Tres meses de Macri: las palabras desnudas
Por Resistiendo con Aguante - Neuquén
Las medidas implementadas por el gobierno de Mauricio Macri afectan cada vez con mayor fuerza a la vida cotidiana de cada unx de quienes viven en el territorio nacional. Por un lado nos encontramos con la suba de precios que tiene el ritmo y la constancia que tiene el aumento del dólar (llámese devaluación), mientras que por otro las paritarias en ninguno de los casos llega a mantener y mucho menos aumentar el poder adquisitivo de lxs trabajadorxs.
A estos aspectos se suman otras medidas que se pueden entender luego de escuchar el discurso de Mauricio Macri en el inicio de sesiones ordinarias del Congreso de la Nación.
En este sentido, la democracia, atravesada por los medios masivos de comunicación ha logrado en muchos aspectos que la práctica política se convierta en práctica discursiva, incluso muchas veces en discusión semántica, dejando de lado su aspecto pragmático. Así, las palabras narcotráfico, pobreza y corrupción toman el centro de la disputa política-mediática.
Como señala Verón, la dimensión del poder es aquella que pone en relación a nuestro discurso-objeto (a todo discurso) con sus condiciones sociales de reconocimiento. La forma en que éstas se hacen presentes en un discurso es a través de efectos de sentido. El poder se hace presente a través de efectos de creencia. Un discurso, entonces, tendrá poder siempre que logre captar creencia y adhesiones. Siempre que hablemos de efectos estaremos hablando de la forma en que los discursos son recibidos/consumidos. Así, con la complicidad de los medios hegemónicos de comunicación, no faltarán quienes crean en la posibilidad de diálogo y consenso planteada por Mauricio Macri en el mismo momento que en las inmediaciones del congreso las fuerzas policiales reprimían violentamente a trabajadorxs que se manifestaban por sus fuentes de trabajo.
El discurso busca disimular el efecto real de sus prácticas por eso se permite hablar de revolución energética luego de paralizar las obras de Atucha II.
Nunca pudo (creemos que tampoco podrá) hablar con orgullo de las estatizaciones de Aerolíneas Argentinas, YPF, el sistema ferroviario y de la ANSES (entre otras), sin embargo sí pronuncia convencido el enorme despilfarro de las arcas del estado. Un despilfarro que en su discurso se combina con “corrupción” a la vez que pone de guardián de esas arcas a Federico Sturzenegger quien está PROCESADO por el mega-canje del 2002. Quizás sea ingenuo creer que la condición de procesado alarme a una parte de la sociedad ya que la mayoría de su gabinete está en esa situación, incluso el mismísimo presidente fue votado en ese estado de gracia.
Lo que llama pobreza cero se vio en jaque en una parte del discurso ya que los números no cierran y mucho menos cuando la ineficiencia del estado se suplanta con las grandes ganancias de los grupos económicos concentrados a los que les volvió a hacer un guiño hacia el futuro.
Un momento verdaderamente perverso y paradójico se dio cuando habló del “flagelo” del trabajo en negro, tema sensible y real en el que queda mucho para realizar, pero que pierde su credibilidad al enterarnos que su esposa es Juliana Awada (y sus talleres clandestinos) y en el palco aplaude eufórico el Momo Venegas.
En este breve recorrido llamará la atención la NO mención a políticas de Derechos Humanos. No es que se quiera omitir, sino que de ellos sólo extrajo la expresión Nunca más, a modo de pose, a fines que busquen una adhesión que es imposible sin ser vacía. Incluso no fue capaz de referirse al golpe del 76 como corresponde: GOLPE CÍVICO-MILITAR.
La educación es considerada por Mauricio Macri como instrumento de eficiencia y calidad, que sólo puede medirse de manera económica. Es así que nos imaginamos quienes quedarán afuera.
Ni una sola mención a los despidos, a la detención ilegal de Milagros Salas ni los despidos y las represiones. Ahí es donde el discurso se convierte en un brutal acto.
También se vanaglorió de arreglar con los fondos Buitres, para así pedir deudas y que puedan aparecer más buitres para poder pedir más deuda ad infinitum, o hasta que llegue un nuevo Néstor. Quizás no sea necesario hablar de los resultados a los que lleva la deuda. Sin embargo tiramos un datito: 2001.
Quedó mucha tela para cortar y por eso será necesario retomar estas palabras para entender que no mienta, pero sí que busca disimular el avance de un modelo neoliberal y represor que cada vez nos oprime más.
Por último un contraste que resulta más esclarecedor que cualquiera. En la tapa del diario La Nación había un textual de Macri que en el uso de una retórica mediocre se preguntaba: “¿Cuál es el país que sueño?”. Hace poco más de doce años Néstor Kirchner no dudaba, y nos contaba que venía a proponernos un sueño.
Es innegable que estamos en un mundo de exclusión donde aquel que excluye se refugia de manera exclusiva en su posición económica, posición que se sustenta en lo que Mauricio Macri denominó “Aventura personal” eliminando cualquier rasgo de solidaridad y construcción colectiva.
Así el Gobierno actual y sus representantes hablan de armonía, consenso, diálogo en un mundo basado en la justicia, a pesar de las perversiones de un sistema que se empeña en excluir y de eliminar cualquier tipo de bienestar inclusivo, priorizando las relaciones con aquellos que siempre buscaron nuestro sometimiento.