Francisco Durañona: “La concentración poblacional que hay en Argentina es, quizás, la más grande del mundo”
Francisco Durañona es legislador del Frente de Todos por Buenos Aires en representación del noreste de Buenos Aires, segunda sección electoral y miembro fundador de Movimiento Arraigo, un espacio de conformación federal que existe desde 2016 y que propone un programa de gobierno de integración regional, nacional, provincial y municipal que considere las demandas y desafíos del siglo XXI. En conversación con Agencia Paco Urondo se explayó sobre las posibilidades que dicho programa le puede aportar a la Soberanía Nacional.
APU: ¿Qué es Movimiento Arraigo?
Francisco Durañona: Movimiento Arraigo es un espacio abierto que propone discutir, pensar la Argentina, principalmente la agenda del Interior. Nosotros estamos convencidos que el siglo XXI merece un profundo debate sobre el rumbo del país, su federalismo, su organización territorial, geográfica, su conformación jurídico Política Territorial. Estamos bastante retrasados en la modernización institucional en el marco de la distribución de la geografía, la distribución poblacional y el aprovechamiento de nuestra riqueza. Principalmente, y en esto radica el nombre, la importancia de garantizar que cada uno pueda desarrollarse en el lugar donde elige vivir, donde nació, en su pueblo. Para eso tienen que estar dadas las condiciones de vida y de desarrollo. Sea en una ciudad moderna, con todas las condiciones, como sucede en la Argentina, o una pequeña localidad del interior con poca población y a una distancia importante de los grandes centros urbanos.
APU: ¿Cómo es la distribución demográfica en nuestro país?
Según los datos preliminares del último censo, casi 50 millones de habitantes están ubicados, acumulados en muy pequeños espacios de una superficie muy amplia, en esquemas casi de hacinamiento en algunos casos. El porcentaje es escandaloso. Somos el octavo país del mundo en superficie, con una diversidad climática, productiva, condiciones óptimas de vida en cualquiera de las regiones del país. Ningún territorio que pretende desarrollarse está aprovechando sus condiciones para producir, para generar riqueza: energía, minerales, alimentos. Por un lado tenemos cercanía con el Pacífico a través de la cordillera y Chile; por el otro, una extensión fluvial y marítima con el Atlántico como pocas vías navegables tienen en el mundo. Esto no se condice con una estrategia de desarrollo del mañana y a largo plazo, la concentración poblacional que hay en Argentina es, quizás, la más grande del mundo.
APU: ¿Cómo ves posicionado al peronismo con respecto a este tema?
F.D.: El peronismo es un movimiento nacional federal, Perón fue uno de los más grandes pensadores y estrategas en materia de políticas de población. De hecho, existía un ministerio de población en la presidencia de Perón, eso se perdió. Hoy pareciera, a veces, un partido vecinalista del conurbano. En sus actores, en los candidatos. Peor aún, en la agenda, en la temática. Ahora que se acerca una campaña, torpe y apuradamente intentamos lanzar el eslogan de que el peronismo tiene que amigarse con el campo y esto es un tema definitorio para el futuro de la Argentina. Cuando entendamos que el poder ya no puede, en este tiempo, recaer sobre 2, 3 o 4 personas, en un país que además es federal, con la extensión que tiene.
APU: ¿En qué sentido lo enmarcás?
F.D.: Hay una división territorial en 23 provincias, la ciudad de Buenos Aires y más de 1.500 municipalidades, pero un intendente del lejano Jujuy tiene que viajar a la capital para pedir el financiamiento de un cordón cuneta del barrio. El conflicto entre unitarios y federales es este modelo que hoy vemos, metropolitano, donde hay argentinos de primera y de quinta categoría solamente por el lugar donde vivís. Más allá del derecho a los habitantes a tener igualdad, es justicia social, básicamente. Esto atenta contra el desarrollo del país porque la riqueza de la Argentina está en el interior. No solamente el campo produce riqueza, también la produce la cultura del interior, su industria, lo vemos ahora con la discusión de la energía. El Litio es un buen ejemplo, pero hay mil esquemas productivos agroindustriales que no están en la discusión del peronismo, del Frente de Todos, ni de la política en general.
APU: ¿Dónde te parece que está la clave para empezar a conseguir un cambio?
F.D.: El aprovechamiento del territorio, del suelo, de nuestros recursos. Aprovechamiento en el buen uso de la palabra, aprovecharlo para el desarrollo de argentinos y argentinas, para reducir los índices escandalosos de indigencia y pobreza, para garantizar equidad y justicia social, para tener un rol determinante en nuestra región y en el contexto internacional global, siendo que estamos en una zona estratégica en la ruta de la Seda, del Atlántico, del Pacifico. Perón hablaba del ABC, la estrategia de unión entre Argentina, Brasil y Chile, para potenciar esa región a partir de la enorme capacidad productiva y cultural que tenemos. La logística, los puertos, obviamente las grandes extensiones de tierra en la producción agropecuaria, ahora entra en esa misma discusión, la tenencia de la tierra y de los recursos para la energía.
APU: ¿Por dónde pasaría esa discusión?
F.D.: ¿Quién se va a quedar con el litio, con el petróleo, con el gas, con las energías renovables con el argumento de que son inversiones muy grandes? ¿No vamos a discutir cuál es la agenda en la Argentina para los próximos 10, 20 años, en materia ferroviaria? Obviamente, tiene que estar orientada a este nuevo modelo de producción mineral energética y alimenticia. ¿Dónde está el programa de nuevas universidades con carreras estratégicas en todas las regiones que tengan que ver con este potencial? ¿Cuál es el programa de fomento de las vías navegables? ¿Es solamente el llamado licitación del canal Magdalena o es la recuperación de soberanía de los puertos de las vías fluviales y marítimas? El Estado federal tiene un solo puerto, la inmensa mayoría están en manos privadas. Tampoco está esta discusión en el conflicto del narcotráfico en Rosario. El fundamento central de lo que está sucediendo en Rosario es la ausencia total de control y la entrega a manos privadas de los puertos santafesinos. Así que sí, va totalmente de la mano con discutir la titularidad de la tierra y de los ámbitos estratégicos como los puertos, la logística, los trenes, etcétera.
“Argentina es uno de los países que menor transferencia automática de recursos hace a instancias menores del poder federal”.
APU: ¿Qué proponen desde Movimiento Arraigo?
F.D.: Nosotros planteamos como uno de los ejes centrales el rol de los gobiernos locales, de los municipios. Volviendo al ejemplo del conflicto en Rosario, no es la provincia de Santa Fe, es un municipio. ¿Qué sucedió frente a esta crisis? Una confusión y falta de definición respecto de quiénes son los responsables de controlar la situación de seguridad de narcotráfico y del cuidado de la población. Hemos visto al intendente salir a reclamar las fuerzas de seguridad, las herramientas tecnológicas. ¿El control de seguridad le pertenece o le corresponde a la provincia? Ahora aparece el gobierno federal con el ministro de Seguridad de la Nación y Prefectura, con un rol de las Fuerzas Armadas sobre la urbanización. Argentina no tiene definido como tiene que llevar adelante la articulación entre Nación, las provincias y los municipios. Lo que sucede en los pueblos, si la vereda está arreglada, si hay un bache, si hay alumbrado público, si hay agua y cloacas, si las escuelas están en condiciones, si hay actividad cultural, negocios, laburos o parques industriales, eso se lo van a reclamar al municipio, un gobierno local que no está en condiciones para dar respuesta. Esta discusión está ausente en Argentina.
APU: Ahí apuntarían ustedes…
F.D.: Es lo que nosotros, desde el Movimiento Arraigo, entendemos que es el tema central que la política le tiene que ofrecer, hoy, al electorado. Es la razón principal del divorcio, cada vez más grande, entre la ciudadanía y la política. Estamos discutiendo cuestiones a ciegas, olvidándonos de resolver la diaria de las familias que viven en las distintas comunidades. Cuyos problemas son, a grandes rasgos, lo que pasó en Rosario. Lo mismo se replica en cada pueblo, en cada provincia de Argentina. Viviendas, seguridad, tecnología, laburos, transporte, conectividad. A esta gente es a la que tenemos que incluir en el planteo. Y no lo puede resolver uno sólo, es distribuir el poder entre gobernadoras y gobernadores. Mucho más, aún: entre las autoridades locales, municipales.
APU: Una descentralización.
F.D.: No es descentralización, es definición clara de funciones y distribución automática de recursos. Argentina, siendo un país federal, es uno de los países que menor transferencia automática de recursos hace a instancias menores del poder federal. Incluso, hay países unitarios centralistas que no tienen divisiones geográficas entre provincias y que distribuyen más sus recursos a las entidades locales administrativas, que ahí sí son descentralizadas. Lo que hay que hacer es definir bien las responsabilidades de cada uno. El Estado nacional, obviamente, se tiene que hacer cargo de las cuestiones estratégicas, la energía. Sin embargo, hay cuestiones estratégicas como la energía o el agua, que están en manos exclusivas de las provincias.
APU: Para ustedes, la discusión pasaría más en delimitar qué le corresponde a cada Estado.
F.D.: Es un debate para dar que el Litio, el petróleo, el gas y la energía, pertenezcan al Estado federal y que las provincias se ocupen de cuestiones puntuales que corresponden a la vida de las provincias y los municipios específicamente, de lo que hace la vida de los municipios. No puede un intendente tener que ir a pedirle algo gobernador o a un ministro nacional el financiamiento para el alumbrado LED de la avenida principal o de la calle de un barrio, eso automáticamente lo tiene que poder resolver la autoridad local. Llegar al 100% de agua y cloaca está buenísimo, pero estamos en el siglo XXI, eso ya tendría que estar resuelto. San Antonio de Areco, que está a 110 kilómetros de la Capital Federal y a 40 del AMBA, no tiene un transporte con el municipio que le sigue. Son regiones abandonadas a 40 kilómetros del AMBA. Imaginen a 500, 600, o 1000 kilómetros. Esto es lo que hay que discutir: que le corresponde a cada uno.
APU: Para ello, habría que reformar la Constitución.
F.D.: Esta Constitución es, todavía, la constitución de 1852-60, no hay una nueva Constitución. La nueva Constitución fue la del 49, que se dejó sin efectos ya sabemos por qué. Es la consecuencia de aquella disputa entre unitarios y federales, la impronta de esa Constitución liberal tiene mucho de centralismo y así se escribió la historia durante 200 años. Argentina, en su primer artículo, define que es un sistema de gobierno federal representativo republicano y federal. Se incorporó en la reforma 94, el artículo sobre la autonomía de los municipios. Entonces, están dadas las condiciones con la Constitución actual para avanzar claramente en este modelo. No hace falta reformar la Constitución, hay que acordar compartir esa riqueza entre el Estado Nacional, la provincia y los municipios. Un detalle: estamos por ratificar que en la costa bonaerense hay petróleo para producir la misma cantidad de barriles diarios que produce hoy YPF. Eso va a resolver, definitivamente, el problema de recursos y del sector externo que tiene la Argentina.
APU: ¿El oficialismo no está haciendo hincapié en esto?
F.D.: Esto nos exigiría estar debatiendo, ahora, en el marco de la campaña electoral, cómo vamos a liderar y conducir este proceso, que es inimaginable la cantidad de recursos que va a tener Argentina para distribuir como corresponde. Sin embargo, estamos todavía planteando si se enojó un ministro con el Presidente, si hay unidad o no en el Frente de Todos, halcones, palomas, carpetazos de servicio de inteligencia. Obviamente, el pueblo argentino está esperando que nosotros le expliquemos hacia dónde vamos a ir. Me parece que más allá de si la Constitución, más adelante, tiene que reformarse, es algo que va a surgir a partir del inicio de un nuevo ciclo que implique el acompañamiento popular necesario para, una vez en marcha y demostrado que estamos en un nuevo rumbo, planificar la constitución del siglo XXI para la Argentina.