Sin escuela pública no hay futuro
Cuando un grupo de gente se encuentra en un lugar neutro pasan muchas cosas. Entre ellas, se genera un espacio de confianza que produce un choque de vidas, experiencias, desamores, anhelos, sueños, tristezas, enojos. En la grupalidad se pone en juego los valores de cada uno para ganar valores nuevos, se crea un idioma, un lenguaje que sólo ellos podrían hablar.
En la tarde lluviosa del 22 de abril personas de todas las edades son convocadas por un objetivo único: hacer teatro. En ese espacio neutro aprenden de la percepción del otro, estimulan la confianza, crean historias increíbles y luego las representan. En ese lugar se conectan almas que vienen de todos los estratos sociales, y la motivación de superarse en cada clase los une. Es como la música en los actos escénicos, funciona como un huevo que une todo. Son los instrumentos y los cuerpos de estos actores los que le dan tensión a una improvisación sobre un campamento, hacen comedia de una persona que acaba de morir, dan magia a un aquelarre y culpan a un amor de un mismo género.
Me cuestiono en primera persona: ¿Conocería a toda esta gente maravillosa si no fuera por la escuela pública? No ¿Haría expresiones con mi cuerpo sobre un dibujo de mis compañeros? Tampoco. ¿Estaría jugando al “encuentre la diferencia” mientras yo soy una estatua los lunes a la noche? Claramente no.
Este lugar de encuentro va progresando y mutando. Tal es así que varios de los que habitan ese espacio decidieron organizarse el día martes para reclamar que Sin escuela o universidad pública no hay futuro.
Las clases de actuación para los alumnos de FOBA 3 son una resistencia, un lugar donde vuelven a la infancia, donde se desafía a la vergüenza, se ponen en ridículo y crean comunidad cantando un felíz cumpleaños. Personas que hace un mes no se conocían hoy son íntimos amigos, y para otros es un constante ejercicio de confianza y de habitar el presente que tanto cuesta.
Juntos crean identidad cultural: cada palabra, expresión o gesto son la cultura que vive. El arte sirve como herramienta para salir de las crisis tanto personales como sociales (detengámonos un segundo a pensar que hubiésemos hecho sin películas, series o incluso la música en tiempos de pandemia) un caos. Ya lo sé.
En pleno apoyo por la educación pública me pregunto: ¿Qué sería de nosotros si este lugar, al que venimos todos los días, desaparece? ¿En donde jugarán todos estos adultos? ¿Donde encontraremos los ejercicios de confianza al conocer gente nueva? ¿Donde despejaremos la mente del afuera? Son muchas preguntas y tengo pocas respuestas. Pero sí una certeza: sin escuela pública no hay futuro.