigadoras que, junto a Karina Mauro, coordinan el evento. En una charla con la Agencia Paco Urondo, Yanina nos brindó un panorama sobre lo que significa ser un Actor Popular Nacional, sus figuras más relevantes, al tiempo que rescató algunas de las figuras del teatro y la televisión actual que, de alguna manera, heredaron parte de esa tradición actoral – como Guillermo Francella, Luis Brandoni y Diego Capusotto.-

APU: En primer lugar, nos gustaría que nos cuentes en qué consiste el Primer Coloquio del Actor Popular.

Yanina Leonardi: Somos un grupo de investigadores que trabajamos en la Facultad de Filosofía y Letras, tenemos un grupo de investigación que se llama GTEA, que tiene ya muchos años, y que tiene varios estudios que se hicieron hace ya unos años sobre cuál es la poética actoral del actor nacional popular. Nosotros venimos trabajando a partir de distintos proyectos y decidimos continuar esa tarea para recuperar esta tradición tan importante que, en cierto modo, está en riesgo y que tiene figuras muy significativas para nuestra cultura como pueden ser Enrique Muiño, Tita Merello, Luis Sandrini, también los Hermanos Podestá que son los fundadores de nuestro teatro nacional.

Intentamos con este evento consolidar este campo de estudios desde un lugar interdisciplinario, convocar a investigadores de distintos ámbitos que van a venir a trabajar sobre figuras concretas de nuestra cultura como puede ser Alberto Olmedo, por ejemplo.

APU: ¿Qué significa ser un actor popular, cuáles son las estéticas que se entrecruzan?

YL: Una de ellas es la tradición circense, es el origen. Hay determinadas características que tienen que ver con el manejo del cuerpo, también el concebirse como trabajadores, son actores que viven de este trabajo, que es ser actor o actrices. Hay muchos recursos propios que se mantienen a lo largo de toda esta tradición y que uno los puede reconocer fácilmente, por ejemplo, en Alberto Olmedo, en Francella, en Sandrini  y que tienen que ver con su relación con el público, sus gestos, su forma de humor.

Lo que sucedió con esta tradición es que se fue perdiendo, quedan muy pocos representantes, en general todas las figuras que integran esta tradición son muy queridas por el público, pero digamos que dentro de los que son los lineamientos culturales de nuestro campo teatral primaron otras estéticas, otras poéticas y ésta fue marginada; y nuestro intento es rescatar esa tradición popular nacional desde los estudios académicos, en cierto modo para recuperarla también, tiene ese propósito el Coloquio.

APU: Respecto a la recepción del público ¿consideras que sigue existiendo una identificación con los actores que en la actualidad recogieron parte de esta tradición?

YL: Con estos actores populares siempre hay una identificación porque, en general, representan determinados tipos: el tipo del barrio, determinados tópicos propios de nuestra cultura popular. En general, siempre el público se identifica con ellos, siempre hay una conexión desde lo afectivo, lo que sucede es que los lineamientos de nuestra cultura nos llevan a observar positivamente otros tipos de actuaciones, y todo aquello que no esté legitimado por determinados teatros oficiales o por la crítica, cuesta que sea concebido como cultura y como cultura nacional. También, obviamente, esto esta mediatizado por posicionamientos ideológicos; hay un caso puntual que va a ocurrir durante el primer peronismo que es que muchos actores populares –Tita Merello, Luis Sandrini, Enrique Muiño, Enrique Santos Discépolo- van a participar decididamente de presentaciones, eventos porque en ese contexto fueron interpelados como trabajadores, y hubo muchos reconocimientos a nivel laboral que hicieron que estos actores se hicieran cargo de lo que estaba ocurriendo social y políticamente en el país en ese momento. Obviamente que post ’55 el saldo fue muy negativo para estas figuras, muchos de ellos fueron prohibidos, no pudieron trabajar y costó, a posteriori, insertarse dentro del campo artístico. También, muchas de esas estéticas populares y de esas manifestaciones van a quedar muy cercanas al peronismo y, obviamente, eso va a ir en desmedro de una legitimación.

APU: ¿Qué actores ves hoy que se puedan pensar como herederos de la actuación popular?

YL: No quedan muchos, sin embargo Francella es un actor netamente popular, Luis Brandoni también más allá de que él tiene una formación académica pero es un actor popular que uno puede reconocer en muchas de sus actuaciones, como en ese programa que él hacía en los ’80 –“Buscavidas”-, Capusotto también es un actor que trabaja con muchos procedimientos del actor popular, quizás no sea un actor popular cien por cien pero sí tiene una conexión con esa tradición. En general, como les decía, estos actores son bastante marginales y les cuesta obtener la legitimación por parte de la crítica, por determinadas instituciones culturales y un caso concreto puede verse con Francella y su situación posterior a la participación en El secreto de sus ojos y después aún más del Oscar, es un actor que tuvo que negociar determinadas cuestiones dentro del campo intelectual para poder llegar a determinado reconocimiento; no es que antes no fuese un buen actor, siempre lo fue, lo que pasa es que su forma de actuar, sus orígenes, en general presentan como ciertos cuestionamientos porque, en nuestra cultura, priman otros actores, otras tendencias actorales cultas.

APU: En el caso de Olmedo, ¿cómo se juega este problema de la legitimidad?

YL: Bueno, también, el reconocimiento de Olmedo va a ser post mortem. Su carrera siempre fue exitosa y el éxito del público lo tenía constantemente, pero otra cosa era cómo era visto desde las instituciones, desde la crítica y cómo era cuestionada su forma de actuar, las cosas que hacía, el tipo de humor que manejaba. El hizo un sketch, junto con Javier Portales, cuando hacían Borges y Álvarez que en cierto modo hacía alusión a esas cuestiones, cuando hablaban de Grotowski y Stanislavski era un guiño a toda esa situación donde, obviamente, ellos eran totalmente ajenos a esas formas en boga en ese momento, porque la tradición del actor popular no tiene formación académica, es totalmente intuitiva, se pasa de tradición en tradición, es por herencia, es por experiencia en los propios ámbitos en el escenario, en los ámbitos de trabajo concretamente. Pero, bueno, su reconocimiento es posterior a su muerte, no el reconocimiento del público, sino de determinadas instituciones legitimantes, culturales que lo reconocen posteriormente; hoy en día nadie duda que Olmedo sea representativo de nuestra cultura, pero en los ’80 eso no era de ese modo. Hoy en día nadie duda que Luis Sandrini o Tita Merello son figuras representativas de esa cultura, pero no sé si consideran a Francella, que es un representante de esta tradición de ese modo.

El 1° Coloquio del Actor Popular se llevará a cabo los días 4 y 5 de junio en el Museo del Libro y de la Lengua (Av. Las Heras 2555). Entrada libre y gratuita, sin inscripción previa.