La doctrina Chocobar detrás de las balas que mataron a Facundo Ferreira
Por AGENCIA PACO URONDO (Ilustraciones: Antonelle Rizzo y Vanesa Costábile)
Facundo Ferreira tenía 12 años y fue asesinado por la espalda por disparos de efectivos de la policía de Tucumán. El asesinato ocurrió el jueves 8 de marzo, en la capital provincial. El crimen de la fuerza de seguridad llega un mes después que la ministra de Seguridad de la Nación, Patricia Bulllrich, saliera a defender al efectivo de la policía local de Avellaneda Luis Chocobar, autor del homicidio del joven Juan Pablo Kukoc en el barrio de La Boca. Juan Pablo también fue asesinado por la espalda. Chocobar intentó justificar su accionar con un robo del cual presuntamente había participado el joven.
Sin embargo, Bullrich sostuvo que “Chocobar actuó de acuerdo a todos los protocolos y manuales que hemos elaborado sobre doctrina policial”. Además, la ministra aclaró: “Nosotros estamos cambiando la doctrina y hay jueces que no lo entienden”.
Los lineamientos de Mauricio Macri y Bullrich exceden la gestión nacional y avanzan sobre las Justicia, además de penetrar todas las líneas del conjunto de las fuerzas de seguridad provinciales, inclusive en las que gestiona el peronismo.
Eso explica que también bajo administraciones de gobernadores justicialistas ocurrieran situaciones graves de violencia institucional. En el caso de La Pampa, el ministro de seguridad del gobernador Carlos Verna, Juan Carlos Tierno, recomendó a Bullrich la necesidad de declarar la emergencia en seguridad en diciembre del 2015. Tierno tiene varias denuncias por abusos policiales y represiones ilegales. Ahora, el caso de Ferreira se da en Tucumán, donde gobierna Juan Manzur, exministro de Salud durante la gestión nacional kirchnerista. Su ministro de Seguridad, Claudio Maley, aseguró que “hay que preguntarse qué hacía un niño en la calle a esa hora”. Manzur prefirió el silencio.
La situación obliga al peronismo a definir sobre qué paradigma quiere diseñar la gestión de la seguridad. Durante el kirchnerismo, estuvo construido en la tensión entre una línea respetuosa de los derechos humanos y otra más proclive a la autogestión de las fuerzas de seguridad. Entre 2008 y 2010, una heterogénea coalición propuso ejes para pensar una “política de seguridad democrática”. Estuvieron incluidos dirigentes de todo el arco peronista, desde Agustín Rossi, pasando por Felipe Solá y hasta Hugo Moyano. Además, las firmas incluyeron a sectores de casi todas las fuerzas nacionales. Es necesario volver sobre ese consenso básico.
Disparos por la espalda
Está claro que la muerte de Facundo es el resultado de la doctrina Chocobar. Un mes después de las palabras de Bullrich, casi como si fuese un pedido expreso del Poder Ejecutivo, uniformados de la policía de Tucumán ejecutaron por la espalda a un niño de 12 años, con un tiro en la nuca y según Matías Lorenzo Pisarello, abogado del colectivo de derechos humanos ANDHES, el cuerpo tenía "innumerables balazos de goma y marcada en su rostro una patada". Mientras tanto, la policía local intentó armar e instalar la “versión del enfrentamiento”.
En el caso de Facundo fue la propia fiscal la que desmintió la versión de los agentes y aseguró que "no tenía pólvora en las manos", tal cual lo detalló Malvina, la madrina del niño. Luego, la fiscal cambió increíblemente su primera versión.
La pregunta sobre “qué hacía un niño en la calle a esa hora” es válida, pero desde otra perspectiva. Es necesario preguntarse qué sucedió con la vida de Facundo y los miles de jóvenes que resultan víctimas de la violencia institucional previamente a que una bala policial haya acabado con sus vidas. La situación económica y social de los sectores populares de nuestro país nunca pudo retrotraerse a los niveles del peronismo histórico. La combinación de falta de recursos económicos, alta desocupación y sistemas de salud y educación que no pueden dar respuestas resultó explosiva. El tejido social que el kirchnerismo intentó recomponer es hoy nuevamente destruido por el macrismo, ofreciendo un futuro inexistente para los Facundos de nuestra patria.
¿Cómo se llega a esta situación? Sería difícil en un editorial dar cuenta de todos los casos de gatillo fácil durante estos años de macrismo. Pero pueden señalarse algunos emblemáticos que dan cuenta de la emergencia clara de un nuevo paradigma.
Recapitulemos. En noviembre del 2015, Lucas Cabello, un vecino (20) del barrio de La Boca, sufrió un intento de fusilamiento por parte de la Policía Metropolitana que le dejó heridas graves permanentes. Un día después, la entonces gobernadora electa en la provincia de Buenos Aires, María Eugenia Vidal, justificó el accionar policial con una mentira.
Primer dato significativo. Vidal expresó con su mentira lo que sería luego un elemento del nuevo paradigma. En el caso de Cabello, el fusilamiento se justificó por un supuesto caso de “violencia de género”, que luego fue desmentido. La misma lógica se aplicó en este caso y en las situaciones protagonizadas por Juan Pablo Kukoc y ahora Facundo Ferreira.
Apenas un mes después, el 29 de enero, agentes de la Gendarmería Nacional entraban en la Villa 1.11.14 del Bajo Flores y disparaban balas de gomas contra niños y adolescentes. El resultado fue una decena de heridos, entre ellos varios chicos. Cambiemos inauguró una era en la que los niños empezaron a ser blanco de la fuerzas de seguridad. En ese contexto, Bullrich salió a defender a la Gendarmería.
El 1 de agosto del 2017, en el marco de una represión que incluyó balas de plomo 9 milímetros contra una comunidad mapuche en Cushamen (Chubut), desapareció Santiago Maldonado. El joven apareció muerto 79 días después. Durante todo ese tiempo la familia fue víctima de toda clase de operaciones por parte del gobierno nacional y de los medios de comunicación hegemónicos para esconder la responsabilidad del Estado en la desaparición del joven.
El sábado 25 de noviembre del 2017, mientras se debatía sobre el rol de las fuerzas de Seguridad en el caso Maldonado, Rafael Nahuel fue fusilado por fuerzas federales (Grupo Albatros de la Prefectura Naval) en Villa Mascardi, Bariloche. Nahuel murió de dos disparos en la espalda. Bullrich repitió el accionar de siempre: protegió y elogió a las fuerzas de seguridad.
Está claro que la violencia institucional no nació con el gobierno macrista. Desde AGENCIA PACO URONDO denunciamos esta problemática hace más de una década. En 2014 desarrollamos un área específica para pensar, difundir y cubrir sistemáticamente el accionar ilegítimo y disciplinador que las fuerzas de seguridad imponen a los sectores más vulnerables de nuestro pueblo.
Lo que sí ocurrió con el macrismo fue el nacimiento de un paradigma inédito en relación a las fuerzas de seguridad por lo menos desde la crisis de 2001/2002. El contexto nos obliga a replantearnos si todos estos hechos pueden englobarse en la categoría de violencia institucional. Ésta se vuelve insuficiente: se trata de algo mucho más grave, más profundo. Expresa una política de Estado que reivindica acciones que no son propias de un Estado de Derecho.