Resindicalizándonos: no fue magia
Por José Cornejo *
Es importante entender cómo se está dando este camino de unidad entre partido del campo popular y movimiento obrero organizado. Hay tres factores.
El primero, la relectura que constantemente hace la expresidenta de su gestión, y con ella La Cámpora que ha motorizado este encuentro.
El segundo, la perplejidad del movimiento obrero organizado, que nunca esperó tal agresividad por parte del gobierno de Cambiemos. Esto ha fortalecido a los dirigentes y las bases afines al kirchnerismo. En este sentido, hay que destacar el rol tremendamente coherente de SADOP, que desde el MTA de los 90s hasta la Corriente Federal Sindical siempre ha estado en el mismo lugar. Contra Menem y De la Rúa, con Néstor y Cristina, contra Macri. Otros gremios, como Molineros, también han recorrido este itinerario. Pero solo SADOP tuvo una renovación que le permitió participar con bríos de esta etapa.
El tercero y el que busco destacar, es el rol del compañero que hizo de enlace para que este proceso se vaya dando. En 2012, el novio de Susana Giménez, Facundo Moyano, decidió desarmar la Juventud Sindical, ya asegurada su banca de diputado. Con ello, quiso desandar el reencuentro histórico entre sindicalismo y organismos de DDHH. Pero el 24 de marzo de 2013, un puñado de compañeros, coordinados por el secretario juvenil de SADOP, Hernán Escudero, volvió a la Plaza de Mayo. Sostuvieron una Juventud Sindical comprometida con los valores fundantes del kirchnerismo.
Desde entonces, Hernán ha logrado muchas cosas. Sostener la Juventud Sindical y traspasar la conducción. Siempre pertenecer al kirchnerismo. Siempre cuestionar la línea antisindical. Sentar a Máximo Kirchner con un conjunto de dirigentes gremiales que pudieron expresarle su frustración al respecto. Y por fin, ser el anfitrión y presentador del acto de este jueves, donde quebró en llanto.
* Director Agencia Paco Urondo