“Textiles Pigüé”, del desalojo al desarrollo
Hemos reflexionado ya bastante con nuestra comunidad sobre aquel fatídico 12 de agosto de 2004, cuando ocupando la fábrica en resguardo de los puestos de trabajo fuimos desalojados injustamente. Lo pudimos hacer más sobre la práctica –a veces equivocándonos y sin experiencia, se debe reconocer- que desde la teoría, pero los resultados, por fortuna, están a la vista: casi ciento setenta puestos de trabajo -por citar solo los directos-, plena producción, alianzas estratégicas con el mercado, crecimiento sostenido. Todo, con el único objetivo de generar y compartir.
Es que en estos últimos tiempos, y más precisamente luego de haber escriturado nuestras unidades productivas en 2014, venimos diciendo que lo mejor está por llegar. Y esto no terminó, por suerte: ya iremos comunicando más adelante a qué se dedica una organización social y productiva cuando puede estabilizar sus criterios de trabajo e ir en búsqueda del desarrollo de otras actividades.
Fue con visión, con estrategia, mucha decisión y principalmente no especulando, ofreciéndonos generosos siempre ante nuestros vecinos y conciudadanos, a quienes siempre se resalta. Les agradecemos la infinita paciencia que han tenido para con nosotros y nosotras de esperar los tiempos de maduración de estos procesos que son tan lindos como dificultosos por la precariedad existente en cada una de las fábricas y empresas recuperadas -más de quinientas en el país- al no tener la titularidad de los predios.
Pasa que si se demora en el tiempo lo que valientes mujeres y hombres quieren convidar, la mayoría de las veces es por la falta de decisión política y, sobre todo, por el poco conocimiento de las leyes que atienden esta problemática.
Hombres y mujeres sí, pero principalmente ellas, nuestras históricas compañeras, las primeras violentadas, las primeras en ver el humo, después los estruendos, luego los insultos y finalmente los palos. La orden judicial, no. Esa papeleta no, ahora que recuerdo. Porque arteros y bien disciplinados se suelen presentar a hacerse los malos con los laburantes, pero nunca con los evasores.
Y ahí están entonces las compañeras y los pibes de Nueva Generación en Wilde, violentamente reprimidas; que luego de eso consiguieron una Ley de Expropiación pero todavía se encuentran afuera de sus puestos de trabajo, cosa que nadie sabe a ciencia cierta explicar.
En este día, lo que queremos expresar a nuestros compañeros y compañeras que están con la angustia de estar afuera o de estar esperando en qué momento llega la arbitrariedad de los jueces, la violencia instalada y lo que eso provoca, es que resistan, que peleen, que acusen, que exijan, que se abracen y estén siempre unidas y unidos. Les queremos expresar que se puede volver, porque nos asisten la verdad y el derecho por más que exista en este país un Poder Judicial cada vez más corrupto y alejado de pensar en impartir justicia.
Hoy Pedro me preguntó por teléfono si ya había llegado yo a la fábrica. El tipo, como todos los años, se toma el trabajo de ir viendo uno por uno y una por una a las personas que aquel día estuvimos y nos da un apretón de manos y un beso. Me tocó mi abrazo, nada mejor me sucederá este día. Pedro, como todos nosotros, aprendió que es mejor tragar un poco amargo para después poder escupir dulce. Porque actuando así queda bien claro quiénes son los violentos y a qué tipo de intereses les gusta responder.
Pero que nadie confunda toalla con mondongo. Exigimos la inmediata restitución en manos de los y las trabajadoras de todos los espacios de los que fueron despojados, porque ya quedó demostrado -y vale más en estos tiempos del “sálvese quien pueda”-, lo que son capaces de hacer las obreras y obreros de la autogestión cuando se organizan y pelean.
Lo que pasó, y sigue pasando lamentablemente, tiene que servir para algo. Y para lograr nuestras metas, tenemos que seguir formándonos, escuchar a nuestros sobrevivientes, lograr pensamiento crítico para así poder identificar a los mismos de siempre, que se quieren quedar con el trabajo, ni más ni menos, de millones de argentinas y argentinos.
(*) Francisco Martínez es director de la Cooperativa de Trabajadores “Textiles Pigüé”, empresa recuperada que presidió e integra desde su fundación, y uno de los referentes del campo de la autogestión en el país.