Crónica de un juicio por jurado
El jueves 8 de agosto, mientras una tormenta caía sobre el AMBA en los tribunales de Avellaneda se realizó el juicio por jurado en la causa que investiga el asesinato de Horacio Kuciukas, efectivo de la División Conductas Delictivas y Eventos Deportivos de la Policía de la Ciudad de Buenos Aires, asesinado el 9 de julio de 2021 en esa localidad.
Los hechos: el agente de la policía de la Ciudad, Horacio Kuciukas, también instructor de tiro, fue ultimado frente a su familia a sangre fría por un comando de delincuentes encapuchados cuando regresaba a su casa, ubicada en la localidad bonaerense de Gerli, partido de Avellaneda.
Hay quienes dicen que nuestro destino ya está escrito. "Dejé la luz prendida, hay que volver", dijo el oficial mientras giraba en U para retrotraer sus pasos del viaje de pesca que nunca llegaría a realizarse. Ésta decisión de Kuciukas, quien llevaba consigo su arma oficial, será fatal para él y cambiará para siempre la vida de su familia.
El juicio por jurado se desarrolló en la sala de audiencias del Tribunal Criminal N° 1 de Avellaneda. En el banquillo de los acusados estaba sentado uno de los supuestos asesinos del policía. El acusado, de nombre Ramón "pájaro" Sosa, solicitó en soledad, ser juzgado por sus pares en un juicio por jurados.
Resulta necesario aclarar que en la PBA, este tipo de proceso está reservado a casos graves, es decir, el mínimo de la pena en expectativa del delito en cuestión debe ser superior a los 15 años. Por lo tanto, no debe admitir tampoco el juicio abreviado, es decir, no hay posibilidad de acuerdo entre fiscal y defensa.
Sin embargo, el monto de la pena no es suficiente para que actúe un jurado. El imputado debe elegir este tipo de juicio. Si el imputado opta por un tribunal letrado, será su voluntad la que defina la modalidad de juzgamiento.
Ahora bien, y aquí una primera curiosidad, cuando hay más de un imputado el código dice que lo que elige uno de ellos, afecta a los demás. En este caso no fue así ya que se permitió la particularidad de que Sosa eligió el juicio por jurado en soledad, mientras sus cómplices van a ser juzgados por jueces profesionales. Cosas del conurbano.
En cuanto a la escena del juicio, debemos empezar diciendo que los tribunales de Avellaneda se encuentran a la vera del Riachuelo, en un edificio ubicado en la calle Mariano Ferreyra, lo que genera para los más informados, una simbología densa que se suma a la intensidad del del viento costero. El edificio, conformado por grandes ventanales, columnas de ladrillo a la vista y techos altísimos de chapa, está rodeado de fábricas y chimeneas, lo que le da cierto aspecto lúgubre sumado al total aislamiento de la ciudad. Dato: no hay ni un café ni un bar remotamente cerca. Tampoco adentro.
El frío cala los huesos fuera de la sala de audiencias, la lluvia cae sobre los enormes ventanales. Un perro se pasea por el lugar. Vive ahí. Le dicen “El Capitán”. Entre el público se mezclan familiares del imputado y de la víctima, estudiantes de derecho y abogados que buscan aprender esta modalidad de juicio tan apasionante.
El jurado de 12 personas (otro día explicaremos la raíz esotérica del número 12, copiado de los yankees, pero que se vincula a las 12 tribus de Israel, los 12 apóstoles, los 12 meses del año, etc.) se dividió en 6 mujeres y 6 hombres. Paridad de género.
Además de esta paridad. El jurado era ecléctico en su composición en cuanto a edad y clase social. Jóvenes, adultos mayores, laburantes, estudiantes. Gente común. El pueblo en definitiva.
Tanto la defensa como la acusación pueden eliminar jurados hasta definir la composición final. A estos 12 jurados, se agregan 6 suplentes quienes deben estar presentes todo el juicio, pero no pueden participar del veredicto. Igual se llevan el certificado y el pago correspondiente. Mal pero no tan mal.
El juez letrado debe instruir al jurado sobre cómo actuar. Los 12 hombres y mujeres en pugna deben tener en cuenta sólo la prueba vertida allí, dice el magistrado. Deben dejar de lado sus prejuicios y evitar toda influencia externa. El juez tiene también la difícil tarea de explicar conceptos jurídicos como duda razonable y principio de inocencia. Nada sencillo.
Las partes hacen un alegato de apertura. Vale destacar que la fiscal arrancó con todo señalando al pájaro Sosa al grito de "asesino". La defensa planteó, sin negar los hechos que terminaron con la vida del policía, que Sosa nunca estuvo en lugar.
Arrancaron los testigos. Prueba esencial de ambas partes. Entre ellos, el testimonio más importante fue el de la valiente Bárbara Kuciukas, hija del asesinado, quien logró superar sus lágrimas para demoler la estrategia de defensa. El abogado defensor pidió que el Pájaro se retirara para no ser reconocido.
Según los testigos, Kuciukas y su familia fueron emboscados a las 6 am del feriado del 9 de julio de 2021. La familia se iba de pesca, pero decidieron volver porque olvidaron la luz prendida. Fatalidades del destino.
Llegando al hogar familiar, un Corsa gris les cruzó el paso y varios hombres obligaron a la familia a descender a punta de pistolas. "¡El perro NO!" fue lo primero que Kuciukas atinó a decir. Lo segundo fue "¡Alto, policía!".
Es necesario detenernos un momento en lo que se conoce como “estado policial” que obliga a los agentes de las fuerzas de seguridad a estar en servicio las 24 hs. del día y portar su arma en todo momento. Esta situación necesitaría una nota aparte ya que está plagada de polémicas y debates no saldados. Lo concreto, es que la estadísticas indica que son más los policías abatidos estando fuera de servicio que los uniformados en un procedimiento formal. Un debate abierto.
Volvamos al hecho puntual. Mientras la víctima daba la voz de alto, su hija Bárbara corría envuelta en pánico y entre gritos de horror de su madre parada en medio de la calle, escuchó los disparos y un ruego que fue una macabra despedida "Barbí, volvé!". Fue lo último que le escuchó decir a su padre, quien cayó herido por un disparo en su pecho. Falleció casi al instante.
Los delincuentes huyeron. La policía identificó a los integrantes del comando, entre ellos el pájaro Sosa, quien curiosamente fue señalado en una rueda de reconocimiento por Bárbara ya que llevaba la misma campera usada al momento del hecho. Podemos decir que el pájaro se regaló
Finalmente, el jurado fue instruido, luego de los alegatos de cierre de las partes, sobre las opciones a decidir.
*El autor es abogado especializado en derecho penal e inteligencia criminal