Novela “El arcoíris de la Independencia”: las mujeres del cruce de los Andes
Fue Martina Chapanay
la nobleza del lugar.
Cuyanita buena
de cara morena
valiente y serena
no te han de olvidar.
(Cueca cuyana)
El arcoíris de la Independencia es una novela histórica de Vanina Baraldini publicada por editorial Copo de Nieve, que refresca la epopeya del cruce de los Andes. Dos hermanas que se vinculan con otras jóvenes y mujeres comprometidas con los ideales de libertad, igualdad y fraternidad buscarán por todos los medios participar del cruce y vivirán así, aventuras, amores y secretos.
San Martín es nombrado Intendente de Cuyo, que comprendía Mendoza, San Juan y San Luis en 1814, con una mala relación política con el Director Alvear, pese a ello comienza a organizar su Ejército, que será el más poderoso de todas las Provincia Unidas, superior el del Norte al mando de Belgrano estacionado en Tucumán. En 1816 con el nuevo Director J. M. de Pueyrredón, San Martín logra apoyo total. El cruce de los Andes se inicia a principios de 1817, es decir cuatro años de preparatorias que le cambian el clima a todo el Cuyo.
APU dialogó con la autora del libro que se presentará en el Cabildo de Buenos Aires el 12 de octubre a las 17 horas.
AGENCIA PACO URONDO: ¿Qué te inspiró a escribir la novela?
Vanina Baraldini: Me inspiró conocer que hubo al menos tres mujeres (según los revisionismos históricos de los últimos años) que tuvieron participación directa con el Cruce de los Andes: Josefa Tenorio, afrodescendiente esclavizada de la familia de Gregoria Aguilar; Martina Chapanay, hija del cacique Huarpe Chapanay de las lagunas de Guanacache y Pascuala Meneses, una joven mendocina. Estas mujeres lograron atravesar gruesos muros de ocultamiento para irrumpir en el presente con su verdad de coraje y valentía.
APU: ¿La novela revela en forma casi oculta que fueron muchas y cumpliendo muchos roles distintos las que participaron de esa épica?
V.B.: Claro, llevó 200 años revelar que tres mujeres, una originaria, una afrodescendiente y una criolla participaron activamente. ¡Deben haber sido muchísimas más! Sobre todo, teniendo en cuenta la experiencia del Ejército del Norte. La novela recrea sobre esa base personajes ficticios en ese escenario del que historiadores e historiadoras han aportado abundante información.
“Llevó 200 años revelar que tres mujeres, una originaria, una afrodescendiente y una criolla participaron activamente del cruce de los Andes”.
PU: La novela revela intimidades de sus protagonistas y ciertas intrigas familiares, todo en función de participar activamente de ese Cruce, que no es nada simbólico, es carnal y riesgoso. ¿Cómo van resolviendo estas dos hermanas y otras mujeres compatriotas el alistamiento prohibido por San Martín?
V.B.: Tienen que hacer uso de su ingenio, creatividad y sororidad femenina para poder participar y sobrevivir en diferentes roles a lo ancho de la Cordillera de los Andes. La influencia de la figura de María Remedios del Valle en el Ejército del Norte cuya participación activa en las victorias de Tucumán y Salta, le valió el grado de Capitana otorgado por Manuel Belgrano. Estas mujeres están decididas a desempeñar mayor protagonismo por la liberación de la patria y apoyar a San Martín a quién admiran muchísimo.
APU: Observando desde esta realidad actual y tan cruda ¿qué legado han dejado aquellas mujeres que no se puede ocultar, aunque la historia oficial lo intentara?
V.B.: La valentía, el compromiso con los intereses comunes del pueblo, la solidaridad, el amor a los ideales de una Latinoamérica libre y soberana, sin distinción de ningún tipo. Las palabras de San Martín “ algún día se sabrá que esta Patria fue liberada por los pobres, y los hijos de los pobres, nuestros indios y los negros, que ya no volverán a ser esclavos...”, creo que incluía a las mujeres. Nuestro idioma español al utilizar el masculino genérico para hablar de hombres y mujeres, lo ha omitido junto a la discriminación pasada y actual hacia la mujer. San Martín responde al pedido de Josefa Tenorio que se le conceda la libertad, cumpliendo su promesa, es decir que está registrado que sabía de la valiente participación de las mujeres y no creo que las haya excluido, sino que el uso del masculino como inclusivo se encargó de eso.
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Arenga del General José de San Martín después de la batalla de Chacabuco (12/2/1817):
¡Soldados! Todos y cada uno de ustedes conocen el esfuerzo y las dificultades por las que hemos pasado. Llegar hasta aquí es bastante, pero nunca es suficiente. El enemigo espera, y espera bien armado, señores. Son la esperanza de la América, cada uno de ustedes lleva consigo lo más importante, ¡la libertad! Trescientos años de masacre y de barbarie tiñen nuestra tierra de sangre, pero hemos venido a decir ¡basta!, ¡se acabó!
Soldados, se me llena el corazón al ver a tantos guerreros dispuestos, nuestros hijos y los hijos de nuestros hijos recordarán este momento con orgullo, porque les dejaremos una tierra digna de ser vivida. Donde puedan sembrar, crecer y prosperar, libres de toda cadena, donde cada hombre pueda decidir su destino sin importar su color, su linaje, su procedencia, ni qué carajo. Porque todos somos iguales ante el Supremo, así como somos iguales ante la muerte, porque cualquier hijo de mujer merece ser libre de una vez y para siempre. ¡Seamos libres, que lo demás no importa nada! ¡Viva la patria!