Historias del peronismo: la resistencia rosarina
Mientras Juan Perón estaba asilado en la cañonera paraguaya, los peronistas rosarinos ganaban la calles y eran reprimidos por fuerzas militares traídas de Corrientes.
El New York Time informaba, Clarín no.
Con el titulo “El régimen de Lonardi está formando gabinete”, el corresponsal Eduardo Morrow del New York Time, informó que juraron 10 ministros y el Vice Issac Rojas, y que hubo 50 heridos y 15 asesinados en manifestaciones en Rosario.
Es interesante repasar la mirada de este importante diario norteamericano.
“Buenos aires, septiembre 24- El general Eduardo Lonardi empezó hoy a organizar su gobierno. Simultáneamente comenzó a desmantelar uno de los primeros bastiones del régimen de Perón, la una vez poderosa Confederación General del Trabajo.
“Diez ministros del gabinete y el Vice presidente hicieron el juramento esta noche. La vicepresidencia fue para el Almirante Isaac Rojas, comandante de la flota rebelde.
“Mientras que el Gabinete estaba siendo formado, tropas del gobierno provisional estaban extinguiendo su última resistencia. Serias peleas callejeras tenían lugar en Rosario, la segunda ciudad más grande. Un chequeo incompleto de los hospitales de la ciudad demuestran que quince personas fueron asesinadas y más de cincuenta resultaron heridas, muchas gravemente.
“El 4º Regimiento de la Infantería de Monte Caseros recibió ordenes de ir a la ciudad para lidiar con los desórdenes, que fueron comenzados por peronistas. Tropas del ejército invadieron varios cuarteles de militares leales a los peronistas y expulsaron a alborotadores luego de desarmarlos.
“A la 1 P.M. hoy tres aviones comenzaron patrullaje constante sobre Rosario con órdenes de disparar contra cualquier manifestante. Todo el transporte en la ciudad fue detenido. Hubo un paro general no declarado, en todos los talleres ferroviarios de la ciudad. Trenes entre Buenos Aires y Rosario fueron detenidos en el límite del suburbio rosarino . Esta tarde, tropas habían tomado el centro de Rosario, pero trabajadores ferroviarios se unieron en sus demostraciones junto con trabajadores de molinos y de empacadoras.”
“Toque de queda en Rosario”
“La noche anterior, el general Enrique Lugand, jefe de la Guarnición en Rosario, estableció estrictas órdenes a los habitantes de la ciudad. Estipuló que los militares dispararan cualquier persona que fuera encontrada en las calles luego de las 8 P.M.. Tropas motorizadas y tanques patrullaron las calles . Luego decretó que cualquier grupo de más de dos personas encontrado en la calle sea arrestado inmediatamente.”
“Mas temprano ese día en General Lonardi recibió a Hugo Di Pietro, Secretario General de la Confederación General del Trabajo, que dice representaba 6.000.000 de trabajadores organizados. El presidente provisional informo al líder sindical que había designado a Luis Gay para manejar las actividades de la Confederación. Se espera que el Señor Gay disuelva la Confederación y establezca una organización obrera más parecida a las de EEUU.”
“Son los trabajadores los que serán más problemáticos para el nuevo Gobierno. Bajo el liderazgo del general Perón, fue desarrollado un sistema de negociación a nivel nacional, en el cual todos los contratos de los salarios expiraran en el mismo momento. Estas negociaciones colectivas expiran el próximo marzo. Incluso bajo el liderazgo del General Perón, los trabajadores se han vuelto intranquilos ya que los aumentos de los salarios no podían equipararse con el aumento de la inflación.”
¿Cuántos muertos hubo en Rosario?
El NYT informaba 15 muertos y más de cincuenta heridos, pero en los diarios nacionales no hay mayores datos. Un estudio del Archivo Nacional de la Memoria sobre los muertos en el golpe de septiembre del 55, publicado en 2019, menciona cuatro fallecidos en Rosario: Manuel Enrique Abella, de 37 años, canillita; Julio Ortega de 30 años, jornalero; Segismundo Zelaya 23 años, militar y Azucena Luisa Cope de 15 años.
En el documental Apuntes para una historia del Movimiento Nacional de 1995, el resistente José Marmol (cuya historia relaté en mi nota anterior) recuerda que “a unos 500 mts de donde caí herido, los militares mataron a una chica de 15 años”. Aunque no da el nombre en su testimonio, seguramente se refiere a Azucena Cope.
En el mismo documental Carmelo Corazza relata que “frente al Trush Joyero, sonó una ráfaga de ametralladora y cayeron tres o cuatro compañeros”. Otros testimonios mencionan como asesinados en esas jornadas los jóvenes apellidados San Miguel, Vieytes y Minicuzzi.
Sera tarea para los historiadores rosarinos encontrar el listado exacto de asesinados por la represión militar en las jornadas de septiembre de 1955.
"Otra mujer ícono de la resistencia rosarina fue Nora Lagos, periodista, directora de La Capital quien luego de la intervención, fundó y dirigió el semanario “La Argentina” un diario semi-clandestino de la Resistencia"
La lucha en las calles de Rosario
En el documental que hice mención, Carmelo Corazza cuenta que el pertenecía a la Unidad Básica que estaba en Reconquista al 1300: “Empezamos a llamar a la gente y con un grupo grande salimos a recorrer el barrio Arroyito. Decíamos que Perón estaba en la cañonera paraguaya en el puerto. Entonces se comenzó a juntar muchísima gente en el parque Alem. Allí esperábamos la cañonera. Queríamos que Perón desembarque en Rosario, se quede acá protegido por el pueblo. Pero se hizo la noche tarde y la cañonera no aparecía”.
Aunque Corazza en su testimonio dice ellos sabían que no iba a pasar. El planteo tenía bastante lógica y era una gran preocupación del los golpistas. Si la cañonera remontaba el Paraná en cada ciudad del gran cordón industrial, podían producirse manifestaciones espontaneas. Por eso que la dictadura aprobó el plan de que Perón salga en un hidro-avion paraguayo, operación que fue riesgosa, porque las condiciones de viento no eran las mejores para acuatizar y despegar en el río.
Continúa relatando Corazza que al otro día: “a la una de la tarde concentramos en JJ Paso y Avenida Alberdi y salimos para el centro por Avellaneda. Al llegar al túnel de Pasaje Escalada eramos una columna de diez mil personas. Del otro lado estaba el ejército, y nos empezaron a tirar con unos cañones chiquitos contra los cordones para asustarnos. Pero nosotros seguimos adelante. En Cordoba y San Lorenzo aparecieron los tanques. Y los compañeros se tiraron al suelo para que no pasen, frenaron y pasamos por el costado de los tanques. En calle Córdoba las vidrieras tenían todos los arreglos de la primavera, pero nadie tocó nada, nadie rompió una vidriera. En el Trush Joyero tiraron una ráfaga y tres o cuatro cayeron. Llegamos hasta Belgrano donde nos rodeó el ejército y ya no pudimos avanzar. Daban vuelta los aviones y helicópteros que tiraban bombas de estruendo y de gas. En Villa Manuelita los muchachos inclinaron un caño de luz como si fuera un cañón y de allí tiraban bombas de estruendo a los aviones.”
Dos testimonios dan cuenta de comandos civiles disparando con ametralladoras pesadas. En 1955 Domingo Colasurdo tenía siete años, vivia en Gaboto y Cerruti: “mi madre me envía a comprar pan y leche al almacén de Don Segundo, que quedaba en una esquina en frente de la barranca. No hago más que llegar al almacén cuando escucho ruido como de ráfagas, Don Segundo corre hacia mí y me pide que entre y me oculte junto a él detrás del mostrador. Desde el escondite observo mucha gente con banderas argentinas y gritando algo que no llego a escuchar. Observo en la esquina una especie de ametralladora montada sobre un trípode, accionada por civiles, y personas que caían muertas…”.
Ricardo Fernández, criado en barrio Tablada, en el documental “Militantes”, cuenta: “Uno de los días posteriores al derrocamiento del General, mi madre entró horrorizada de la calle. Había visto a unos civiles sobre el techo de una estación de servicio, con un arma sobre unas patas, tirando contra la gente que avanzaba vivando a Perón.”
Dos lugares claves esos días fueron la Parroquia de Luján, donde se juntaba la gente y el Cristo Redentor que está frente al cementerio El Salvador. En ese Cristo por iniciativa de Juanita Tello, las mujeres colocaban en las fechas peronistas un corazón de claveles rojos. Cuenta María Tallarico “la Tía” y Nati Rivas que el Cristo se convirtió en el sitio simbólico de la resistencia. Otras mujeres que se recuerdan son Porota Ludueña, Dorita Fandi, Rafaela Riva, Leonor Tome. La “Tía” cuenta que un día los de la Brigada de Investigaciones la meten presa, y el oficial cuando se entera que era la “Tía” la presenta ante el jefe de policia, diciendo “jefe mire a quien tenemos: a la famosa Tia”, “los policías estaban casi emocionados de agarrarme, porque hacía tiempo que sabían de la “Tia” y no daban con ella”.
Otra mujer ícono de la resistencia rosarina fue Nora Lagos, periodista, directora de La Capital quien luego de la intervención, fundó y dirigió el semanario “La Argentina” un diario semi-clandestino de la Resistencia, que se hacía en la imprenta de los hermanos Duchein ubicada en San Martin al 400. Nora Lagos se ganó el cariño entre el peronismo de la época, al punto que, muchas familias le pusieron Nora a sus hijas, en homenaje a esta gran periodista y luchadora.
Los grupos de Resistencia en Rosario
En todos los relatos de los resistentes se menciona con gran respeto y admiración el nombre de Emiliano Pérez. Se lo menciona como un hombre que vivía en la pobreza, dedicado por completo a mantener viva la llama del peronismo. Que recorría todo Rosario organizando grupos de resistencia.
Según el libro de Fundación Villa Manuelita existieron distintos comandos de resistencia. El Comando Zona Sur lo integraban: Emiliano Pérez, Chichín Amarello, Alejandro Vega, Aldo Pérez y D'Agostino. El Comando Zona Norte: Pancho Cardinale, Paredes, Rojas, Ivaldo, el pibe Marcialito y el Colorado Rodolfo Di Marco. El Comando Centro: Cura, Pagano, Campos, Sanfilippo Araceli Costa e Isea. El Comando “Los Leales”: Cicero (el uruguayo), Ramón Villagra, Peliche, Garralda, Cravero, Néstor Villagra, e Isidro Villarino. La Peña de la Seccional 7 : el gringo Ganghi, el Turco Chávez, el Cholo Santa María, Carlos Borro, Nucho y Gualberto Venesia, Chiche Mancinelli, Mateo Mikota, Alfani, Luis Aranda y los Turchí.
Estos comandos golpeaban de manera desconcertante. Una noche hacían correr el rumor de que atacarían en el Regimiento 11 de Infantería; a la una de la mañana cortaban la luz de la zona y hacían estallar bombas de estruendo en distintos lugares, los militares se volvían locos preparando los aprestos de la defensa. Otra bola era que iban a tomar la Jefatura de Policía con ayuda de adentro. Cortaban los teléfonos de la zona, y se armaba un clima de inquietud, zozobra mientras se acantonan los policías esperando el ataque. Otras acciones, se basaban en averiar los coches de los funcionarios de gobierno con miguelitos en las ruedas; o metiendo un puñado de arena en el tanque de nafta. Con el tiempo se empezaron a fabricar las bombas caseras, con un caño de 5 cm, qué se lo rellenaba con pólvora negra, e incluso con un sistema bastante artesanal se los ponían en los motores de los autos que terminaban dañados. Se difundió mucho el mito del avión negro en el que iba a llegar Perón. Y cada avión que llegaba de noche parecía ser el avión negro.
Marcial Martinez y el radical Marriotti
En el libro de Fundacion Manuelita puede leerse:
“Otro personaje lleno de odio contra el peronismo que persiguió encarceló torturó y se ensañó con los compañeros era el jefe de la policía de Rosario el capitán Kurtzemann . Había asumido la jefatura en nombre de los militares golpistas del 55, despidió cientos de policías, y los reemplazo por personal traído desde Chubut y Santa Cruz. Tenía un sub-jefe igual o peor que él, un tal Corullon. Kurtzemann personalmente allanó la imprenta de los hermanos Duchein, con intención de capturar a Nora Lagos, pero ella logró escapar por los fondos y una compañera la escondió.”
“Hacia fines del 56 los comandos civiles continuaban en acción con una represión cada vez más dura integraban la llamada Defensa Activa de la Democracia D.A.P. . No pasaba una sola noche en Rosario que no supiéramos de algún allanamiento secuestro o tortura de algún compañero peronista.”
Un grupo de estos comandos civiles era dirigido por un radical de apellido Mariotti a quién secundaban algunos comunistas y católicos que operaban desde la iglesia Perpetuo Socorro.
En la zona de Mariotti se había organizado un grupo de la Resistencia, integrado entre otros, por Francisco Pancho Cardinales, José Ivaldo, Paredes, Rojas y el pibe Marcialito. Este grupo realizaba tareas de propaganda, pintadas, pegatinas, pancartas, etc.. En esta tarea fue detenido el joven militante de 16 años, Marcial Hilario Martínez, que pintaba de las paredes cantando la marcha peronista. Quién lo detiene es un comando dirigido por Mario Mariotti. Marcial es conducido a la jefatura de policía dónde es bestialmente torturado. Cuando sus compañeros toman conocimiento, hacen una campaña denunciando y consiguen que lo pongan en libertad. Entonces resolvieron actuar sobre el comando de Mariotti y deciden interceptado en la calle para intimidarlo. Lo esperan en avenida Alberdi y José ingenieros, cuando esté descendía de su automóvil, Ivaldo, Paredes y Rojas se adelantan, y le dicen queremos hablar con usted, pero Mariotti intenta sacar un arma. Entonces Ivaldo saca su arma y dispara dos veces. Mariotti cae herido muerte. Los tres hombres de la Resistencia son detenidos junto a Pancho Cardinales este último acusado de ser el autor intelectual del atentado. Ivaldo reconoce su acción. Fueron condenados a 20 años de cárcel; Francisco Pancho Cardinales murió en prisión.
Según recuerda Juan “Chancho” Lucero, Marcial Martínez siguió luchando en la Resistencia: “el 7 de enero de 1960, es cercado por la policía. Le dice a un compañero: “Negro, yo esta vez no caigo vivo, porque no sé, si voy a aguantar la tortura y antes de entregar a un compañero me suicido”. Y así fue nomás. Cercado toma esa trágica decisión, pero antes escribe en una carta, las acciones revolucionarias que lo tuvieron como protagonista, y en las cuales toma para sí toda la responsabilidad emergente y libera a sus compañeros de cualquier otra. Él se pega un tiro de 45 con total tranquilidad; es más, el primer disparo se atascó o no salió, y entonces pone una nueva bala en la recamara de su pistola, para poner fin a su vida.”
En los años 70 Juan Lucero que sería diputado provincial, abrió una Unidad Básica que llevó el nombre de Marcial Martínez, un chico huérfano, nacido en la absoluta pobreza que desde los 16 años integraba la Resistencia Peronista.
Estas notas son un tributo, un homenaje a miles de hombres y mujeres peronistas cuyos nombres merecen tener un lugar en la historia del peronismo y de la Patria.
* El autor de Salvados por Francisco y La Lealtad-Los montoneros que se quedaron con Perón