Estela Díaz: "El mejor lugar para una trabajadora es su sindicato”
Por María Soledad Allende
APU. ¿Qué efectos tuvo en la de la CTA el paro internacional de mujeres del año pasado y que cambios se dieron a partir de esto en la organización?
Estela Díaz: En principio, lo que generó el paro internacional de mujeres del año pasado fue mucho debate, porque produce mucha tensión un llamado a paro desde un movimiento social feminista y de mujeres, siendo el paro un instrumento que tiene para el sindicalismo modalidades orgánicas en su convocatoria y organización.
Pero fue una oportunidad para poner en discusión el tema del trabajo. Nos ayudó a discutir qué es el trabajo de las mujeres. Nosotras, desde los ámbitos de género del sindicalismo, lo venimos trayendo hace tiempo. Pero me parece que por primera vez, empezó el movimiento más amplio a atravesar ésta agenda. Creo que las articulaciones han estado sostenidas históricamente por temas muy importantes como la violencia de género, los derechos sexuales y reproductivos, la participación política de las mujeres. Pero faltaba que los temas del trabajo y de la economía tengan mayor densidad y redes de mayor alcance. También fue la oportunidad de que las compañeras tomaran de forma creativa la iniciativa.
APU ¿Cómo se prepara la CTA para este 8M?
ED: Nosotras adherimos como CTA al paro internacional de las mujeres, el año pasado y este año también. Tuvimos una reunión de mesa ejecutiva nacional que definió adherir y convocar y que se realice el mismo según la modalidad que cada sindicato defina.
Cuando decimos que la modalidad sea el paro entendemos que tiene la fuerza de la palabra. Una sabe que el paro en un país como Argentina, donde el movimiento sindical tiene un peso significativo a la hora de plantarse frente al embate neoliberal para que no haya un retroceso mayor del que este modelo pretende, es una medida contundente. Este paro en algunos lugares se hará en el sentido clásico, pero también es la oportunidad de producir un paro activo, donde se hable con las compañeras del sector, se hagan asambleas, se realicen jornadas de lucha. Las mujeres que tienen un rol en la atención al público también tienen un diálogo con las mujeres de ese público, que en gran medida son trabajadoras. También hay que pensar como se incorporan creativamente medidas para la economía informal, para el trabajo doméstico, para las tareas sociales y comunitarias. Para hacer visible el trabajo de las mujeres, este paro simbólico y político debe tomar formas diversas.
APU ¿ Cómo se vienen dando los espacios de coordinación?
ED: Participamos de las asambleas de todo el país que se están preparando para el 8M. Pero además apuntamos a fortalecer la articulación intersindical de las mujeres. Esto ha venido creciendo en los últimos años y el paro del año pasado nos ayudó en éste sentido. Este año queremos profundizarlo con plenarios, reuniones, asambleas en los lugares de trabajo, con compañeras de distintos sindicatos y distintas centrales, porque este enlace de mujeres en lucha contra el neoliberalismo, las trabajadoras organizadas tenemos que lograr mayor visibilidad y fortalecimiento de nuestra organización.
APU ¿Cuál será el aporte de la CTA al 8M en términos programáticos?
ED: Nosotras estamos en proceso de elaboración del programa que llevaremos para el 8M, pero claramente la agenda del trabajo es una prioridad. Contra los despidos, denunciando que las trabajadoras vienen siendo las más afectadas. Contra las reformas previsional y laboral, porque tanto la ley de reparación histórica a jubilados y pensionados, como la reforma previsional afectan especialmente a las mujeres trabajadoras que no van a tener acceso a una jubilación digna. También estamos planteando el tema de las licencias, por ejemplo la licencia por violencia de género, la de responsabilidades compartidas en el hogar. Queremos que la relación trabajo familia y la agenda de cuidados se conviertan en una responsabilidad social, estatal y empresaria, y que deje de recaer de modo mayoritario sobre las mujeres. También la violencia laboral, no sólo la violencia doméstica, y el derecho a decidir sobre el propio cuerpo son reclamos históricos.
Nos gustaría plantear una consigna que es internacional: “El mejor lugar para una trabajadora es su sindicato”. No es casual que el neoliberalismo tenga una fuertísima política antisindical, que se inscribe en un discurso que liga el sindicalismo al negociado político y la corrupción. Es verdad que existen sindicalistas que son así, pero no son la mayoría, son miles quienes comprometen abnegadamente horas de su vida para transformar sus lugares de trabajo, y que son solidarios con sus compañeros, compañeras y otras organizaciones sociales. Ese sindicalismo, es en el que hay cada vez más mujeres jóvenes, y es al que nosotras apostamos, y este paro internacional de mujeres también tiene que ser una oportunidad para hacer visibles cuantas mujeres sindicalistas jóvenes , luchadoras, feministas hay que se involucran en la construcción de una sociedad con justicia social, con igualdad y sin discriminación.