Casación revocó el sobreseimiento del aportante macrista acusado de disparar contra militantes de Nuevo Encuentro
Por Diego Moneta
El 5 de marzo de 2016, tras la inauguración de un local partidario en el barrio porteño de Villa Crespo, dos militantes de Nuevo Encuentro resultaron heridas por impactos de bala, una en su hombro derecho y otra en su antebrazo izquierdo. Fueron trasladadas y atendidas en el Hospital Durand. A partir de entonces, comenzó la investigación que llevaría a la identificación de Alejandro Fabián Sidero, aportante particular de la campaña presidencial de Mauricio Macri para el año 2015.
En el lugar, Padilla al 800, se recolectaron tres municiones calibre 32. Gracias a las tareas de la Unidad Fiscal para la Investigación de Delitos Cometidos en el Ámbito de Actuación del Registro Nacional de Armas (UFI-ReNAr), a cargo de Jorge Di Lello, el titular de la Fiscalía Nacional en lo Criminal de Instrucción Nº44, Pablo Recchini, determinó que desde alguno de los edificios aledaños se había abierto fuego sobre la multitud.
Tras el cruzamiento de datos, se solicitó allanar el departamento de Sidero, para ese entonces imputado por tentativa de homicidio, mientras se hallaba de viaje. La Policía Metropolitana secuestró un arma, documentación y proyectiles, y las pericias establecieron que se trataba del mismo revólver que había efectuado los disparos. Fue detenido dos meses después, tras regresar al país, y ese mismo día declaró que se encontraba en su casa, con cólicos renales, en compañía de su hijo y que horas más tarde lo despertó la música proveniente del local. Según la reconstrucción del hecho, la trayectoria de la bala pudo provenir de su habitación, de la de sus hijos o del balcón, pero según Sidero las primeras dos opciones tenían la persiana baja, dejando la tercera como única posibilidad.
De esa manera, y tras una contraprueba que arrojó los mismo resultados, Sidero, instructor de tiro, quedó procesado. La investigación dio un vuelco cuando, en diciembre de 2016, pidió ampliar su indagatoria y declaró que su hijo, de trece años, había admitido haber sido él quien tomó el arma y disparó, siendo corroborado por el testimonio de su madre, hija y ex esposa. En consecuencia, ante un nuevo pedido de excarcelación, el fiscal consideró que había dudas sobre la autoría y Roberto Ponce, a cargo del Juzgado Nacional en lo Criminal de Instrucción N°23, lo excarceló bajo caución juratoria, se le retuvo su pasaporte, se le prohibió salir del país y se le impuso la obligación de presentarse mensualmente en el Juzgado.
Sidero declaró que su hijo disparó y que él no escuchó disparos ni posteriores sirenas o móviles policiales. Para ello, debería haber entrado a la habitación, sacado el arma del cajón de la cómoda donde se hallaba, realizado las tres detonaciones y guardar el revólver nuevamente, sin que nadie hubiera escuchado nada y sin despertar su padre. Las dudas se mantenían alrededor de la altura necesaria para llevar a cabo la tarea y sobre el conocimiento del hijo para cargar el arma. Sidero se enfrentaba a una posible pena de hasta ocho años pero en 2017 el juez se declaró incompetente y pidió que la causa pase al fuero de menores, decisión ratificada por la Cámara de Casación.
Tras el sobreseimiento del hijo por inimputable, la querella pidió retomar la investigación sobre el padre, al que acusaron de homicidio en grado de tentativa, agravado por alevosía y arma de fuego y reiterado en dos oportunidades. El pedido fue denegado hasta que finalmente en octubre de 2018 se elevó a juicio. El Tribunal Oral en lo Criminal y Correccional N°11 sobreseyó a Alejandro Fabián Sidero.
La causa llegó hasta la Corte Suprema de Justicia de la Nación, que ordenó que se expidan de nuevo por no respetar el debido proceso. De esta manera llegamos a la decisión de la semana pasada, en la que la Sala III de la Cámara Nacional de Casación en lo Criminal y Correccional revocó el sobreseimiento de Sidero, apartó al Tribunal interviniente y pidió que se asigne otro para continuar con la investigación.