Luna Park unido y organizado

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Luna Park unido y organizado

15 Agosto 2014

Por Matías Bustelo

Pasados algunos días y ciertas mal intenciones mediáticas, el acto que el martes pasado brindaron en el Luna Park las fuerzas políticas encolumnadas en Convocatoria Popular, Proyecto Nacional y Unidos y Organizados dejó mucha tinta en el tintero. En primera instancia hay que apuntar que se trató de un evento masivo, que llenó las instalaciones del mítico estadio cubierto con algunos militantes más que los consignados por Clarín o La Nación (fueron arriba de 10 mil). Además hay que rescatar algo que estos dos medios de comunicación masiva soslayaron: el acto mostró la amplitud del espectro político dispuesto a apuntalar el proceso iniciado en el 2.003 por Néstor Kirchner y tras el cual, como pasó contadas veces en nuestra historia, el país no será el mismo.

Peronistas viejos y jóvenes junto a comunistas tradicionales, socialistas espantados por el binnerismo de “libre mercado” junto a radicales Nac&Pop. También estuvieron representadas fuerzas nuevas y ya masivas, que nacieron a la luz de la lucha por la vivienda, el movimiento piquetero o el protoestado asambleario de los años bizagra 2.001-2.002. Entre ellas pican en punta el partido Miles, de Luis D’Elía y el mariottismo, tras Proyecto Nacional. Así, el puño y la rosa de la tradición de avanzada (si se tolera el oxímoron) de Alfredo Palacios, que hoy danza bajo la guía de Jorge Rivas y Oscar González, se pudo encontrar con la V peronista de la victoria de Gabriel Mariotto y el puño rojo de la banda de Patricio Echegaray. Lo que se vio en ese acto, presentado así, lejos de ser una melange buscando su oportunidad para dar el zarpazo político fue, en realidad, una amalgama tendiente a demostrar que el proyecto nacional tiene sustento, bases, masas fuera del PJ y una sola alternativa: profundizar en su sentido nacional y popular. Y agreguemos otro camino en el cual profundizar: el latinoamericano.

“Patria o buitres” fue la consigna convocante, pero los oradores plantearon mucho más que resistencia discursiva a la especulación financiera. Plantearon, inclusive, internacionalismo y unidad. En ese sentido, estas palabras de Luis D’Elía en el escenario, dichas con vos cascada y conmovida: “estoy orgulloso de pertenecer a esta identidad donde hay comunistas, socialistas, cristianos, humanistas, peronistas, radicales, gente de todas las diversidades posibles, pero sobre todo, hay una militancia que tiene alondras en el alma y leones en el pecho”. Eso, nada menos que unidad, es lo que lograron expresar esas más 10 mil almas reunidas a 208 años del día de la reconquista de Buenos Aires a las armas del imperialismo inglés, efeméride recordada por todos los oradores.

Unas de las más aplaudidas palabras fueron las de Eve de Bonafini, quien fiel a su candor de siempre, preguntó si los argentinos tenemos “las bolas bien puestas”, ratificó la conducción de Cristina Fernández, pidió a los jóvenes no cansarse ni abandonar la lucha, expresó que a la presidenta no hay que pedirle todo sino apoyarla y ayudarla, escogió el mito de Prometeo para ilustrar la muerte de los buitres y afirmó que entre patria y buitres hay poco que elegir. Allí recalcó su elección (que en el Luna pareció la de todos): “Patria. Y Patria Grande”.

Mariotto y Andrés “el Cuervo” Larroque expresaron, por su parte, el amor peronista a los progresos populares registrados en los últimos años en nuestro país. Pero, sin quedarse en la mera enumeración de logros del pasado reciente, se animaron a dar una vuelta de tuerca buscando definir el rumbo de lo que viene. ¿Por qué otra cosa, si no, el “Cuervo” aventuró que “el gran cambio es cultural”? En retroceso palpable, el neoliberalismo y su lógica del “yo lo hago, tu lo compras y todos vendemos” sigue vigente en nuestro país. El “Cuervo”, esta vez, visualizó el tiro de gracia que los argentinos encolumnados tras el proyecto nacional y popular deben dar al neoliberalismo para llegar a buen puerto. Néstor y su buena sombra, en las banderas militantes, parecieran querer ser el sello de ese quiebre político. No en vano el “Cuervo” recordó, con lágrimas y la voz quebrada, que la última vez que había estado en el Luna Park fue en aquel famoso acto de la juventud peronista del 14 de septiembre del 2.010, cuando el entonces diputado nacional Néstor Kirchner desafió a todos sus médicos y brindó sus palabras a los jóvenes para brindarse en el que fue su último acto masivo.

Después del Luna repleto de esta semana, queda claro que la única vía posible dentro del kirchnerismo no es asumir, edulcorados, algunos discursos de la derecha para poder seguir replanteando el modelo de Estado Benefactor como si una crisis financiera y social mundial no estuviera a las puertas, también, de nuestro país. Después de este Luna queda claro que la vía es muy otra y anda de la mano del fortalecimiento de la integración regional, de la lucha contra los especuladores del norte y sus aliados nacionales, de la unidad de las fuerzas del campo popular y del progreso popular, sin ajuste alguno, con certezas de futuro en Patria Grande.