¿Te parecería más moral si lo hubiéramos hecho por dinero? Una lectura de Fóllame, de Virginie Despentes
Por Gito Minore
—No quiero juzgar porque no conozco la historia. En la tele han dicho que disparasteis a una mujer y a un padre de familia sin ningún motivo.
—¿Te parecería más moral si lo hubiéramos hecho por dinero? No tenemos ninguna circunstancia atenuante, así que ya sabes bastante para poder juzgar.
La pregunta que formula Manu (ex actriz porno devenida en asesina fugitiva) a una ocasional amiga que le da albergue en medio de la ruta, viene a cuento. ¿Existen parámetros morales para justificar la violencia? ¿Hay acciones violentas más justificables que otras? Lo que sin querer nos lleva a plantearnos ¿Justificamos de alguna manera la violencia?
Lejos de cualquier respuesta y en claro plan nihilista, la narración, sin dar ningún tipo de concesiones, nos va a llevar al extremo de la crueldad.
La historia es simple: luego de un primer homicidio cometido casi en paralelo, la nombrada actriz porno y Nadine (una prostituta sin grandes proyectos de vida) se cruzan en una estación de tren. Desde ese momento, emprenderán un viaje que las llevará a atravesar Francia, en un raid desquiciado donde los asesinatos brutales, el alcohol desmedido y el sexo frenético serán los protagonistas estelares.
Fóllame es la primera novela de Virginie Despentes, autora de Teoría King Kong y una de las referentes principales del post feminismo. Criticada desde múltiples direcciones, al punto de llegar a ser censurada en su país la versión cinematográfica que realizó la misma autora; la novela hinca su aguijón en el núcleo duro de la violencia, y de su recepción, asimilación y rechazo en una sociedad super desarrollada.
En esa veta, una reflexión que aparece en la página 106 de la novela, podría ilustrar:
Observa la calle y pregunta qué le gusta más, follar estilo perro o hacer una carnicería. Mientras el tipo se la tiraba recordaba la escena de esa tarde, cómo disparaba a la mujer contra el muro, cómo quedaba destrozada por la pistola. Francamente bestial. Tan bueno como una follada. Puede que joder le guste tanto como matar. Se sube las mallas y sale del callejón. Realmente hace un tiempo increíble, vuelve al hotel tranquilamente.
Los pensamientos que habitan a Nadine no tienen filtro. Seguramente, esta última cita es una reflexión fría e inquietante para que flote en la mente de una chica, joven blanca y europea. Pero tan parecida a la que seguro tienen más de uno y una de los grandes jerarcas también blancos y occidentales cuando declaran la guerra, compran y venden armas, mandan reprimir una manifestación o hambrean a naciones enteras.
Todo depende, claro, de cuan atenuantes sean las circunstancias de los bolsillos de los que juzgan.