"Queremos superar el vicio de consumir sólo entre fotógrafos los libros de fotografía"
Por Borias Katunaric y Santiago Azorey
APU: ¿De qué se trata el proyecto autogestivo que están encarando?
Hernan Vitemberg: El año pasado nos juntamos cuatro fotógrafos amigos después de haber caminado diferentes experiencias de autogestión y decidimos armar una editorial de libros fotográficos con la premisa de que conozcan trabajos documentales o de autor con fuerte temática social y que, en su mayoría, no tienen demasiado espacio para la difusión.
APU: Sería como las tantas de editoriales de poesía, de literatura, que se están encarando ahora, pero de fotografía....
HV: Partimos de entender que desde los inicios de la fotografía, el libro de fotos fue siempre algo selecto, privativo de algunas clases sociales. Nosotros pensamos un libro de fotografía accesible a muchas personas.
Nuestra idea, desde el principio, fue generar libros de muy buena calidad, a un precio accesible para la gente. En ese sentido, el primer libro que encaramos el año pasado fue La gran casa, una propuesta de cien páginas de Walter Sangroni, un miembro de la cooperativa que cuenta la historia del Monteagudo, un centro de integración para gente en situación de calle. Allí se refleja una mirada positiva de estos paradores sobre los que uno quizás tiene un estereotipo negativo.
Este libro lo pudimos financiar a través de una plataforma de las tantas que hay, conocidas como crowdfunding, que en Argentina se llama Panal de Ideas. Esto nos permite vender anticipadamente el proyecto del libro para, después, poder ir a la imprenta y materializar el objeto para su distribución entre los compradores de la primer instancia, que apostaron al proyecto, como a los futuros lectores que quieren imágenes.
Este año nos propusimos abrir el campo de crónicas visuales y lanzamos un concurso abierto con un único condicionamiento: que los trabajos tenían que ser documentales o de autor. Nos llegaron cien trabajos, de los cuales seleccionamos siete laburos muy buenos tanto por su calidad fotográfica, técnica, como temática. Eran cuestiones que nos interesaban tocar, tanto por lo social como por como por algún otro vuelo más poético acerca de la sociedad.
APU: ¿Cuántos son en la cooperativa?
HV: En la cooperativa actualmente somos cuatro, tres acá en la Argentina y un compañero en Brasil, que se fue a vivir allá hace poco. Entre todos coordinamos, cada uno tiene una tarea un poco más concretas, pero nos juntamos todas las semanas, craneamos formas de llegar, tratamos de ir a escuelas de fotografía para presentar el proyecto.
APU: ¿Cómo logran hacer publicaciones accesibles si los costos de impresión de los libros de fotografía son altos?
HV: Un poco lo que ya te decía, la autogestión tiene algo hermoso que es poder laburar con compañeros y llevar a cabo una idea que nace de la nada. Es ponerle el cuerpo a un proyecto con un fin concreto: aportar un pequeño grano de arena a un cambio general, a una especie de paradigma que existe. Somos una editorial muy pequeña, pero nos movemos en un circuito muy under de fotografía, de fotógrafos más sociales si se quiere, donde debatimos un poco lo mismo: ¿Dónde están estos nuevos espacios de difusión? ¿Cómo salir de los medios clásicos? ¿Cómo vivir de la fotografía? ¿Por qué elegimos ser fotografos?
Sobre esta última pregunta podria decir que lo hacemos porque nos gusta, porque es nuestro medio de expresión, pero la idea es poder llegar a la gente con nuestras historias también. En ese sentido, usamos medios como Panal de Ideas para financiar una parte, la otra parte es mucho trabajo nuestro de hacer contactos, de generar entrevistas, de cargarnos el libro al hombro y llevarlo casa por casa, conseguir lugares nuevos donde no nos chupen la sangre con las comisiones de ventas, lugares que tengan otra lógica, que se emparenten más con nuestra forma de pensar.
APU: ¿Qué caracteristicas tiene el proyecto actual?
HV: El libro se llama Siete Crónicas, es el segundo libro de Crónicas Visuales: el primer trabajo es un libro de Rodrigo Claramonte que habla de la ciudad, es un trabajo en blanco y negro que busca las luces y las sombras en la ciudad, altos contrastes para hablar un poco de cómo somos, quizás una masa dentro del cotidiano de la ciudad; las imágenes son muy bellas, con un vuelo muy poético, donde aparecen personas en la luz dentro de tantas sombras.
El segundo trabajo es de un chico francés que se llama Benoist-Antoine que hizo su laburo en un taller textil en Once que no es un taller clandestino, pero que sigue una lógica de autoexplotación, de armarse en una oficinita, laburar bocha de horas y que todo el edificio esté lleno de talleres textiles, y si bien no hay un patrón esclavizando o generando esa situación, es la propia costumbre cultural que hace que se generen esos medios. Todo el laburo gira en torno a la intimidad que generó el fotógrafo con la gente que laburaba ahí y las situaciones que ocurren. Es un laburo en blanco y negro.
Después está el trabajo de Melisa Scarcella que se llama Dicotomia Incruenta, que es un laburo autobiográfico de retratos con una técnica muy linda que es pintar con luz. Ella habla de la fragilidad de la existencia a través de estos retratos, es un laburo bastante introspectivo que también tiene una carga poética tremenda.
El cuarto laburo es de Cecilia Anton que nos habla del parto en casa y de la violencia obstétrica. Es un tema bastante latente y que generó un nivel de intimidad fotografiando una pareja de amigos que decidieron tener a su hijo en casa, y después hizo todo un seguimiento de estos parteros que tienen una propuesta distinta, saliendo de la institución hospital que, a veces, genera un poco de violencia en el cuerpo de la mujer.
El quinto es de Mariano Frisoli en el que siguió a Andrea, un travesti que de día es mecánico y de noche se transforma en Andrea y cuenta eso también. Todos los trabajos tienen esa unidad, que es que generan una intimidad tremendamente hermosa y profunda para generar esa sinceridad de imágenes; uno cuando ve las fotos se da cuenta si son robadas o si son el proceso de un acercamiento previo. Mariano logró eso con Andrea y cuenta la historia de su elección y de todo su entorno familiar.
Por último, tenemos el laburo de Victoria Irene que cuenta la historia de PPB, ella le pone así a su fotografiado que es un ex preso social que tiene HIV. Ahí cuenta un poco la historia de cómo es posible recuperar dignamente una vida, cómo importa en verdad el presente, más allá de lo que fuiste alguna vez en tu vida; cómo él puede recuperar su vida y ser sostén de su familia.
APU: ¿Lo están financiando a través de Panal de Ideas?
HV: Si, nos quedan 25 días más o menos para que concluya el proyecto en Panal de Ideas. Lo interesante de esta plataforma es su propuesta en la que uno puede presentar cualquier tipo de proyecto y pide un monto determinado de dinero en un tiempo, y si no se llega al objetivo concreto, a las personas que apostaron con dinero, se les devuelve la plata. O sea que no hay ningún tipo de riesgo para el comprador. Nosotros estamos casi seguros de que va a salir, estamos al 60% del objetivo, y nos quedan estos días para llegar a más personas que no sean nuestros amigos y familiares que nos quieren mucho.
APU: ¿Cree que existe un salto respecto al libro anterior?
HV: Este libro que estamos haciendo ahora va a ser un libro superador al libro anterior. Va a tener 152 páginas, blanco y negro y color, y va a ser tapa dura, por un precio que estamos pensando de $150 pesos —si lo pensas, es casi $1 la página, es increíble— , relegando realmente en esta primera etapa, nuestra ganancia, de vuelta en pos de generar algo nuevo, queremos que sea una propuesta interesante para el público, que salga del circuito, que supere el vicio de los fotógrafos: consumimos entre fotografos libros de fotografía.
La verdad que es hermosa la fotografía, son hermosos estos trabajos y vale la pena que lo conozca todo el mundo. Por eso tratamos de que el libro de fotos sea como cualquier otro objeto de consumo, que esté circulando y genere costumbre.
Info: www.cronicasvisuales.com.ar