Enio García: "Todavía faltan muchos combates contra el coronavirus"
Por Martín Massad y Juan Cruz Guido | Foto: Daniela Amdan
AGENCIA PACO URONDO: ¿Considera preocupante la llegada de los primeros fríos al país en relación a la escasa cantidad de población que está vacunada actualmente?
Enio García: Sí, realmente estamos preocupados. Al analizar el contexto epidemiológico regional, vemos el gran aumento de casos en Brasil, Paraguay, Chile e incluso Uruguay. En Argentina estamos empezando a observar este aumento de casos, por el momento algo más moderado y sin poner en riesgo el servicio de salud como en los países vecinos. De todas maneras, la situación preocupa en cuanto a la demanda mundial de vacunas y a la incapacidad de la industria global de poder atender esa demanda. Además, entendemos que esa demanda va direccionada en primer lugar a los países más ricos, en tanto que en los países de medianos y de bajos recursos están con muchas dificultades para acceder a las vacunas. El gobierno argentino ha implementado diversas estrategias a la vez para lograr contar con las vacunas, sin embargo, van llegando a cuentagotas. En la provincia de Buenos Aires, desde el mes de agosto de 2020, hemos armado y planificado la campaña de vacunación. Dentro de esta planificación teníamos programado, en función de las posibilidades de acceder a las vacunas, que en marzo esté vacunada la población de riesgo.
Creo que la opción es buscar experiencias en el mundo, dentro de los países de Europa con poco acceso a la vacuna, que ya han enfrentado la segunda ola de contagios con poco acceso a la vacuna, ya que en ese momento recién comenzaba la producción y aprobaciones de emergencia de la fase 3. Por ejemplo, Gran Bretaña priorizó la primera dosis para más personas y estiró la colocación de la segunda dosis. Quizás estos son los ejemplos que deberíamos evaluar para su implementación en Argentina, con el objetivo de proteger a aquellos más vulnerables. Ello, siempre teniendo en cuenta la evidencia científica de los hechos, evitando la improvisación y apuntando a no sobrecargar el sistema sanitario.
APU: ¿La aplicación de la primera dosis implica inmunidad frente al COVID- 19?
E. G.: Sí, con varias vacunas está demostrado que existe una producción suficiente de anticuerpos para enfrentar la infección. Investigamos las vacunas de Moderna y Pfizer que se están utilizando en Reino Unido e Israel. De hecho, realizamos una reunión con las autoridades del Ministerio de Salud de Israel donde nos comentaron que están usando esa estrategia de tener más cantidad de personas vacunadas con la primera dosis. También hay experiencias realizadas con la vacuna AstraZeneca.
Efectuamos un estudio, que aún no fue publicado, con la vacuna Sputnik V, en conjunto con la Facultad de Medicina de la UBA, la Facultad de Ciencias Exactas de La Plata y el Instituto Leloir. Detectamos anticuerpos neutralizantes que neutralizan otras cepas del virus y se obtuvieron resultados preliminares interesantes. Este estudio lo iniciamos cuando la vacuna Sputnik V no estaba autorizada para mayores de 60, por lo que fue realizado en una población de menores de 60 años, y en este observamos que a los 21 días de aplicada la primera dosis ya tenían anticuerpos neutralizantes. Quedan aquí hipótesis abiertas, es decir, en algunas personas esos anticuerpos van a evitar la infección y en otras personas evitarían que evolucione la infección a un cuadro grave. Por eso, la evidencia que tenemos avala ese tipo de estrategias y, dentro del contexto en el que estamos, es un camino posible.
APU: A su entender, ¿la llegada de la primavera y el verano en el hemisferio norte podría generar una perspectiva de mayor cantidad de vacunas hacia mayo o junio de 2021 en la Argentina?
E.G.: Creo que nos da la oportunidad de retomar los mecanismos regionales que teníamos antes, por ejemplo, para fortalecer el Mercosur y alguna discusión en el marco de la Unasur (Unión de Naciones Sudamericanas) y presionar para que esta situación se haga realidad. Si se tiene en cuenta que vamos a ingresar en la temporada más dura para la circulación del virus, y ellos entran en una temporada que suele ser más controlable, considero que es esencial generar presión de forma global para poner en evidencia esa situación y mostrar la necesidad de salir de esta tragedia de forma unida.
Hay muchas cosas que desconocemos, seguramente no se termina con esta segunda ola. No sabemos cuándo se termina la inmunidad de la vacuna, cómo se producen las infecciones de las nuevas variantes del virus que están circulando. Esto es una batalla que no termina aún e, incluso, falta bastante combate contra esta pandemia. Por eso, los países que están haciendo acopio de vacunas tienen una mirada de mediano y largo plazo, y no va a ser sencillo que comprendan el contexto global y acepten liberar las vacunas para el sur del mundo.
APU: ¿Cómo se encuentra la ocupación de camas en la provincia de Buenos Aires?
E. G.: Por el momento estamos en un promedio de 57% de ocupación de camas. Durante la temporada pasada desarrollamos un sistema de gestión de camas en la provincia. Actualmente, en las reuniones que hacemos para discutir la situación epidemiológica y de los hospitales, en conjunto con todos los directores y directoras de la provincia, el viceministro de salud Nicolás Kreplak nos solicitó que retomemos fuertemente el trabajo con ese sistema de gestión de camas porque tal vez hubo algún relajamiento en esta temporada donde hubo menos demanda y ahora es momento de hacer auditorias y retomar la carga de datos en todos los hospitales y volver trabajar con los privados. Esto ultimo fue una experiencia muy interesante en la temporada pasada porque tenemos el tablero de toda la provincia, independientemente si es un hospital provincial, municipal o un sanatorio privado. De todas maneras, por el momento el sistema sanitario no presenta alertas en ningún hospital.
APU: A su entender, ¿cómo es la relación política entre el Ministerio de Salud con los diferentes municipios de la provincia de Buenos Aires en esta segunda ola de contagios?
E. G.: Entiendo que es una relación donde las cuestiones del cuidado de la salud, vinculadas a la pandemia, se sobreponen a las cuestiones políticas. Tal vez en los momentos de mayor tranquilidad, aparecen. Por ejemplo en el interior de la Provincia, tuvimos durante gran parte de la pandemia el conurbano explotado y el interior con algunos brotes localizados, y quizás eso daba lugar a que las cuestiones de disputas políticas y territorial sobrevolaran en las relaciones con la provincia.
En los casos en los que la situación se torna más compleja y los casos empiezan a aumentar, surge una buena predisposición y se trabaja en conjunto. De aquí que sea imprescindible tener conectividad entre los municipios y construir un sistema de salud para la provincia de Buenos Aires que resulta ser tan heterogénea. Por eso comprendo que siempre las relaciones políticas conllevan un vínculo tenso como condimento.
APU: ¿Cómo es la situación epidemiológica de la población argentina que decide viajar al exterior?
E. G.: En principio, el cierre de fronteras es una de las primeras medidas dentro del tablero de medidas de emergencia que el Estado puede utilizar para combatir la pandemia. En este contexto, el cierre de fronteras evita la circulación de personas hacia los países vecinos donde la situación es muy compleja, no solo epidemiológica sino también biológicamente, por las nuevas variantes del virus como la Manaos, de las cuales ya se han encontrado casos en Argentina. Entendemos igualmente que aún no es la variante predominante en el país. Las mutaciones en los virus son inevitables, sin embargo, si aumenta la circulación del virus aumenta la posibilidad de mutación del mismo. En Brasil, ante la falta de políticas nacionales, el virus circuló libremente. Es necesario evitar que continúe ingresando esta variante que es mucho más contagiosa y, según las investigaciones de científicos brasileros, parecería atacar de manera mas fuerte a los jóvenes.
Por todo esto, si no se pueden cancelar los vuelos, las opciones posibles son desalentar a los viajeros y establecer más controles en las personas que salgan del país a través de un consentimiento informado, una Declaración Jurada, sabiendo que al regreso tiene que hacerse cargo de una PCR de entrada y de un aislamiento en hotel por 14 días. Tal vez, también sea conveniente analizar la posibilidad de un seguro que cubra esto y evitar ir a las medidas más duras rápidamente en el interior del país.
APU: ¿Cuál es su recomendación para aquellas personas que deben trasladarse?
E. G.: Creo que en todo este tiempo hemos aprendido mucho. Obviamente hubo un relajamiento, natural y necesario, porque venimos de un 2020 muy duro en todos los sentidos. Ya veníamos mal en cuanto a la economía y la pandemia recrudeció las dificultades en esa área. Además, tuvimos la necesidad de aislarnos y perder el contacto con nuestros vínculos. Sin embargo, ya sabemos las medidas que debemos tomar, por ejemplo, el uso del barbijo, el distanciamiento social y, a partir de la llegada del frio, evitar las reuniones en espacios cerrados.