Discapacidades y trabajo: la voz de Florencia Cambareri
APU: ¿Cuál es su diagnóstico y a qué se dedica?
FC: Nací con seis meses de gestación, llegué a pesar 1 kilo y, en consecuencia, tengo una discapacidad puramente motriz: parálisis cerebral. Esto implica una afectación en miembros tanto superiores como inferiores. De todas formas, camino en planos sin ayuda y en terrenos complejos, con andador.
En 2016 me recibí de Técnica en Recursos Humanos. Al recibirme empecé a buscar trabajo y me empecé a topar con vulneración de los derechos de las personas con discapacidad, discriminación, humillaciones, tomadas de pelo. Como yo más o menos sabía de leyes, empecé a averiguar que, por ejemplo, la Ley de cupo del 4% () no se cumplía, empecé a indagar más en ese tema. Seguí una Licenciatura en Gestión del Capital Humano y ahora estoy terminando la tesis para recibirme, y justamente elegí la inclusión laboral de personas con parálisis cerebral, a través del empleo con apoyo en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. Con toda esta vulneración a los derechos de las personas con discapacidad, y mi propia experiencia, decidí en paralelo (y mientras no tenga trabajo) estudiar derecho, que es mi gran pasión. El martes arranco la cursada. Mi anhelo es recibirme de abogada y poder abocarme a los derechos de las personas con discapacidad y a todo lo que tiene que ver con salud, obras sociales y medicinas prepagas. Hasta mis 8 años, mis padres no sabían del certificado de discapacidad y mi papá laburaba siete días a la semana para cubrir mis tratamientos. No sabíamos que el Estado debía cubrirlos y que una Ley amparaba eso.
APU: ¿Cuáles son los principales problemas de inclusión o no inclusión que percibe a la hora de conseguir un trabajo? ¿Por qué el ser mujer sería un factor más para "quedarse fuera" del sistema laboral?
FC: Uno de los grandes problemas a la hora de encontrar un trabajo e insertarse en el mismo, es que se tiende a infantilizar a la persona con discapacidad (sea cual sea la misma). Se tiende a reducirla al diagnóstico que tenga, sin indagar en las fortalezas que tenga, en las capacidades y en la formación que pueda tener la persona. Yo no tengo nada en cuanto a lo cognitivo, y con formación universitaria, a punto de arrancar otra carrera, nunca pude trabajar. Pienso que, en ese sentido, una persona con discapacidades cognitivas la debe tener mucho más difícil que yo. No son capaces de ver que todos somos distintos, diversos y que si nos brindan los apoyos necesarios para el puesto para que se nos requiere, lo podemos desarrollar perfectamente. Nos tratan como niños eternos que siempre va a depender de otro, que no va a poder desarrollarse con autonomía. O que por tratamientos va a faltar, o tener problemas de socialización.
Pero si nos quedamos en los prejuicios no llegamos a nada y nosotros nos estancamos. Nadie regula el incumplimiento del cupo del 4%. Más del 80% de personas con discapacidad económicamente activa no tiene trabajo. Y ni hablar desde el factor de la mujer. Como mujeres, nos siguen encasillando en las tareas del hogar y el cuidado. En eso nos parecemos: no nos ven como personas productivas. Se sigue poniendo a las mujeres en cargos menores o con bajos salarios respecto al varón. En mi caso, la vulnerabilidad es doble: mujer y con discapacidad.
APU: ¿Qué la llevó a crear la cuenta en Instagram “Repensar.la.discapacidad” y por qué es importante comunicar estas problemáticas desde la experiencia propia, y no un tercero haciéndolo por vos?
FC: Desde chica me gusta escribir, pero era muy catártico. Hace diez años, sufrí un episodio traumático y violento que me dejó trastornos mentales, que aún tengo en tratamiento psicológico y psiquiátrico de forma permanente. Un poco por eso, tuve la necesidad de hablar y de sacar las cosas afuera. Fui con la idea a mi psicóloga de abrir un espacio donde sacar mi voz, desde un lugar real y verdadero: que nadie hable por nosotros. Y mi psicóloga me alentó mucho a eso. Tenemos voz, podemos expresarnos. La infantilización que nos adjudican, no nos permite habitar ciertos espacios: sociales, políticos…
Entonces me pareció importante hablar en primera persona, desde mi experiencia. Me han dicho que lo mío por ser motriz, no era nada en comparación con otras discapacidades. La verdad que no es fácil convivir con una discapacidad, aunque estés acostumbrada (si yo la tengo de nacimiento), pero me pareció importante correrme de esa reducción al diagnóstico para alzar la voz. No soy la única, hay muchas personas con discapacidad que lo hacen, yo necesitaba mi propio espacio. Porque las experiencias son individuales e intransferibles.