"Eva maravillosa", la novela de Gloria Lenardón donde la líder juega a ser Alicia

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    Renunciamiento de Eva
RESCATE Y HOMENAJE

"Eva maravillosa", la novela de Gloria Lenardón donde la líder juega a ser Alicia

05 Mayo 2024

Eva maravillosa, novela que Gloria Lenardón publicó en 2006 bajo el sello Alción, es la concreción de un tremendo desafío en el cual “la abanderada de los humildes” se comporta como la Alicia de Carroll para narrar su propia transformación y, a través de ella, de todo lo que la rodea. No podría haber caído en mis manos en mejor época, ya que se cumple un nuevo aniversario del nacimiento de Eva María Duarte, nuestra Evita.

“Compañeros”, es la palabra que abre el libro, casi podría agregar que no podía ser otra. “Como dijo el General, haré lo que diga el Pueblo” es la frase que abre el segundo párrafo y la negación dialéctica desdoblada, como dice Liliana Heer en la contratapa, nos pone en el punto de partida: el momento de la gran renuncia. La vicepresidencia se evapora y mientras ordena sus papeles ante la presencia del abogado que la ayuda con el testamento y otros varones que la adulan al mismo tiempo que le temen, a Eva se le van cerrando los ojos y el relato comienza a dar saltos; pasa de la niñez a los momentos claves de su vida con unos juegos en el lenguaje sumamente destacables.

Cada capítulo que se abre tiene citas de Alicia en el País de las Maravillas. No respeta el orden, pero esas citas son referencias importantes en este paralelismo. Por ejemplo, el segundo capítulo (“Cruzar al otro lado”), que tiene acápites de “Cayendo por la madriguera” correspondientes al libro de Carroll, Lenardón lo utiliza para que ese movimiento nos traslade hasta la niñez de Eva. Quien no corre detrás de un conejo, sino de una gallina (Yira Yira)

A fuerza de paranomasia (“¿De qué vive? ¿de maleza?, pensé, y me respondí: de la melaza que se forma en la maleza y el agua sucia del pozo”; “¡Qué agallas! ¡a pesar de las llagas que pos su culpa casi se liga!) va tejiendo una historia alrededor de una olla, un cerdo, unos cuantos chiquillos rapaces donde la autora se cuida de dejarnos referencias constantes para saber que es Eva esa niña inquieta que se parece a Alicia o a cualquier otra niña:

 

“Más aire tragas más se te agranda, le dije. Mi papá traga de todo por eso tiene el estómago grande. Mi papá tiene una casa grande y otra chiquita que es en la que yo vivo. Además de las dos casas tiene dos esposas y dos montones de hijos, uno para cada casa que también tienen un gato y un perro y gallinas”.

 

Los puentes con el libro de Carroll son constantes, pero no forzados. Para citar algunos: en el capítulo que nos recuerda a “Cerdo a la pimienta”, hay una olla y un porcino, pero acá el puerco es cuidado como si fuera un bebé, no es un bebé que se convierte en dicho animal. En otra parte, Eva sondea a Yira Yira para ver si quiere caldo. Al escucharla, uno de los rapaces le pregunta a ella si hay caldo de gallina, lo que inmediatamente hace desaparecer al animal. Eso nos recuerda el momento en que Alicia le dice al ratón que tendría que conocer a su gata Dida porque es muy buena cazando roedores, lo que asusta en demasía a su interlocutor.

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Tapa Eva Maravillosa

Lenardón usa en repetidas ocasiones el adormecerse para pasar de un lugar a otro en la vida de Evita. La maestra preguntando si está dormida, frases como “La soñarían” o “de chica a veces gritaba mientras dormía” le servirán para trasladar la narración al cruce con la Sociedad de Beneficiencia, el encuentro con Perón, su dedicación constante a la Fundación, sus idas a las huelgas para convencer a los obreros, el voto femenino como arma para los hogares, momentos donde la figura de Eva crece y se vuelve cada vez más gigantesca. Y también para regresar a la historia inicial de esa niña que fue. 

Uno de los momentos más altos de la novela es la merienda de los Rapaces con las Damas, la simil fiesta que hace acordar a la que tienen la Liebre de Marzo y el Sombrerero.

 

“El intendente había mandado cruzar una banda en la puerta de adelante, el auto se estacionó. ‘Dan Más’, leí. Manda y manda, dije. Entraron en el monte con los canastos llenos; las damas, qué tal, qué tal, saludaban acaloradas, no nos pisen que pesan. Los dejaron en el piso. Dos canastos bien grandes.”

 

¿Cómo no pensar que aquí nació el entendible encono de Evita con las damas de beneficencia? Si no fuera así, esta anáfora debería serlo.

 

“-Sí pero además tendríamos que tener un almanaque que nos marcara el viernes. Todas las damas vienen el viernes. Les viene bien el viernes.

-Si siempre fuera la hora del mate y siempre fuera viernes nunca tendrían hambre- dijo una de las damas abriendo la bolsa con pan y bizcochos.

-Eso aquí no es un problema, hambre hay siempre- dijeron a coro los rapaces".

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Gloria Lenardón

El libro cierra con dos historias (“El destierro” y “Visita guiada”) donde utiliza otro registro al que vino trayendo hasta acá, para hablar sobre el secuestro y el posterior entierro secreto del cuerpo de Eva. Teniendo en cuenta que está escrito en otro tono, lo que ocurre en el avión del (llamémosle) primer relato tendría una enorme validez por peso propio, sin contar que el conjunto nos corre el eje para darle un gran cierre a la novela.

 “Me pregunto por qué escribí Eva maravillosa, se refiere a un personaje verdadero, histórico, y encima de una relevancia enorme. Buscando las razones del desafío creo que lo determinante fue el pensamiento ideológico de Mateo Pavlinovic, mi papá. Era un peronista fervoroso, tanto como sus siete hermanos, habían sido muy pobres y aunque su situación cambió antes de la década de Perón, adhirieron apasionadamente al peronismo. Hijos de inmigrantes yugoslavos conocían muy bien de qué se trataba la pobreza. Aunque por aquel entonces era una nena me quedaba a escucharlos, no lo advertían debido a la vehemencia de las conversaciones –con pesar señalo que las hermanas no participaban-, las palabras sonaban diferentes, cautivaba que los cinco hermanos Pavlinovic que eran muy lectores, hablaran tanto y con intensidad de lo que leían y sucedía en el país que cambiaba.

Cuando mi papá leía no había forma de que apartara la vista, aunque con mi hermana metiéramos batifondo alrededor. Seguramente su atención a la lectura tan sostenida me empujó a escribir novelas, primero un par para entrenar, y después Eva maravillosa. Pero también su fracaso como candidato peronista a intendente del pueblo .Y su arresto en Chañar Ladeado, en el 55, por un día, por los representantes chañarenses de la ‘Revolución Libertadora’. Por su persistencia en la acción social, el pueblo tuvo Caja de Créditos (convertida en Banco por la Ley 21526 de la última dictadura militar), el Centro de camioneros, y la frustración de un frigorífico que ya con algunas paredes levantadas no muy lejos del arco de entrada que dice ‘Capital del porcino’, fracasó porque el capital lugareño no quiso apoyar el proyecto de un tipo peronista”, cuenta en su blog esta escritora que nació en Santa Teresa (Santa Fe), reside en Rosario y supo recibir en 1987 el premio Emecé por su novela La reina mora, sobre qué la llevó a concretar este difícil desafío de transpolar la vida de la Gran Capitana a un espacio más lúdico, si se quiere.

A veces, en esta novela, Eva más que Alicia se parece al conejo, mirando el reloj y el tiempo que no le alcanza, justo a ella que sabe que nada se resolverá si no está pendiente, que no puede delegar. A pesar de que el hambre de la niñez se convierte en falta de apetito. La que siente, otra vez, que EL SUEÑO LA MATA. Pero que es consciente de que ese morir, para la que ella construyó, no es más que una contradicción. Por eso le dice a su hermana: “¿Dormida? ¡Estoy bien despierta! ¿No lo ves?”. Por eso, seguirá siendo eternamente nuestra Eva maravillosa.