La OMS saca la transexualidad de la lista de enfermedades mentales
Por Eliana Verón. Foto Daniela Amdan
En el mismo día en que la Justicia argentina condenó a cadena perpetua al asesino de Diana Sacayán en un fallo que incluyó la figura de travesticidio, la Organización Mundial de la Salud (OMS) reconoció que la transexualidad no es una enfermedad mental.
La nueva clasificación de enfermedades fue publicada ayer lunes y será llevada al debate en la asamblea general del organismo el año que viene. La ICD-11, el nombre de la clasificación, tiene, como una de sus principales novedades, que saca la "incongruencia de género" -la transexualidad- de la clasificación de las enfermedades mentales, pero la deja dentro del capítulo de las disfunciones sexuales. Es decir, pierde la categoría de trastorno psicológico para quedarse en una cuestión física: la falta de adecuación del cuerpo al género que siente la persona.
"Queremos que las personas que padecen estas condiciones puedan obtener la ayuda sanitaria cuando la necesiten", explicó en rueda de prensa el director del departamento de Salud Mental y Abuso de Substancias de la OMS, Shekhar Saxena.
Si bien la actualización de la lista era una necesidad y una lucha de las organizaciones LGBTI por un cambio de las categorías patologizantes, desde el colectivo lo toman como un paso más en el camino hacia el pleno derecho. Úrsula Sabarece, militante y activista travesti trans de Chaco, asegura que la modificación es parcial, ya que “la OMS quita la cuestión mental de la lista, pero nos sigue patologizando para el resto de la práctica médica. Ya no somos trastornadas, ahora solo tenemos un ´desorden´ de identidad de género”.
En tanto, Ivana Gutiérrez, referente del Frente Travestis y Trans de Conurbanos por la Diversidad, dijo: "por un lado, es otro logro más adquirido por la comunidad travesti, trans y transexuales para romper con el estigma social que la salud también puso sobre nosotras. Y en Argentina se tiene que cumplir el artículo 11 de la Ley de Identidad de Géneros 26.473, con la salud integral, que los médicos y profesionales de la salud dejen de tener una mirada patológica sobre nosotras y que comprendan que somos personas con elecciones de vida y orientaciones sexuales diferentes. Ese sería el cambio rotundo".