Valentín Javier Diment: “Hay una suerte de recuperación del enemigo interno”
Por Elías Alejandro Fernández
El documental, coproducido por su director y por Vanesa Pagani, intenta establecer un nexo histórico entre una oleada de casos recientes de violencia racista y homófoba por parte de un grupo neonazi marplatense con los hechos protagonizados por la Concentración Nacional Universitaria (CNU), una agrupación ultraderechista presentada en el año 1971, que cometió diversos actos de violencia incluyendo asesinatos en complicidad con las fuerzas policiales y militares. La película se nutre de la investigación que Felipe Celesia, Pablo Waisberg y Federico Desántolo, participantes del documental, realizaron para el libro La noche de las corbatas.
La ciudad de Mar del Plata es tal vez el destino turístico más conocido de la Argentina. Un balneario que se consolidó como destino del turismo social gracias a las reivindicaciones y derechos ganados por la clase obrera durante el peronismo, momento en que dejó de ser un lugar para consumo de una élite primordialmente europea. Es, también, una ciudad que tiene una gran población con tendencias de derecha. Según el último censo, realizado en el año 2010, Mar del Plata tenía más habitantes que nueve provincias del país. Es, también, la ciudad que oscila entre el primer y segundo puesto en porcentaje de población desocupada (estaba en el puesto número 1 al momento de realizarse el documental), y uno de los lugares preferidos por los represores para ir a vivir su época una vez retirados de las fuerzas.
Pero ¿cómo podemos rastrear una tradición de odio e intolerancia cuando ese tipo de discursos son tradicionalmente solapados en el disimulo y los eufemismos?
Afortunadamente, los representantes ideológicos de esta nueva oleada derechista parecen estar muy afianzados en sus posturas, por lo que su participación en el documental es abundante pero, sobre todo, es sincera. Así es como Carlos Pampillón, dirigente del Foro Nacional Patriótico (Fonapa), procesados por actos vandálicos en monumentos que recuerdan centros clandestinos de detención y un ataque al Centro de Residentes Bolivianos, no tiene reparos en hablar de un “nacionalismo germanófilo” como una opción, y define al nacionalismo como un “amor a la patria” sin el que no se puede avanzar, al tiempo que acusa a la izquierda de “inventar muertos” y “ser más astuta”. El abogado Cristian Moix, defensor de Pampillón y otros acusados por violencia neonazi, abandona un momento la entrevista y pide a las cámaras que no dejen de grabar para regresar con un libro que tiene una esvástica en la portada, alegando que tenerlo en su biblioteca no lo transforma en un nazi (a lo que alguien podría responder que alardear de ello en cámara quizá lo ubica un poco más cerca de serlo).
El gran trabajo de edición hecho en la película contrasta de inmediato las afirmaciones lavadas con relatos del horror. Las golpizas al militante anarquista Lucas Baima y al miembro de Amadi, Juan Martín Navarro, golpeado hasta una hospitalización de tres días en el marco de un ataque homofóbico, se linkean con la reconstrucción de un pasado donde crímenes del odio resultaron en el asesinato de la estudiante Silvia Filler, víctima en diciembre del 71’ de un disparo al azar durante un ataque de la CNU a una asamblea que se realizaba en la entonces Universidad Provincial de Mar del Plata y el crudísimo relato de la sra Marta García de Candeloro, secuestrada, torturada y abusada durante la “noche de las corbatas”, episodio en el que el gobierno de facto secuestró a once personas, entre las que se encontraban cinco abogados.
La feliz: continuidades de la violencia es un relato argumentativo que se mete en la polémica instaurada por estos grupos de ideales derechistas que ganan cada vez más espacios de visibilidad y que buscan polemizar a través de la manipulación de datos y el blanqueamiento de sus ideales, para hacerlos pasar como parte de un compromiso de amor a la patria. El documental pone a sus representantes en la palestra, les ofrece el micrófono y pone a jugar sus declaraciones con las de otras agrupaciones de ideología antagónica. Pero, sobre todo, los contrapone con la historia. Con el horror y sus resultados. Con los hechos de los que son parientes, cuando no herederos directos. Con un trabajo de archivo que rebate sus argumentos usando un leit-motiv que está muy en boga en las discusiones de bajo vuelo en las redes sociales: “datos, no opiniones”.
Entrevista con Valentín Javier Dimet, director de La feliz: Continuidades de la violencia
AGENCIA PACO URONDO: ¿Qué te lleva a hacer esta película en este momento? ¿Considerás que hay un recrudecimiento de las ideas de derecha, de intolerancia, no sólo particularmente en Mar del Plata, que se ve en la película una cuestión de continuidad histórica?
Valentín Javier Diment: El recrudecimiento de la derecha es completamente a título nacional. Lo de Mar del Plata es un excelente punto de observación para analizar un fenómeno nacional e incluso regional. El recrudecimiento de la derecha en este caso, en este país, está amparado y promovido por un poder judicial amigable con la derecha, un poder ejecutivo nacional amigable con la derecha, con ideas que tienen que ver con la represión, que tienen que ver con sostener un sistema de excesiva concentración de dinero y fuga de capitales, que sin la violencia no se puede sostener. Básicamente es nacional. De hecho, si bien no está la cosa caricaturesca neonazi, hay muchas manifestaciones de esto. Las manifestaciones en Tucumán, en el hospital donde una nena violada no al querían dejar que aborte a los 11 años, una nena de 11 años violada, esa gente, con esos niveles de violencia, también son los avances de la violencia de la derecha. Realmente se ve en todos lados. Hace dos semanas, en córdoba, se veían saludos de escuela secundaria a escuela secundaria haciendo el saludo nazi. Desde el vamos, donde hay un gobierno que está reinstaurando una idea que ya parecía superada, como es la teoría de los dos demonios, entendemos que estamos en un momento donde la derecha está siendo estimulada desde el gobierno desde el poder y desde los medios hegemónicos afines al poder.
APU: No hay un discurso desde lo institucional que condene todo este tipo de ideas y por ende hay una suerte de amparo. Un territorio amigable para que surjan este tipo de manifestaciones.
VJD: Sí, lo hay y si gana Macri, concretamente, y si siguen prosperando la corrupción judicial de modo que el poder judicial sea la nueva herramienta de control, así como fueron los militares en su momento, cada vez van a tener mucha mayor impunidad. Estos chicos fueron presos porque había un poder judicial que todavía no estaba completamente enviciado por lo que es hoy el poder judicial. La procuradora Gils Carbó mandó fiscales a investigar. Ahora no está más. Las presiones contra aquellos que todavía podían tener independencia de criterio y podían entender un punto de vista geopolítico en el cual estas violencias son para defensa de los explotadores -para decirlo de un modo medio contundente peor que me parece bastante justo- en la medida que esta gente vaya siendo desplazada con inventos, con investigaciones falsas, con pruebas plantadas, etcétera, etcétera, y no se pueda profundizar en la propia corrupción de ellos como en el caso D’Alessio, Ramos Padilla, etcétera, en tanto eso continúe cada vez van a tener más impunidad los grupos de agresión paraestatal. Porque los de agresión institucional ya están actuando de esa manera. La doctrina Chocobar es una autorización para la represión y la violencia institucional. Tantos ejemplos que tenemos: las represiones de las marchas de los trabajadores, etcétera.
APU: Hay como una suerte de nuevo enemigo interno, de pronto.
VJD: Sí, totalmente. Hay una suerte de recuperación del enemigo interno. Parecía que se había superado esa idea Macartista del chivo expiatorio, y ahora volvió.
APU: ¿Tenés idea de cómo evolucionó después de la encarcelación el caso de los neonazis?
VJD: Con los pibes que cayeron presos tengo entendido que no hubo ninguna novedad aún. Tengo entendido que no. Donde sí se pueden ver es en el entorno. Por ejemplo, Pampillón está haciendo campaña política y se postuló como candidato a Intendente en la lista de Olmedo. Después Olmedo se bajó y se quedó sin eso. Pero bueno, Pampillón está trabajando en conseguir un cargo electoral.
APU: Una vía que lo lleve a lo institucional.
VJD: Claro, sí. Su objetivo es ese. Es entrar a lo institucional, sirviéndose de la violencia. Luego Nicolás Márquez, que es casi su ideólogo, quien le baja línea teórica. Este intelectual de derecha que trabaja con Agustín Laje. Se juntó también con Milei y están haciendo ahora unas performances a los que están llevando cada vez más cantidad de gente. Tengo entendido que la vez pasada llevaron más de mil personas a un teatro. Pensá que mil personas llevamos nosotros con tres semanas de mostrar el documental, agitarlo, salir en medios no hegemónicos, porque ningún diario nos sacó crítica. Ni La Nación, ni Clarín hicieron ninguna crítica. O sea, lo que a nosotros nos lleva un montón de laburo, un montón de sacrificio y qué sé yo. Ellos con unas propagandas en Clarín y en La Nación, sobre todo, ya les funciona. Entonces están en movimiento. Ellos sí que siguen en movimiento.
APU: A mí de hecho me llamó la atención lo dispuestos que estaban a cooperar en el documental. Se notaba que intentabas defender sus ideas lavándolas un poco. De hecho, me causó gracia que en un momento Pampillón se refiere a “nacionalistas germanófilos”.
VJD: Sí. Sabe que no puede usar la palabra “nazi”, pero todo lo demás sí. Y tenés razón, es llamativo que se expongan tanto desde nuestro punto de vista. Ahora: desde el punto de vista de ellos están haciendo propaganda para la causa que creen justa. Y la gente que se acerca al documental con una idea muy definida de lo que es el nacionalismo y que sea acorde con la idea que profesan ellos, les van a dar la razón.
APU: Es interesante igual como en la edición hacen el contrapunto en el que inmediatamente después viene el testimonio de Marta García de Candeloro. En ese sentido, vos me dijiste que hicieron una investigación que llevó mucho laburo. ¿Por dónde arrancaron?
VJD: En realidad hay una parte que ya estaba pre-masticada por los autores del libro “La noche de las corbatas”. Que son los investigadores periodísticos de la película, que son Federico Desántolo, Felipe Celesia, y Pablo Waisberg. Yo ya lo conocía a Felipe por haberlo entrevistado en un documental anterior mío, que se llamaba “Parapolicial Negro”, que es sobre la historia de la triple A. Él había sido uno de los entrevistados porque escribió junto con Pablo Waisberg una biografía de Ortega Peña. A partir de ahí ligamos buena onda, nos cruzamos un par de veces y él me mandó el manuscrito de este libro. A mí la CNU me había quedado pendiente, porque se tocó tangencialmente en “Parapolicial Negro”. Pero yo no quería hacer un documental sobre algo estrictamente del pasado. Tenía mucha necesidad de hablar del presente. Mientras tanto yo venía siguiendo lo de los neonazis, y me había llamado sobre todo la atención la gran reacción popular de los militantes de la izquierda, y los militantes de Amadi, y los militantes anarquistas. Y ahí planteé que me parecía encontrar una continuidad. Que no estábamos seguros si la tendría o no y que en buena medida el documental tendió a encontrar una respuesta a esa incógnita. Entonces hay una parte de lo histórico que ya estaba. Ellos habían hecho un montón de entrevistas, ellos habían hecho un montón de contactos, así que fue un poco más ligero, digamos. Lo otro fue contactar a la derecha. Pero insisto, estaban con muchas ganas de hablar todos ellos, todos ellos quieren micrófono. No temen a la polémica, de hecho les interesa polemizar. De hecho no fue tan difícil, no hubo que hacer ningún operativo extraño para conseguir esas entrevistas.
APU: Y ¿qué te parece lo más destacable que se desprende de todo esto?
VJD: Lo que es importante es el concepto de que las violencias paraestatales aplicadas por la derecha tienen como objetivo siempre cuidar la concentración del capital, la fuga de capitales a otras concentraciones mayores que están en el exterior, y que para eso es necesario tener un pueblo pauperizado y controlado a través de todo tipo de violencias. Esta violencia paraestatal les es muy importante a estos poderes saber que tienen a disposición cuerpos de gente que puedan ir a aplicar la violencia que ellos institucionalmente no pueden aplicar. Y que entonces hay que ser muy cuidadoso a la hora de votar, porque esta gente que nos gobierna en este momento son los que fueron no los socios de los militares, sino los patrones de los militares en la dictadura militar. Entonces estos patrones de los militares no van a dudar en echar mano a todo lo que puedan para mantener este dominio de la situación.
APU: Además el avance de ciertas reivindicaciones y ciertos derechos les debe haber picado bastante.
VJD: Sí, me parece que les importa mucho saber que existen. En cualquier momento van a poder avanzar. Por ejemplo, si gana Macri de nuevo y a estos chicos les cambian la pena, porque les toca que echen al juez que actuó ene l caso y ponen a otro, ahí sí puede ser que los contraten en algún puesto del Estado, ahí sí puede ser que consigan unos puestitos en la fiscalía, o en el juzgado, o en el consejo deliberante. Y ahí si ya van a saber que para algunas movidas para las que no les conviene llamar a la Gendarmería o llamar a la Policía Bonaerense, van a poder llamar por teléfono a unos grupitos que van a ir a armar bardo y después cuando haya quilombo van a decir “pero yo no tengo nada que ver, fueron estos pibes”. Yo no digo que estén ahora las altas esferas usándolo porque no creo que lo necesiten en este momento. Pero que en cuento lo necesiten lo van a usar, no tengo la menor duda