"Había un modelo de país donde la industria y el deporte estaban interrelacionados"
Por Pablo Russo y Sebastian Russo l La Caracas es el resultado de una larga investigación y una recuperación de viejos materiales fílmicos, con los cuales, además de las distintas entrevistas y las diversas filmaciones en las que reconstruye en el presente hechos ocurridos hace 64 años atrás, Andrés Cedrón da a conocer una epopeya extraordinaria. Intervienen en ella los mejores corredores del automovilismo Latinoamericano de la época, que se atrevieron a recorrer los 10.000 kilómetros que separan Buenos Aires y Caracas. El Gran Premio de la América del Sur se corrió durante 20 días, y en 14 etapas recorrió Argentina, Bolivia, Perú, Ecuador, Colombia y Venezuela, haciendo de un sueño una realidad. Numerosas deserciones y accidentes fatales marcaron trágicamente la ruta, así como también acontecimientos que la historia quiso que se cruzaran durante la travesía de la competencia, como el golpe militar en Perú. Conversamos con su director, a propósito de automovilismo, unidad Latinoamericana y reconstrucción histórica.
APU: Contanos esto de: “La utopía no es sólo la meta sino que también es el camino” ¿Cómo te encontraste con este tema? ¿cómo se te apareció y cuándo pensaste que esto podía ser interesante para contarlo en una película?
Andrés Cedrón: La historia me llega a través de mi viejo que fue auxilio de Turismo Carretera. Es fanático, es “tuerca”, y de compartirlo los domingos en asados o con la pasta, compartir la carrera. Cuando fui creciendo y empecé a estudiar cine siempre pensé que era una buena manera de empezar, una buena historia, y que tenía que salir del mundo del automovilismo –donde la conoce todo el mundo- y ser conocida por el resto de la sociedad. A través de eso, en 2007 comencé la investigación periodística, estaba muy latente la conformación del Mercosur y la Unasur y me pareció que esta carrera, que significó unir Buenos Aires con Caracas, 6 países, 10.000 km., era un poco la idea de la utopía de la unión latinoamericana.
APU: Además, estamos hablando del año 1948 cuando, obviamente, los autos eran otra cosa, los corredores también eran otros y la sociedad también era muy distinta.
AC: Sí, la verdad que era toda una aventura largarse a correr con esos autos, por esas rutas de tierra a 150 kilómetros por hora, sin cinturón, con 200 litros de nafta atrás, por caminos que no conocían. Eran unos locos bárbaros, ellos hoy se reconocen como locos pero en ese momento no. y era otra época, los valores que tenían, la solidaridad que tenían entre ellos, hay muchas cosas para analizar desde otros puntos de vista. El documental no sólo se quedó con lo deportivo, sino que se amplió a otros ámbitos.
APU: En relación a eso que decís me gustaría que comentes cómo encaraste el tema de la reconstrucción, 60 años después, de esta carrera, respecto a alternar el material de archivo, la búsqueda de ese material y el tema de los testimonios.
AC: La idea inicial había sido hacer el viaje, algo bastante difícil. Teníamos una producción muy pequeña, pero con la investigación surgió muchísimo material de archivo y teniendo acceso a la familia de los corredores y a los sobrevivientes tuvimos acceso a las coupe, algunas originales y muchas réplicas. Era la mejor manera de entrar en clima de lo que era correr por esos caminos de tierra en el año 1948, rodar imágenes que son muy descriptivas de lo que era aquel momento. Aquel gaucho que iba al medio de la ruta a ver pasar los autos, todo un símbolo de progreso, y lo que significaba en ese momento el auto que llega a pueblos lejanos y que por primera vez podían verlo.
APU: De todas maneras, en el documental no sólo hacés referencia a la carrera, sino también al contexto social e histórico de la época.
AC: Sí, primero porque si bien soy amante del deporte, no soy “tuerca” y, aparte, me parecía que ésa era la intención. Llevar este hecho deportivo a que lo conozca no sólo el “tuerca” sino al que no lo es, darle un poco más de información para que no quede en lo anecdótico. Me pasaba que hablaba con la gente y todos repiten el relato de los hechos, pero no se da una explicación de porqué se realizó esa carrera.
Lo tomé con mucha responsabilidad y todos en la investigación buscamos eso. Entender porqué se realizó, porqué estando diseñada 10 años antes recién se pudo hacer en 1948, porqué no se pudo volver a hacerl. Creo que detrás del documental hay un análisis social, cultural y político que permite que uno pueda sacar sus propias conclusiones.
APU: Algo planteás al rescatar el fragmento de la película de los años 50 “Fangio: el demonio de las pistas”, donde el que anuncia la carrera cita a San Martín, Bolivar y O’Higgins.
AC: Claro, en esos momentos se vivía una revisión histórica y había lazos entre los países que, a pesar de sus diferencias, se podían poner de acuerdo para realizar una carrera de semejante tamaño. El Dakkar que hoy conocemos, que es algo similar, cuando hicieron la primera edición en Argentina reconocieron que “la Caracas” había sido la inspiradora del Paris- Dakkar, que llegó a tocar nada más que 3 países, mientras que en 1948 la Buenos Aires- Caracas tocó 6 con el regreso por Chile. Eso es significativo.
APU: También están los testimonios, por ejemplo, de Horacio González, que habla de Perón como deportista -aunque no necesariamente del automovilismo- que entendía a este deporte como parte del desarrollo industrial.
AC: Sí, eso también es para analizarlo. Había un modelo de país donde la industria cumplía un rol y el deporte otro, pero a su vez estaban interrelacionados y lo interesante es que el porqué de que la Argentina fuera una potencia en el automovilismo tiene mucho que ver con el impulso que se daba a aquella industria automotriz por esos años. El resto de los países de Sudamérica no tenían una competencia como la nuestra. Si bien en “la Caracas” había corredores de otros países, había una clara mayoría -111- de argentinos, y los principales protagonistas eran (Juan Manuel) Fangio, los Gálvez (Oscar y Juan), (Domingo) Marimón, (Eusebio) Marcilla, que eran de acá, de la Provincia de Buenos Aires.
APU: Era el Fangio que aún no había sido campeón mundial…
AC: Si, un año antes de irse a Europa. Al año siguiente viaja a Europa y, por haber abandonado en “la Caracas”, vuelve a correr en el Gran Premio de la República Argentina al año siguiente. Fue tan grande la Buenos Aires-Caracas que Fangio se vio obligado a volver a corre para intentar obtener ese Gran Premio.
APU: ¿Con qué sorpresas te encontraste en la investigación de este trabajo?
AC: Lo de la unión latinoamericana fue una hipótesis y algo que quería rescatar, y los testimonios de los protagonistas denotaban cómo era el recibimiento que tenían los argentinos fuera de Argentina. Los trataban de hermanos, de “los che”, me pareció importante. Teníamos la hipótesis de que el viaje en motocicleta del Che y Alberto Granados tenía algo que ver con la Buenos Aires-Caracas. Se respetaba el mismo punto de partida y de llegada a sólo 3 años de la carrera.
Fue una sorpresa conocerlo a Granados y que confirmara que había seguido la carrera y que –como era cordobés era hincha de Marimón- se acordara que él les había venido a confirmar que ese viaje se podía hacer en moto. Ellos habían pensado hacerlo a dedo, pero la carrera les demostró que lo podían hacer en un vehículo y en una moto. Ese fue uno de los hallazgos, quedó al final porque ya tenía la película montada, pero les sugiero a los espectadores que se queden hasta los créditos porque está esa perlita.
APU: ¿Existía en esa época la “pica” entre Chevrolet y Ford o eso es posterior?
AC: No, ya existía y en esos momentos era a los bifes, a quién era más guapo. La discusión de los Gálvez y Fangio era por eso en principio. Si bien Fangio corrió sus primeras carreras con Ford, después se identificó con Chevrolet, y cuentan que en las discusiones por el accidente de Fangio en Buenos Aires no se hablaba de otra cosa. Fue una rivalidad de marcas desde el principio.
APU: La música la hizo el Tata Cedrón. ¿Cómo fue el proceso?
AC: Fue un lujo tener al Tata y las interpretaciones del cuarteto. Además de ser mi tío, se enganchó con el proyecto porque su padre –un tío abuelo mío- fue mecánico y corrió en Fórmula Limitada en Mar del Plata. Entonces el Tata conocía todo ese mundo, quería ser partícipe y, si bien son temas preexistentes, fueron elegidos especialmente para este documental, no me imagino otro documental sin la música del Tata.
APU: ¿Qué opinó de la película?
AC: Le encantó. A medida que iba avanzando le fui mandando algunas cosas y le fue gustando, le fue encantando y hasta su hija –Azul- me decía que era fanática de “La Caracas”. Con sólo 5 o 6 años, veía el documental y le gustaba. El Tata está muy contento, está llegando de una gira así que se va a encontrar con esta repercusión tras haber podido, finalmente, estrenarlo.
APU: Vos formás parte de una familia de artistas. ¿Qué parentesco tenés con Lucía?
AC: Primo.
APU: O sea que también sos sobrino del “Tigre” Cedrón. La herencia cinematográfica siempre presente y actual.
AC: Sí, hay una realidad, siempre digo que los Cedrón somos muchos, entonces nos podemos dar el lujo de tener gente vinculada al arte, pero también a otras actividades. Muchos tenemos la posibilidad de concretar algo en el arte. Hay artistas plásticos como Alberto y Aníbal Cedrón, Pablo, que es actor y guionista…
APU: Y en tu caso, en la elección de ser cineasta, director de documentales, ¿influyó en algo tu tío Jorge o fue por otro lado la cosa?
AC: La verdad que me fui encontrando. Comencé con el cine a los 24 años, ya más grande. Nací en Neuquén pero viví mucho en Buenos Aires, volvía a Neuquén en mi adolescencia y extrañé muchísimo el cine. A los 18 volví a Buenos Aires, y hasta que me pude reencontrar con el cine y con el arte pasó un tiempo hasta confirmar lo que quería. En este caso, mi decisión no tiene que ver con las cuestiones familiares. Sí después uno tiene las conversaciones, los contactos e influencias que sí, evidentemente son familiares.
Andrés Cedrón estudió cine en la Facultad de Diseño y Urbanismo de la Universidad de Buenos Aires, en la carrera de Diseño de Imagen y Sonido. Desde 2007 trabaja en la industria, ha realizado cortos y dirigido campañas de publicidad. La Caracas es su ópera prima.
Entrevista realizada en el programa Agite Cultural, y publicada en la revista Tierra en Trance