Ley de cupo laboral travesti - trans: “Hay un Gobierno que nos pidió perdón”
Por Yael Crivisqui
Cecilia “Cheku” Romero debe estar pasando el metro ochenta, es sumamente coqueta, donde la veas ya sea en una asamblea, en una movilización, en una reunión por zoom o en su casa, siempre le gusta estar radiante. Tiene el pelo negro, bien ondulado y una sonrisa que siempre hace recordar a Lohana Berkins. Es amorosa y luchadora. Dos cualidades que cuando una pasa por tantas experiencias y situaciones hostiles, no son fáciles de desarrollar en el tiempo.
Comenzamos hablando de todo lo que implicó el camino, el proceso, que llevó a esta importantísima ley de cupo laboral travesti-trans, de ampliación de derechos. Sobre ello, Cheku cuenta que lo vienen viviendo con una mezcla de emociones gigantes. Primero, resalta, la nostalgia por aquel comienzo en los 90, cuando arrancaron a instalar la demanda y la necesidad de la inclusión laboral de su colectivo. Segundo, comenta lo que implicó la discusión por la unificación del proyecto de cupo laboral travesti-trans (Diana Sacayán) con el de inclusión laboral travesti-trans (Lohana Berkins). Y agrega que eso le generó, tanto a ella como a sus compañeras, cada vez más ansiedad. Hace hincapié varias veces en ese estado: ansiedad.
Habla, con una voz en la que, por momentos, se siente el agotamiento, del tiempo que les llevó y las vueltas que se dieron entre un año y otro, hasta que al fin se dio. Enfatiza: “Veníamos también con mucho enojo, porque decíamos para cuándo nosotras, para cuándo”, y hace mención a que encima les tocó todo este contexto de pandemia, donde se agravó más la situación de vulnerabilidad económica, pasando por muchas necesidades y, además, los casos de travesticidios no dejaron de aumentar.
Llegamos al momento clave del proceso, y manifiesta que cuando les avisaron que, finalmente, se iba a tratar el Proyecto, sintió una emoción muy grande: “Me vinieron a la memoria todas las compañeras que no llegaron, que quedaron en el camino”. Recuerda también, con un dejo de tristeza en sus palabras, por todas las situaciones de violencia y despojo que han tenido que atravesar. Y agrega: “Yo creo que la media sanción en diputados, nos dio la seguridad que estábamos a un paso de que sea ley, más allá de que ya contábamos con un decreto, que representó el guiño del gobierno para nosotres”.
Cuando hace alusión a este momento de enormes emociones, se le quiebra un poco el tono de énfasis que venía manteniendo, al expresar lo que necesitaba poder abrazar, celebrar, y el hecho de no poder hacerlo, como le hubiera gustado, por toda la situación pandémica, le generó un poco de angustia. Pero vuelve, enfática y con alegría, a sostener que el camino de Diputados al Senado fue tan rápido, avanzó toda la historia de golpe, que sitió que “hubo un Gobierno que nos pidió perdón, y que tiene una agenda en la que va a ir ejecutando políticas para nuestra población”.
Sobre la importancia de la Ley
Cheku va más allá, ya pensando en la implementación de la ley, y manifiesta que su importancia radica, básicamente, en que es el reconocimiento de un derecho fundamental a un colectivo que tiene un promedio de vida de 35 a 40 años y en la que su única opción era la prostitución. “Para una población que estaba en la marginalidad, en el olvido y en la invisibilización del Estado, es muy importante que se cumpla con esta ley”, remarca.
Así mismo, afirma que, si bien con el kirchnerismo ya venían de un proceso de reparación, con el actual Gobierno se llega al perdón. “Cuando Lohana decía que cuando una travesti ingresaba a una Universidad le cambiaba la vida a una, y cuando miles de travestis ingresaban a la universidad, cambiaban a la universidad, esto aplica perfectamente para este momento, porque cuando todo un colectivo puede ingresar al sistema formal de trabajo, cambia su vida, se dignifica con acceso a la salud, a una jubilación. Le estamos dejando a las futuras generaciones un país más digno, más justo”, reflexiona.
Y sintetiza con contundencia, y como un canto de victoria: “Ahora, no solo se trata de un sueño, ya tenemos una ley que nos ampara, para poder elegir a qué nos queremos dedicar, dónde queremos trabajar. Ya no tenemos una única opción. No venimos a ocupar el lugar de nadie, venimos a ocupar el lugar que históricamente nos negaron”.