"La Policía los emboscó y disparó catorce veces"
Por Adriana García* en La Garganta Poderosa
Ya pasó una semana desde que mataron a mi hijo. El domingo pasado, él y sus amigos fueron a comprar a un supermercado cerca de la estación Martín Coronado, en el partido de Tres de Febrero. No les alcanzó para todo lo que querían y dejaron algunos productos. En el medio hubo una discusión con empleados del comercio pero había terminado ahí. Luego, los ocho chicos subieron a la camioneta y se fueron.
Sin embargo, minutos después los interceptaron varios patrulleros. No hubo persecución en ningún momento, la Policía los emboscó. Incluso, hay un video donde se ve claramente que todos bajaron del coche levantando las manos… ¡Y los oficiales dispararon 14 veces! Uno de los tiros le impactó a mi hijo en el pecho y lo asesinó al instante; otra bala hirió a uno de sus amigos. Los efectivos le sacaron fotos a su cuerpo y lo difundieron por todas partes. De ellos, no hay un sólo detenido, siguen en las calles caminando tranquilos con el arma reglamentaria en la cintura.
El intendente Diego Valenzuela me llamó anteayer para solidarizarse luego de haber dicho muchísimas mentiras: fue él quien difundió que mi hijo “estaba en un grupo comando armado”, cuando no existió ningún robo y en la camioneta no encontraron ni dinero ni la mercadería “robada”. Pero la versión que hizo correr la Bonaerense fue esa y muchos medios la tomaron como verídica. Mientras tanto, María Eugenia Vidal y Cristian Ritondo siguen sin dar respuesta. No hay otra explicación: ¡son cobardes! Los denuncio sin importar que arriesgo mi trabajo como empleada del gobierno de la provincia de Buenos Aires. Lo grito desde el dolor de una madre que perdió a su hijo y desea que a nadie más le pase.
Este crimen ocurrió dos días antes que el de los cuatro chicos en San Miguel del Monte. Ninguno fue ejecutado de manera casual por la Bonaerense. Todo lo contrario. Por eso, no sé si llamar “persona” a la ministra de Seguridad Patricia Bullrich porque ella habilitó la muerte de Diego y la de esos jóvenes, como tantas otras. Para este gobierno somos sólo números y mi hijo fue un número más. Anteanoche llamaron a mi hija mayor desde la comisaría donde habíamos estado reclamando a la tarde amenazándola de que tenían su número de teléfono y la dirección de donde vive.
Amante de la murga, escritor, cantante y fanático de River, trabajaba de lo que podía para sobrevivir estos tiempos difíciles. Iba y venía dejando currículums, haciendo changas para mantenerse y ayudar a la gran familia que estaba formando: dejó a su compañera embarazada de cinco meses… ¡sí, también le quitaron el padre a mi nieto! Sólo me queda el recuerdo de lo último que le dije y que sostendré hasta el final de mis días, exigiendo justicia: "Mamá está acá y estará siempre".
*Mamá de Diego Cagliero