Visita ocular a La Tablada: 30 años después
Foto: Infobae / Videos: El Diario del Juicio
Por Diario del Juicio
El escenario donde se sucedían los relatos aún no había sido visitado. Se escuchaban reiteradas referencias a lugares ocupados, bombardeados, incendiados. De habitaciones de aquel cuartel donde, en plena democracia, se instauró de facto la metodología de la violación a los derechos humanos. Había un mapa de La Tablada en la sala del TOCF4 de San Martín donde los testigos referenciaban sus relatos. Y al cabo del tiempo, terminamos todos y todas con una idea del lugar, y de cómo y dónde se dieron los sucesos.
Pero aún el tribunal no había visitado el cuartel, y creyó sanamente oportuno realizarlo ahora, en medio del juicio que investiga el asesinato y desaparición de José Díaz, uno de los 4 militantes del MTP que aún permanecen desaparecidos. La defensa, querella y la fiscalía pudieron entonces recorrer el predio, que con el paso del tiempo se ha modificado profundamente. Hoy pertenece a la Constructora San José; hay en un gran sector un supermercado, pero algunos de los lugares donde se sucedieron los hechos reflejan las huellas de su pasado.
Como querellante, Daniel Díaz pudo ser parte del grupo que visitó La Tablada. Este joven nacido en Nicaragua pudo recorrer por primera vez aquel lugar casi mítico donde se vio por última vez con vida a su padre. Esas filmaciones que en el tribunal lo mostraron rendido ante militares, fueron las imágenes que aparecieron en su mente durante el recorrido. En diálogo posterior con El Diario del Juicio, Díaz contó que sintió: "Fue algo muy fuerte, se visitó la Compañía A, la B, el comedor. El casino de suboficiales todavía está en pie. Y en el lugar del que salió mi padre cuando estaba en llamas, que está filmado, ahora hay un supermercado Easy, y tengo entendido que son ahora los dueños del predio. En la compañía A encontré huellas de tiros, vidrios destruidos, impactos de cañonazos", indicó Daniel, relatando tanto las huellas de la represión como las suyas.
Pero el dolor no fue sólo por lo pasado allí, sino por lo que sucedió en este 2019: en medio del recorrido, cuando se encontraban en lo que en 1989 era la planta alta de la Mayoría, desde donde el entonces Mayor Fernández Cuetiellos, máxima autoridad militar en el cuartel, hirió a la mayoría de los integrantes del MTP destinados a la Guardia de Prevención, Arrillaga comenzó a relatar su versión de los hechos a un grupo de gendarmes que, con visible atención, recibieron de primera mano su apología del Terrorismo de Estado: “Atacan la compañía comando y los rechazan. Había un oficial y dos suboficiales y logran armar un grupo de 15. Ahí los rechazan a los terroristas”. Tan aberrante fue su accionar que el juez Matías Mancini, que preside el tribunal, debió llamarle la atención y le puso freno a su desbocada perorata, mientra le explicaba que tiene el derecho a declarar en cualquier momento del juicio, pero que eso no era una declaración. Quizás parte de sus dichos puedan escucharse en el tribunal cuando declare el próximo 6 de marzo, según anunció su defensor, lo que sería poco habitual, ya que en los juicios por crímenes de lesa humanidad, los jefes suelen hacer uso del derecho a las últimas palabras, pero no declaran en el juicio, cosa que sí haría Arrillaga. Ya han pasado por el juicio otros reivindicadores de las violaciones a los derechos humanos perpetradas en La Tablada, y que no son muy diferentes que los relatos que pudieron leerse en los medios tradicionales de comunicación con motivo de los 30; reivindicaciones que hasta pudieron verse en la participación de funcionarios públicos en los "homenajes" militares realizados tanto en Pigüe como en La Tablada.
"Arrillaga realizó instrucciones a la gente de Gendarmería, le prestaron una silla para que diera su discurso, habló de los compañeros del MTP diciéndoles terroristas", contó Daniel a El Diario del Juicio. "Me llamó la atención cómo es escuchado todavía y cómo goza de impunidad, cómo es visto por la gente que lo rodea todavía con el esplendor de general. Me sentía impotente de no poder gritar, son cosas que tenemos que soportar y también que contar, para que se sepa cómo sigue funcionando el sistema".
Arrillaga ya está condenado a prisión perpetua por crímenes ocurridos en Mar del Plata durante el genocidio. Sin embargo, cumple la pena en su casa. Según el último informe de la Procuraduría de Crímenes contra la Humanidad del Ministerio Público Fiscal, de los 862 genocidas condenados, 641 están en sus casas con prisión domiciliaria. Arrillaga es uno de ellos. Llega todos los días especialmente para el juicio, y cuando la audiencia se acerca al final, saca su teléfono celular y avisa: “estamos terminando”, como quién hace referencia a una reunión de trabajo.
Se acerca el fin del juicio, donde los alegatos de las partes retomarán muchos de los giros inesperados que se han dado en este juicio, donde la mentira de la versión oficial de los hechos ha quedado al desnudo. Pero también reaparecerán las viejas acusaciones, la tergiversación de lo que pasó y la apología del accionar criminal de los militares. Parte de lo fundamental de estos meses en el TOCF4 de San Martín ha sido justamente esta oportunidad de volver a discutir una historia que muchos querían olvidar. Gracias al valiente testimonio de los militantes del MTP que sobrevivieron, hoy la sociedad sabe mucho más de aquellos sucesos y espera un fallo ejemplar que permita conquistar un poco de justicia, y que incluya la prisión efectiva para el genocida. Por José Díaz y por los compañeros desaparecidos de La Tablada. Pero también por los y las militantes que sufrieron largas detenciones, torturas, ejecuciones sumarias y desapariciones. Y sus familiares, que debieron esperar 30 años para conocer la verdad.