Filas en debate en las veredas del Cervantes

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Filas en debate en las veredas del Cervantes

13 Marzo 2015

Por Juliana Corbelli

El Ministerio de Cultura de la Nación abrió hoy el Foro Internacional por la Emancipación e Igualdad, a cargo de la Secretaría de Coordinación Estratégica para el Pensamiento Nacional, cuyo objetivo reside en “actualizar el mapa político-intelectual que proponen los dispositivos alternativos a la hegemonía neoliberal tanto en América Latina como en Europa”.

Unas horas antes de la apertura, las columnas de ingreso se dividían en prensa, público en general y acreditaciones varias. Llegué a la esquina de Av. Córdoba y comencé la aventura. Seguí hasta Cerrito, volví a doblar y, al ubicarme al final del hilo de nodos humanos, ya rozaba muy cerca de mi punto de partida. Pude observar que pese al sol y la espera, todos estábamos entusiastas: el mate, los sándwiches a preparar, los refrescos varios. Me quedé sin saber que de esa vereda escribiría una crónica con debate alternativo, encontraría charlas apasionadas y predisposición magistral a los encuentros espontáneos de conversación política.

-¿Qué regalan?, preguntó el purificador de agua que bajaba de una combi publicitaria.

-Pensamiento, le respondí.

Marta (su nombre lo supe después), repitió acompasada: “Pensamiento”. Detrás nuestro Víctor, Carlos y Juan (esto también lo supe después porque se  preguntaron los nombres) junto con sus compañeras, continuaban en su charla, a la que yo recién ingresaba como oyente:

-Hay que bajar la línea, dijo uno esquivando las gotas de los aires acondicionados.

-Los partidos políticos opositores podrían haber sido mejores. Ese es el problema, potenció el de al lado.

-No nos tenemos que enfermar si perdemos,  dijo el otro.

-A lo mejor hasta es saludable, a ver qué hacen….

Mientras tanto, una joven con quien no se había abierto ninguna complicidad, me preguntó si la primera mesa era a las 15. Cuando se lo confirmé, a los ojos me dijo: “Yo te abandono”.

-Tenemos que seguir, acentuó Carlos.

-¿Cómo es tu nombre?

-Carlos.

-Europa perdió su riqueza al ceder la moneda. A Latinoamérica no debe pasarle lo mismo, Carlos.

Marta resolutiva y precavida, ya para ese entonces del avance, había decidido partir hacia la pantalla de la plaza, que se dispuso en diagonal. En ella encontré a una mujer del corazón de Palermo que llevaba una novela titulada “La miseria de la felicidad”, o algo así, en italiano. “Es un libro que yo traje de un viaje, me dedico al turismo”. “Soy pensante, laburadora del mango, viajo en colectivos blancos”, me fue contando durante la conversación. Yo la escuchaba, mientras que ella dejó de dirigir la vista hacia los costados, casi en modo rítmico y, puntualmente, me preguntó. “¿En qué diario trabajás?” Después de un rato y habiendo notando una estirada sonrisa de complicidad, Marta, mi vecina, sacó el programa del foro. Lo había fotografiado de la pantalla de su computadora y lo tenía en su celular: ella a mi vista me hizo recordar el recuadro que yo, por decirlo desde el  oficio, había "corregido" la noche anterior. “Los griegos y Podemos van a estar mañana, por ellos vengo. Porque a mi parecer los intelectuales norteamericanos como Chomsky, siempre les falta el último paso. Y están con el establishment.” Justo en la escucha ahora del grupo, volví a pensar en que la mujer me había dicho que ella había vivido en el exilio y que no es posible percibirlo, y repitió con acento “percibir” hoy lo que han sido el exilio y el terrorismo de Estado.

-A Anguita yo le tengo desconfianza, qué querés, siguió uno del grupo.

-Nooooo, ¿cómo decís?

-Caparrós mostró la hilacha.

-Es un periodista, eso es peligroso.

-En Miradas habla de un “populismo” como si fuera peligroso.

-Está bueno el matiz que ponés. El tipo hace un balance de los últimos diez años. Yo no recuerdo nada puntual que yo vea, terminó el joven Juan.

La discusión saltó por temas diversos: quiénes son del núcleo duro, dónde está la conciencia crítica, el peligro del otro. Y alguien acentuó:

-Altamira es peligroso como el otro.

-No hay que desperdiciar ni un solo tipo.

-¿Es peligroso? ¿Decís que es el enemigo?

-Sí, porque es el tipo que distrae. No puede llevar a la práctica.

-El enemigo más fuerte es el imperialismo, los yankis. Los Magnetto, los Macri, los Roca. Ese es el núcleo, remató.

-¡Zamora! Él hace crítica, él piensa. Él siempre dijo lo mismo, el único que se levantó del asiento cuando vino Bush. Solo, ¿eh?

Y hablando de los daños, el lugar funcional a la derecha o de la imposibilidad por ocupar un cargo, uno retrucó que Altamira era un mal menor. Que los partidos políticos opositores eran “cipayos” y que el problema residía ahí mismo.

-Ahhhh, sigue avanzando, dijo uno de atrás ilusionado.

-No, es que lugar, en la pantalla, tampoco vamos a tener.

-Yo diría que me voy a la plaza.

-Vos no te preocupes que vamos a tener sombra y nos vamos asentar en la tierra y nos vamos a manchar los championes, dijo el cordobés al Víctor setentón.

-Del partido -dijo un nuevo amigo disertante- me dicen que Cristina está en la Casa, abre los palcos a las cuatro. Si no entramos acá, nos vamos para allá.

-Y allá tampoco vamos a entrar, cerró su joven compañera.

Mientras se escuchaban las risas sobre el happy hour de los bares de Cerrito, casi lográbamos  la intersección abierta con Córdoba. Y pese a la desesperanza momentánea, el grupo se condicionó entre aplausos que de no ingresar al teatro, habría de ir a la pantalla. “Total esto lo vemos por televisión”, propuso el del partido. Yo sabía certeramente que el foro además comparte un enlace del encuentro online, pero decidí no decirlo y continuar escuchando porque seguro ellos ya lo saben y yo, al fin y al cabo, no dije ni mu. Cuando alcanzamos la avenida central, pasó uno para decirnos que no había más lugar, que fuéramos a la plaza. Víctor, quien desde un principió dudó de la posibilidad, resolvió:

-Yo me voy para allá muchachos. No sé ustedes.

-¿Pero quién lo dijo? ¿Quién es este?

-¡Pero qué pensamiento conspirativo! Yo le creo.

-Si uno se queda es porque habría una pequeña esperanza. Es porque querés creer.

Después de la frase, del calor del debate alternativo y el encuentro de pensadores urbanos, decidí seguir el desarme de la fila hacia la pantalla. Perdí de vista a todos, Marta, Juan, Víctor, Carlos. Y cuando me senté, anoté las fórmulas del:

“Yo soy”

“Yo creo”

“Estamos aquí”

“Hagamos”

“Podemos”

“Vayamos”

“Tenemos”

Y al final, después de percibir sí los tonos entusiastas o los cuentos por la campaña pro adoquines de Marta de Palermo, o tal vez del silencio compartido con los otros, en la fila de debate alternativo de la manzana del Cervantes, entendí que había lugar para ser sujeto, para creer, para el estar en otro nuevo espacio de discusión.

-Si uno se queda es porque habría una pequeña esperanza. Es porque querés creer.

Y no, el “pensamiento” no es un regalo purificador, podría ser un gesto activo que se construye y deja a algunos con el beneficio de la pregunta. Aunque cause asombro o sorpresa a los transeúntes por las cámaras, o la cantidad descomunal de personas que deciden continuar el pensar de la emancipación, en un escenario, delante de la pantalla que se elija, somos iguales, y también sobre las veredas: como otros medios.