Tres encuestas confirman que crece el malestar social con el Gobierno
Por Enrique de la Calle
Tres consultoras de diferentes palos, Tendencias, CEOP y D’Alessio Irol/Berensztein, arrojaron resultados parecidos en torno al actual humor social sobre el gobierno de Mauricio Macri. Las tres realizaron encuestas en diciembre, a días de aprobarse la reforma previsional y mientras el Ejecutivo insiste con cambios en materia laboral y profundiza el tarifazo en los servicios públicos (gas, luz y transporte). En el medio, creció un 7% el dólar y el oficialismo debió "recalibrar" la meta de inflación. El peor mes de Cambiemos en el año.
Con diferencias en los porcentajes, las encuestas coinciden en todos los ítems: crecimiento de la desaprobación del Gobierno, baja de la imagen positiva de sus principales dirigentes (¡incluida María Eugenia Vidal!), pesimismo sobre el futuro próximo del país, rechazo a las reformas previsional y laboral. Rápida de reflejos, la gobernadora de Buenos Aires salió a mostrar su "costado humano" en fotos "casuales".
Además, las consultoras se ponen de acuerdo en otro aspecto: todos los indicadores empeoraron notablemente en los meses de noviembre y diciembre. Justo después de que Macri lanzó su "reformismo permanente", que sectores de la oposición interpretaron como "ajuste permanente". Más allá del debate, el paquete de medidas oficial incluyó el recorte a los jubilados, pensionados y beneficiarios de la AUH, el pacto fiscal con las provincias, una modesta reforma fiscal pro-patronal, y un ajuste sobre la plantilla de trabajadores del Estado (en diciembre fueron echados casi 2000 empleados públicos en Nación, PBA y municipios bonaerenses).
En enero, con subas de los servicios e inflación (proyectado un 5% en diciembre y enero), seguramente el malestar se extenderá y habrá qué ver dónde encuentra techo (la imagen positiva del presidente está en torno al 40%). Así las cosas, el macrismo encara un importante desafío que golpea en el punto exacto donde el Gobierno suele moverse: entre el ajuste que cree necesario hacer y el que la sociedad tolera. Cambiemos sabe que ese margen es estrecho. De hecho, los actuales niveles de desaprobación se asimilan a los de medidados de 2016, cuando el Ejecutivo encaró sus políticas de "sinceramiento", que incluyeron tarifazos y paritarias por debajo de la inflación. La película es conocida: en 2017 volvió el "gradualismo" y el oficialismo se impuso en las elecciones de medio término.
Igualmente, todo parece indicar que este año ese "gradualismo" perderá moderación. Cambiemos preferirá ceder capital político en 2018 para tener nuevamente margen en 2019, año electoral. Por supuesto, el Gobierno sabe que no domina, tal vez, la principal de las variables en la que se basa hoy su programa económico: la deuda externa. ¿Qué puede pasar si, como describió Carlos Melconian hace meses, el mundo "estornuda"? Si hace cuatro meses casi todos los analistas políticos daban por hecha la reelección de Macri, hoy dan cuentan de algunas luces amarillas. En Argentina, es sabido, nunca está dicha la última palabra.