El Caminante: el crimen impúne de Sebastián Moro en Bolivia

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ENTREVISTAS APU

El Caminante: el crimen impúne de Sebastián Moro en Bolivia

01 Junio 2023

El crimen de Sebastián Moro -ocurrió en vísperas del Golpe en Bolivia en Octubre de 2019- aún está impune, con una causa judicial paralizada. AGENCIA PACO URONDO dialogó con María Laura Calli, directora de “El Caminante”, sobre los últimos días de Sebastián y su visión del Periodismo, la familia y la escritura. 

La película es una coproducción entre Argentina y Bolivia. Por Argentina, Barakacine y la mendocina Buda Casa Productora; y por Bolivia, Fundación Grupo Ukamau (Jorge Sanjinés). Cuenta con el apoyo de INCAA y Mecenazgo, y participó de los mercados Mendoza Film Lab, Doc Montevideo, Ventana Sur-Doc Sur, Vision Du Reel Market.  

Agencia Paco Urondo: ¿Conociste a Sebastian? ¿En qué momento nació la idea del documental? 

María Laura Calli: Conocí a Sebastian en octubre del 2019. Yo estaba presentando mi anterior documental. Él estaba trabajando como jefe editor de prensa rural y tenía su programa de radio que se llamaba radio comunidad.

Prensa Rural pertenece a la CSUTCB (Confederación sindical única de trabajadores campesinos de Bolivia). Él cubría como periodista toda la problemática del campesinado y de los pueblos originarios, pero Sebastián era argentino, venía de Mendoza de su ciudad natal, había trabajado muchísimos años ahí como periodista especializado en derechos humanos, cubriendo los juicios de lesa humanidad y también tenía su programa en Radio Nacional. 

Cuando llega el gobierno de Mauricio Macri lo relegan de sus funciones, le borran toda la investigación que tenía y ahí es cuando decide irse a Bolivia donde ingresa a trabajar en prensa rural como jefe editor. Nosotros tuvimos mucha afinidad en aquella entrevista porque yo narraba eso mismo en mi documental, en el anterior. 

Me enteré a través de una amiga en común, Gloria Beretervide, y con el llamado de la familia buscando fondos para ir a socorrerlo, sin imaginar que Sebastián iba a terminar muerto. Él estaba como corresponsal de Página 12 haciendo toda la cobertura de las elecciones en Bolivia, ese 9 de noviembre envía la última donde anticipa un golpe de Estado en marcha y también en esa nota habla de la complicidad de las fuerzas armadas con la Policía Federal. En el último audio que manda a su familia dice que va a salir a caminar y también; ‘No sé si hay golpe esta noche’. 

A la mañana siguiente no respondía. Debía de estar presente en una nota con corresponsales extranjeros y no se presentaba. Entonces, la familia logra a través de un conocido que vaya a ver qué pasa en el departamento. 

En ese momento ya estaba la policía amotinada y había muchos grupos de choque tomando las calles de La Paz. Cuando este amigo conocido llega al departamento, lo encuentra desvanecido con golpes en el cuerpo, es ahí donde lo llevan a una clínica privada cercana y la familia empieza a pedir ayuda para poder asistirlo, para poder viajar, para pagar la clínica. 

Yo me fui enterando de estas cosas y no imaginé nunca que falleciera seis días después.  

APU: ¿Fue siempre un periodista caracterizado por su compromiso con el Periodismo? 

MLC: Sí, totalmente. Lo que me movilizaba y lo que más me conmocionó fue, por un lado, su historia. Él se había ido de Mendoza porque le habían borrado toda su investigación sobre los juicios buscando un mejor destino. Enamorado del proceso de cambio. Allá, en Bolivia, dedicó su vida a darle voz al campesinado y a los pueblos originarios y le volvieron a quitar la voz, quitándole la vida. 

Por esto y más, siempre tuve la necesidad de que fuera el propio Sebastián quien contara su historia. No era mi mirada. Humildemente traté como directora acercarme a esos sentimientos, acercarme a todo lo que le estaba pasando en esos días a Sebastián.

Sebastián tenía un absoluto compromiso con su profesión. Él era un chico que no se veía a sí mismo, sino, luchando por los derechos de la gente. La gran pregunta siempre fue por qué Sebastián no buscó una casa de resguardo, como si lo habían estado haciendo colegas de él y como él también les aconsejaba. Sin embargo, después de que le incendiaron la radio y tuvieron que sacar los equipos de emergencia en prensa rural, él volvió a su casa y si bien él anticipa lo que se venía sucediendo, yo creo, que no imaginó que él podía ser un blanco de ataque.

Es clarísimo y eso tratamos de enfocarlo en el documental, como los grupos de choque al ingresar empezaron por Cochabamba, por Tarija, por otras ciudades, pero al ingresar a La Paz lo primero que atacaron fueron los medios comunitarios y los medios que apoyaban el gobierno de Evo Morales. Los vaciaron, amenazaron a la gente, pedían que se cortara la transmisión, rompían las instalaciones. No solo sucedió con prensa rural, sino también con muchos medios alternativos, todos justamente iban informando cómo iba el recuento. Para ese momento todavía faltaba todo el recuento de los campesinos, siempre en las elecciones en Bolivia es el último que llega y es el mayor apoyo al gobierno de Evo Morales. La oposición se resguardaba en eso, que había un margen de error, y en realidad, faltaba todo el conteo de esos votos del campesinado. 

Luego también vivimos, ya instalado el golpe como atacaron a toda la delegación humanitaria donde iban periodistas argentinos a Bolivia, en el mismo aeropuerto. La táctica de no querer informar no solo es en Bolivia y con esta dictadura que se instaló sino que es como un siempre atacar a la prensa que informa. 

APU: ¿Cómo fue filmar en Bolivia? ¿Recorrer esos caminos que recorrió Sebastian? 

MLC: Nosotros hicimos un trabajo de investigación enorme. Apenas fallece Sebastián yo me pongo en contacto con su familia y viajo a Mendoza. Es ahí en donde yo accedo a todo el material de él y me doy cuenta de lo grande que iba a hacer este trabajo.  

Paralelo a esto muchísima gente empezó a llegar exiliada de Bolivia a la Argentina, a la cual, nosotros tuvimos que socorrer. Entonces así también accedí a mucho material de celulares que habían registrado.  

Luego nos agarró la pandemia. Cuando se abrieron las fronteras logramos ir a filmar y algunos todavía estaban exiliados. Por un lado fue adaptarnos a todo lo que fue post pandemia porque la gente usaba barbijos y nosotros teníamos que recrear a través de las caminatas de Sebastián la realidad del 2019. 

Coincidió también con la llegada de la familia, ya que, se estaba iniciando la causa penal en Bolivia y ellas tenían que ir a declarar. Inclusive, pudimos participar de una pericia que se hizo sobre el departamento donde Sebastián había vivido. Uno siente que las energías se juntan para que Sebastián pudiera contar su verdad y  gracias a esas energías que nos van guiando, el documental tiene el material de archivo que tenemos.