Represión en Bajo Flores: "Estamos esperando el juicio oral para darle cierre a este acto de impunidad"
Por Santiago Asorey y Ana Laura Mársico
Agencia Paco Urondo: En enero del 2016 un grupo de Gendarmería disparó contra vecinos que estaban ensayando en una murga. Usted es una de las personas fue víctima de aquella represión.
Florencia Torres: Exactamente. Esa noche estábamos en el ensayo en la murga y de la nada apareció un móvil de Gendarmería con una grúa atrás. Desde el auto nos solicitaban que nos corriéramos porque querían ingresar a una calle donde había hace una semana dos autos abandonados. Gustavo, el director de la murga, se acercó y les consultó si podían ingresar por la calle lateral porque éramos muchos y además estábamos en pleno ensayo. Un dato no menor es que la calle que les señaló Gustavo les quedaba mucho más cómoda para retirar los autos.
Allí fue cuando con el móvil avanzaron y con la trompa del auto le tocaron la pierna a una compañera. En ese mismo momento que nos alertamos y nos pusimos nerviosos, se baja un efectivo con un arma y nos comienza a agredir verbalmente. Ahí yo intervengo y le pido que por favor no dispare que estábamos con menores. Comenzamos a movernos para que los chicos puedan desplazarse con cuidado. Ahí se escucha el primer disparo. Me doy vuelta y veo a una compañera que estaba tirada en el piso. Así comenzó toda la cadena de disparos. Los chicos estaban desesperados. Corrían para cualquier lado. Encima en el fondo del barrio, que es donde ensayamos, no hay veredas. Entonces no tenían donde esconderse. Eran niños de 5, 6, 9 años. Había mujeres embarazadas. Personas de todas las edades. El más herido de esa noche fue el hijo del director de la murga, le dispararon directo a las piernas. Esa noche tuve que ir al hospital porque recibí 17 perdigones de balas de goma en mis piernas.
Doy gracias a Dios que no me toco la várice porque si era así creo que me moría desangrada. Fui para que me atiendan y me dejaron ahí en la guardia, tirada en la cama y desnuda. Fue un camillero el que vino a taparme con una sábana, y hasta se enojó con el personal del hospital. Esa noche vino todo el mundo: Prefectura, la Brigada de la Policía Federal, Policía Metropolitana, Gendarmería. Todos vinieron y me preguntaron lo mismo y yo estaba así, desnuda. Fue después de un largo rato que me atendieron los médicos.
APU: ¿Cómo actuó la Justicia ante los hechos?
F.T.: Luego de esa noche nos organizamos con abogados para conseguir asesoramiento jurídico y llegar para lograr justicia. Fuimos varias veces a declarar, prácticamente todos. Al principio imputaron a doce efectivos, pero luego quedaron solo seis procesados: una mujer y cinco hombres. Ahora estamos esperando el juicio oral para darle cierre a este acto de impunidad.
APU: ¿Cómo se manifestó Patricia Bullrich ante ataque de la fuerza de seguridad?
F.T.: Eso fue terrible. La ministra de Seguridad fue a saludar a los efectivos al hospital de la policía. Incluso vimos fotos de la funcionaria con los efectivos. Sus declaraciones giraron en torno a que no iba a permitir atropellos. Lamentablemente nadie se acercó a nosotros para saber cómo estábamos. Luego de esa noche y por un largo tiempo, muchos de los niños que estuvieron en esa espantosa noche quedaron con traumas. Muchos se despertaban asustados en la mitad de la noche y se orinaban encima, o mismo durando el día caminando por la calle. Pero no preguntaron nada. El hijo del director, Jonathan, se llevó lo peor. El necesitaba una silla de ruedas por las balas que recibió en las piernas. Recién pudimos conseguir una cuando fuimos a la carpa de Milagro Sala. Allá nos cruzamos con compañeros y nos brindaron una gran solidaridad con todos nosotros. Pero en estos tres años y medio nadie vino a decirnos nada por parte del Estado. Lo único que escuchamos fueron las declaraciones de Jaime Duran Barba. Dijo que éramos unos mentirosos patológicos. Parece que mentimos muy bien porque ya procesaron a 6 y estamos esperando el juicio oral.
APU: Patricia Bullrich dijo la semana pasada que la sociedad valora más la institución de Gendarmería que la escuela pública. ¿Qué piensa del concepto de la ministra?
F.T.: Somos un montón de personas las que valoramos en verdad la salud y la educación pública. Esos son Derechos. Ahí está la famosa grieta. La Gendarmería en mi barrio está muchas veces pero no hacen nada por nosotros. La otra vez, a una cuadra de mi casa le robaron a una mujer y la Gendarmería estaba ahí. No hizo nada, no cambia nada. De hecho, he visto que en el barrio se agarran a tiros y el gendarme se esconde. En enero fueron héroes con una murga de mujeres y pibes, pero luego no intervienen nunca. Cuando llegaron al barrio, veíamos como se abusaban de su poder. A los chicos los hacían desnudarse en “busca de droga” y los dejaban así, sin ropa, en pleno invierno.
Esto me pasó a mí, yo no puedo denunciarlo porque no tengo pruebas. Era un día a las 11 de la noche cuando yo estaba con mi nene. Venía de ensayar cuando un gendarme sacó el arma y simulaba que iba a disparar. Hacía sonar el revolver pero lo tenía vacío. Esto me lo hizo notar mi hijo, él lo vio. Hubo familias que se mudaron. Hubo pibes que vinieron en distintas oportunidades a decirnos que se cruzaron con móviles de Gendarmería y te contaban que los habían querido matar. Estamos hablando de nenes de 6 años también, y esto fue posterior a lo de la murga. Se supone que están para cuidarnos y somos los que sufrimos violencia institucional siempre.
Desde que asumió el macrismo, este abuso empeoró. Antes me decían que esto me pasaba porque yo hablaba, y la verdad es que no es así. Cuando pasó lo de la murga pensé que era una señal de que habíamos perdido la democracia. Si habían empezado así con una murga, ¿qué iba a pasar después? Y sí, después pasó lo de Santiago Maldonado, lo de Rafael Nahuel, lo de Facundo en Tucumán, el caso de los pibes de San Miguel del Monte. Si lo que pasó con nosotros hubiese sido en otro barrio, lo habrían repudiado.
APU: Luego de la represión se hizo una movilización para pedir justicia en el barrió. ¿Cómo vio la reacción de los vecinos después?
F.T.: A la gente le da bronca. La verdad es que te terminás metiendo, no te podés quedar cruzado de brazos cuando te matan a un pibe. Pero la verdad es que hay que ser realistas: acá manda la policía. Sí vos te vas contra ellos, no sabes lo que te puede pasar. La gente le tiene miedo. Yo tengo 30 años y conozco muchísimos casos de gatillo fácil acá. Hay un caso que a mi me duele mucho porque yo me crie con él. Una chica vio cómo un policía lo remata en el piso al chico. Ella que iba a declarar y era un testigo clave dijo que no lo podía hacer porque ella tenía hijos. Hasta se mudó por el miedo. Los vecinos los odian a ellos. En lo personal, no los pongo a todos en la misma bolsa. Son gente que está laburando. En mi caso particular, yo tengo un profundo repudio a la ministra de Seguridad Patricia Bullrich: es ella quien les permite la represión desmedida. Un año después, el gobierno de la Ciudad vino a la vuelta de lo que fue el hecho de represión de la murga e inauguró un comedor. Estuvieron presentes Jefe de Gobierno Horacio Rodríguez Larreta y la diputada Elisa Carrió. ¿Vinieron a festejar el hambre?