"Quienes usufructúan esta división en el Mov. Nac. son adversarios tanto de la CGT como del Gobierno"
Debido a las deliberadas acusaciones de “golpistas” esgrimidas por funcionarios del gobierno nacional en los últimos días respecto de las acciones gremiales que se han llevado a cabo, como así también a la inmensa cantidad de artículos periodísticos que han sido publicados y que llegan al ridículo de vincular las tensiones que existen en el Movimiento Nacional con el golpe de estado sufrido por el presidente Lugo y el hermano pueblo del Paraguay, la Confederación General del Trabajo se ve en la obligación de responder esas imputaciones que duelen y ofenden a su historia.
Llama la atención que se acuse a esta Central Obrera sobre todo si se tiene en cuenta la historia de los dirigentes que hoy la encabezan. La CGT fue intervenida por todos los gobiernos militares, por muchos de los que se decían democráticos, y quizás haya sido la institución más combatida por la última dictadura cívico-militar. Más del 60 por ciento de los desaparecidos eran trabajadores, muchos de ellos delegados de base, miembros de comisiones internas, e incluso se eliminó al Secretario General del sindicato de Luz y Fuerza, el compañero Oscar Smith. La CGT fue artífice del fin de la dictadura más brutal de nuestra historia. Basta recordar la huelga general del 27 de abril de 1979 y la movilización del 30 de marzo de 1982 en contra de la dictadura, donde la represión costó la vida de un trabajador en Mendoza.
Los argentinos no deben dejarse confundir por las adhesiones mediáticas de quienes jamás se han preocupado por los derechos de los trabajadores. Son reacciones oportunistas y desesperadas de sectores que no son una opción política real en nuestro país. En esto hay que ser categóricos: de ningún modo las intenciones de estos sectores marginales representan el espíritu de la masiva movilización convocada para el próximo miércoles en Plaza de Mayo, ni la agenda, ni los reclamos quela CGT viene planteando desde hace más de un año y que no han obtenido ningún tipo de respuesta.
La fuerza social que se movilizará es obrera y como tal adhiere al proyecto nacional en la medida en que el mismo no se aleje del camino recorrido a partir del 2003. Los trabajadores jamás seremos ariete, ni mascarón de proa, ni fuerza de choque de aquellos a los que poco les importan las negociaciones colectivas, el pleno empleo, los derechos humanos y la distribución justa de la riqueza.
Quienes usufructúan esta división en el seno del Movimiento Nacional son adversarios tanto de la CGT como del Gobierno. Sectores que nada tienen que ver con el Proyecto Nacional y se han opuesto al avance de las mayorías populares en la última década. Avances y conquistas en lo que también la CGT ha sido artífice.
Podemos aceptar que haya sectores que no compartan nuestros reclamos, pero no vamos a permitir que nos llamen desestabilizadores por ejercer un legítimo derecho a reclamar. Este reduccionismo no hace más que negar cualquier diferencia y anular la discusión política, la cual le aporta dinamismo al Movimiento Nacional Más allá del oportunismo de estas mezquinas minorías, los trabajadores llevaremos adelante nuestra movilización, en paz, con un único objetivo: que nuestro legítimo reclamo sea escuchado por la Presidenta de la Nación. La CGT no va a permitir bajo ninguna circunstancia que la protesta social sea criminalizada y que las huelgas sean caratuladas como extorsión a la democracia ni que nuestro accionar se asocie al chantaje. El miércoles los trabajadores organizados una vez más en la histórica plaza levantaremos nuestra voz contra la injusticia.