Entrevista a Moira Millán: mujeres de la tierra por el buen vivir
Por Nadia Mayorquín
Moira Millan es una “weychafe” (guerrera) mapuche, nació un 20 de agosto de 1970 en el Maitén, provincia de Chubut, Argentina. En 1992 junto con su hermano Mauro fundó la Organización Mapuche –Tehuelche “11 de Octubre”, sus acciones lograron evitar desalojos y la recuperación de territorios de algunas comunidades. En el 2002 formó parte de las luchas contra la mega-minería en la Patagonia. En el 2011 en Esquel fundó el Movimiento Lucha por Trabajo (MLT). Unos años después (2013 -2014), inició una caminata por el país para convocar a las mujeres originarias a movilizarse, de esta manera nace la primer Marcha de Mujeres Originarias por el Buen Vivir. Durante el 2018 organizó el Primer Parlamento de Mujeres Indígenas, donde se acordó llevar adelante la campaña por la plurinacionalidad del encuentro de mujeres. Durante los cuatro años de gobierno macrista su activismo tuvo mayor visibilidad a raíz de la fuerte represión que sufrieron los territorios mapuches en la Patagonia.
Además, Millan ganó la tercera edición del Concurso DOCTV Latinoamérica, edición 2012, como guionista de Pupila de mujer, mirada de la tierra. Participó con su texto Ausencia de la voz en el libro colectivo Ni una menos. Vivxs nos queremos (Milena Caserola, 2015). También fue galardonada con el Certamen Periodístico Internacional de Intercontinental Cry sobre temáticas indígenas con su artículo La maternidad mapuche en tiempos de Benetton, en la revista Incomodos. Y en el 2019 publica su libro El Tren del olvido en la editorial Planeta.
El mes de octubre del pasado 2019 Moira junto con un grupo mujeres ocupó simbólicamente el Ministerio del Interior de la nación con la denuncia de “terricidio”.
APU: ¿En qué consiste el concepto de “terricidio”?
MM: En la ocupación del Ministerio del Interior que fue en el fin de semana largo de octubre del 2019, denunciábamos el “terricidio”, que es un concepto que refleja la visión tridimensional de la vida de los pueblos indígenas. Lo que se conoce como el medio ambiente, nosotros lo llamamos ecosistemas tangibles que están siendo devastados, contaminados. Pero también la aniquilación de los pueblos, el asesinato selectivo contra líderes indígenas, con la eliminación de los pueblos originarios que al ser asesinados, perseguidos, criminalizados y encarcelados. Implica también la eliminación de un modo de entender el arte de habitar, de poder contribuir a la creación de una nueva matriz civilizatoria.
Y el tercer aspecto de la visión tridimensional de la vida, es el de los ecosistemas perceptibles. Es decir el ecosistema espiritual como fuerzas de la naturaleza que anidan en determinadas zonas y que contribuyen a reordenar la vida armónica y brotar la vida justamente donde hubo contaminación y devastación, pero si ese ecosistema espiritual es debilitado entonces no hay posibilidad de que el tejido complejo y el desentramado vital que va generando la naturaleza y las fuerzas cósmicas se puedan concretar, entonces vemos que estos tres aspectos y modos de ver la vida que tienen los pueblos indígenas están siendo atacados, asesinados y a eso le llamamos “terricidio”.
APU: ¿Qué es el feminismo para las hermanas indígenas por el Buen vivir?
MM: El feminismo es una expresión de lucha anti-patriarcal que emerge de Europa, que tiene una mirada antropocéntrica y occidental, que es una herramienta válida y necesaria para poder interpelar al patriarcado. Sin embargo el feminismo no tiene el monopolio de la lucha anti-patriarcal.
Las mujeres indígenas nos consideramos luchadoras anti-patriarcales sin embargo no feministas porque no nos identifican las definiciones y las formas en que se lee y entiende el patriarcado desde la lógica occidental, blanca, eurocéntrica, etc. Si bien se habla de que hay muchos feminismos, lo que nosotros vemos es que se comete el error de ir colonizando prácticas milenarias, a todo lo que tiene que ver con una resistencia anti-patriarcal se le pone la etiqueta de feminista cuando son resistencias que han sido anti-coloniales, entonces la lucha anti-patriarcal es una lucha colonial. Y a veces los rótulos y etiquetas por más revolucionarias que sean, pueden llegar también a perpetuar modos colonizadores con que se interpretan las resistencias de los pueblos que tienen otras lógicas, historias y concepción de la territorialidad.
El movimiento de mujeres indígenas por el buen vivir en el 2018 declaró una campaña por la plurinacionalidad del encuentro de mujeres en Argentina. La plurinacionalidad lo que busca es la participación plena y real de las mujeres indígenas de las 36 naciones a través del reconocimiento de los derechos lingüísticos, decir que en cada taller se pueda dar lugar a las traducciones de idiomas originarios y que las hermanas puedan tomar la palabra en sus propios idiomas indígenas, y que se contemplen los modos, tiempos y formas de expresión para que las mujeres indígenas no quedemos fuera de los debates y fundamentalmente que la mirada transversal de los pueblos originarios respecto al buen vivir como derecho esté reflejada en todos y cada uno de los talleres.
Antes estábamos recluidas en un solo taller que era el de mujeres originarias, no teníamos voz ni participación en ninguno de los talleres que eran fundamentales para nosotras, como son: Mujer y trabajo, mujer y aborto y muchos talleres en los que no lográbamos llegar para dejar allí reflejado nuestro pensamiento y opinión. Ahora la plurinacionalidad del encuentro de mujeres va permitir que esto empiece a concretarse y amplificar nuestros derechos.
APU: ¿Por qué esta nueva ola del movimiento de mujeres en América Latina ha puesto tan en agenda la cuestión plurinacional en su manifestación?
MM: Respecto a esta ola del movimiento de mujeres en América Latina y del porque empieza a recuperar la identidad indoamericana, creo que tiene que ver con que la lucha anti-patriarcal es una lucha anti-colonial, Las patrias y Estados nación han emergido al fragor de esas improntas patriarcales, patrioteras y machistas de des-monumentar a los patriarcas de los Estados naciones es una forma de tirar abajo modelos civilizatorios opresores, colonizadores. Hay una necesidad por parte de las mujeres de recuperar la memoria de los territorios, la verdadera identidad de este continente y recuperar con ello también las narrativas de mujeres, propias de nosotras respecto al protagonismo verdadero que tuvieron muchas de nuestras ancestras tanto en los procesos emancipatorios como los de resistencia.
Creo que allí aparece una motivación muy fuerte no solamente en los movimientos de mujeres indígenas sino también en los feministas en indo-américa. A mí no me gusta utilizar la palabra Latinoamérica porque nosotras las indígenas no somos latinas, tenemos nuestros idiomas originarios y cuando decimos Latinoamérica dejamos también por fuera a los pueblos indígenas que están bajo la dominación anglosajona en Estados Unidos, Canadá, el Caribe por eso usamos la palabra indoamericana.
La lucha-anticapitalista que estamos aprendiendo yo creo que todas las mujeres porque es un movimiento telúrico que emerge de la propia tierra como deseando quitarse de encima este sistema contaminante, opresor, devastador y ha inoculado en cada una de las mujeres el deseo de liberarnos; hablamos de la libre determinación de nuestras cuerpos, territorios, pueblos.
Pienso que las mujeres indígenas tenemos mucho para aportar hacía la construcción de una nueva matriz civilizatoria, buscando incluso recuperar la economía desde la perspectiva de las mujeres. Las mujeres somos las principales estructuradoras de modelos económicos horizontales, recíprocos donde no queda nadie fuera, las mujeres indígenas tenemos una capacidad enorme de trasmutar todas esas carencias y empobrecimientos en el que nos ha subsumido el sistema de producción y la cultura dominante en prosperidad, contención y alimentación a nuestras familias. Creo que la lucha contra el capitalismo encuentra una praxis en las mujeres indígenas bien concreta en la recuperación de territorios, la sanación de esos territorios, el resguardo de las semillas, la floración de economías horizontales reciprocas participativas y familiares. Tenemos mucho para aportar en la lucha contra las empresas transnacionales e ir recuperando nuestra espiritualidad porque economía y espiritualidad que parecen conceptos completamente desencontrados tienen en común una relación intrínseca con la vida y con el desarrollo económico de la tierra.
APU: Teniendo en cuenta que hubo un cambio de gobierno en la Argentina, ¿Piensa que el debate por lo plurinacional puede entrar en la agenda?
MM: Si bien se ha ido la derecha fascista que se declaraba enemiga absoluta de los pueblos indígenas y de los territorios, sentimos un alivio al saber que el pueblo argentino junto con los pueblos indígenas no avalamos una reelección de esa expresión política nefasta, sin embargo este nuevo gobierno no ha anunciado medidas que sean estructurales en favor de los pueblos indígenas, no sabemos qué condiciones políticas verdaderas hay para poder ir inoculando en el sentir, pensar y fundamentalmente en la agenda política la plurinacionalidad de los territorios que es lo que nosotras demandamos, creo que es un trabajo que se tiene que hacer de a poco ir generando concientización y explicando que es esto de la plurinacionalidad de los territorios que no es lo mismo que un Estado plurinacional son dos conceptos diferentes, porque un Estado plurinacional, uno como lo dice la palabra no puede contemplar la libre determinación de todos los pueblos, entonces, un Estado va regir con un orden y perspectiva que por más que intente ser inclusiva va dejar siempre por fuera los pensamientos ancestrales y sus formas de organización. Por otra parte la Plurinacionalidad de los territorios pretende que se recuperé la cosmografía ancestral y los pueblos puedan debatir juntamente con el pueblo argentino la conformación de un modo de vivir y habitar los territorios que se consensen a favor de la vida, para ellos pienso que se necesita una reforma constitucional.