Gracias totales
Por Gabriela Margarita Canteros
En el fondo de casa de Viviana (“lavivy”) nos reuníamos a escuchar música. Ella vestía pantalones rasgados, musculosa y camisa a cuadros, por descarte hacíamos lo mismo. Teníamos un viejo cajón de recuerdos. Al viejo pueblo no llegaban las revistas de moda sino pasado un par de meses, incluso un año, y si llegaban era muy difícil que alguna de nosotras las compráramos, los precios eran inalcanzables. Nos ingeniábamos para realizar recortes de diarios a color y armar nuestras estampas de música. Vivy, que tenía sus padres separados, viajaba a Bs As seguido y nos proveía de los últimos cassette de moda.
Escuchábamos a Nirvana, era nuestro favorito por esas épocas, pero bailábamos al ritmo de Soda Stereo. Éramos un grupo de 8 muchachas rebeldes. No bailábamos con hombres, ni usábamos faldas, no porque no nos gustasen, era una forma de romper con la tradicional y arcaica cultura jujeña. De vez en cuando invitamos a un solo chico a la casa donde nos juntábamos, que para estar entre nosotras tenía que comprar la bebida. Esos pibes eran felices, entre mujeres que no permitían machistas en sus filas. Solo por estar, allí.
Era nuestra rebeldía, el Rock Nacional sonaba de fondo, reflexionábamos sobre la vida, la intolerancia de los adultos, nuestro pueblo era pequeño y parecía desierto, pero para cada una de nosotras era la ciudad de la furia, cada muchacho era un amor descartable, los paseos al río eran un camino entre las piedras, el volcán chileno que expulsaba cenizas hacía temblar la tierra...., todo era amor y toda música sonaba ligera al lado de Gustavo.
El temblor en las piernas era la ebullición de nuestra adolescencia, una balada de libido que no sonaba patética, ni santurrona, sino pura pasión demencial, acorde a nuestros sentimientos indomables por ese entonces. Era el día de la elección reina de la primavera, en el 86, y la banda había grabado en el Pucara de Tílcara: los músicos dejaron de ser músicos para convertirse en semidioses en nuestra región.
El nombre de SODA STEREO surgió de los populares sifones, los músicos decían que su arte era como burbujas, no tenían las pretensiones trascendentales semánticas de Nirvana, como el ciclo de la vida sin fin, era un nombre latino, popular y argento; su música y letra eran paradigma para la nueva juventud que despertaba a la democracia.
Creo que solo Gustavo nos podía explicar; cómo la vida uso su cabeza como un revolver, sus letras fueron los poemas que describieron nuestra adolescencia y nos acompañaran durante toda la existencia. Incluso hoy cuando le cante a su madre que ha perdido una batalla, nosotros te veremos volver ¡¡¡Gracias Totales Gustavo Cerati¡¡¡