El partido de Francisco
- Benito, ahora escúcheme usted, anote ahí, llamar al Pupi, al amigo de Eco, y agendar una audiencia para el mismo día – dijo Francisco con paciencia.
Luego le pidió disculpas al cardenal por su necesidad de retirarse a descansar, el hombre de negro se puso de pie, no hizo ademán alguno, sabe que con él no van esas cosas, dijo “el que debe retirarse soy yo” y le aconsejó que ni se levante si estaba cansado. El hombre se retiró de la sala y Francisco se mantuvo sentado frente al escritorio, sobre el que se estiró para agarrar un cuaderno escolar de tapa roja que estaba a mano. Lo abrió donde dejó la birome y escribió:
“¿Será posible? ¿Será posible que las cosas sean como decía Verón? Me acuerdo cuando me visitaba en la catedral y decía, con ese tono despreciable de quienes pisaron la Sorbona, "la iglesia hizo lo mismo", que la idea la metió por escrito pero la metió, que las personas en este continente no pensaban en Jesús. Yo le contestaba que también creían que algunos eran hijos de Dios, pero con otro nombre. Agregaba que la palabra de la Iglesia no es más que la exteriorización de la verdad de Dios que está en cada uno de los hombres, que al escucharla, la reconocen por el tono, la palabra de Dios suena distinto. Argumentaba frente al semiólogo y repetía, porque en cada visita se lo decía, que la Iglesia no hizo más que ponerle letra a lo que habitaba en los hombres por ser dicho. Verón siempre me recordaba que Freud decía que no hay diferencia entre el delirio y la religión, y que los ingleses consideraban que la locura venía a decir lo que la sociedad calla. Y anotaba, él siempre anotaba. Los dos sabíamos para qué.
'El partido de la Paz'. Primero necesito meter la idea vestida de solidaridad cristiana y fundaciones. Agradecer las donaciones. ¿Es una locura? Claro que es una locura, Jorgito, mirá si alguien iba a pensar que el bebé en brazos de San Perón iba a llegar hasta acá, pibe. Y llegamos. Y están los mismos. El internacionalismo me diría Gustavito, él siempre fue troskista. El sistema mundo, diría Wallerstein. Me gusta lo que dice García Linera, que debemos leer la realidad en términos militares. Él dice porque así lo decía Lenin, el muchacho sigue siendo comunista. Prefiero porque así lo hacían San Martín y Bolívar. Perón. Chávez. Ese hombre sí que fue un cristiano.
Padre, dame vida, por favor, lo único que te pido es que me des vida. Tu palabra la dejé, el Laudo está, me va a sobrevivir y dirán, “como dijo Francisco, que así sea”, pero dame vida Padre, por favor, te lo ruego, para que yo los toque. Dame vida padre para que sientan que este hombre que admiran llegó hasta acá por la política y les diga que como tu hijo, Padre, cree que la salvación está en la organización de las personas sobre la base de la solidaridad. Dame vida Padre, por favor. Yo les pido a ellos que recen por mí, para alimentar la ilusión que la repetición de mi nombre produzca que le prestes atención a este hijo, uno más de tus hijos, uno más de tus pecadores.
El partido de la paz, el partido de la paz, hasta quizá la idea prenda y asocien nuestros valores con la necesidad de un partido que los encarnen y se les ocurra construirlo. Dame fuerza Padre para contarles que eso ya lo hemos hecho. Es que si las fuerzas del mal operan a nivel intercontinental, las fuerzas que nos oponemos también debemos hacerlo. ¿Sobre qué bases sino que las del cristianismo? Las fuerzas nacionales y populares de cada nación reconocen el valor de la solidaridad, de trabajar por mejorar las condiciones de vida del otro dando de nuestro tiempo. Si hasta los comunistas están de acuerdo en esto, Jorge, me digo, y me convenzo de que es posible. Los muchachos del Evita también coinciden. El juez, Padre, te pido también por él, dale vida. Ese hombre hace que muchos levanten la cara y otros bajen la mirada, avergonzados de andar escribiendo máximas universales que se les hacen vergüenza ante su presencia. Dale vida a Raúl, Padre, te lo pido.
Dame tiempo para que los europeos me escuchen, Padre, te lo ruego, nuestras universidades los siguen leyendo. Dame tiempo para volver a Estados Unidos después de las elecciones y decirles una vez más: paren con la guerra. Pero me contestan que si les hubieran permitido tener armas hubieran protegido a tu hijo. Bien sabes que nunca entendí por qué no conseguimos dejar de guerrear, uno de los tantos insondables misterios. En mis años de seminarista siempre me atraía la ciencia por el rigor, el cuidado en el uso de las palabras. Me atraían de Comte sus ejemplos biológicos para explicar los conflictos sociales, a los que comparaba con los de la Biblia; la analogía de la masa y el rebaño no nos era ajena. Pero respuestas sobre la guerra, Padre, no puedo pedirle a nuestra Madre naturaleza. Los animales no se organizan para matar.
Pero cuando llegaron ellos, llevándose todo por delante, sin respeto por nadie, sentí en mí el colonialismo. Llegaron ellos con sus formas y al diablo con nuestros valores. Tinelli y Saturday Night Live para todos y todas. Y se dicen tus hijos. Y tu sigues poniendo a prueba mi paciencia después de tantas pruebas superadas. "Santo Padre" me dicen y quieren besar mi anillo. ¿Así respetas a tu padre, maltratando a sus hijos?, le pregunté en la recepción de las Naciones Unidas al de la multinacional que dejó quince mil trabajadores en la calle. ¿Qué cristiano le saca la comida de la boca a la gente? Padre, por favor, te lo ruego, si tu palabra les llega para que se reconozcan como tus hijos y no los niego como mis hermanos, ilumíname, reverbera en el tono de mi voz la armonía de tu ser para que al pronunciarte la palabra pueda poner un límite más a la avaricia. Frentaste un ataque a Siria, aunque la guerra sigue.
Padre dame tiempo, te lo ruego, por favor date tiempo. Sé que ya he recibido más que mi hermano Jesús pero preciso aún más. Necesito llegar al corazón de esos hombres para que salgan del absurdo de pensarme comunista. No son muchos los que deciden, Padre, por favor dame tiempo para intentar conmover sus corazones. Aunque la gente haga lío ellos seguirán teniendo las armas. Sé Padre que no podré acabar con la industria, pero si me haces vivir para sufrir en carne propia cada bombardeo, te pido Padre me des vida para intentar evitar el próximo.
Dame vida para seguir pensando en un partido, Padre, te lo ruego. Ha llegado el momento, hoy puede escucharse que una fuerza recorre el mundo, la fuerza de los avaros, la fuerza de los egoístas, la fuerza del individualismo, la fuerza de tus hijos de las que el mal se apropia ofreciéndoles espejitos de colores, Padre, quinientos años después siguen haciendo lo mismo y por primera vez en nuestra historia ahora ellos miran para afuera buscando respuestas, ya no miran a Latinoamérica sólo por nuestros recursos naturales y nuestra fuerza de trabajo. Sanders nos usa de ejemplo. Sabemos Padre que Estado seguirá habiendo por unos siglos y que el mal ya se organizó mundialmente, con presencia en cada continente. ¿Porque no puede haber en cada país la representación de una misma fuerza internacional?
Te lo ruego, Padre, dame vida, dame tiempo, permíteme desplazarme por el espacio, recorrer tu reino para entrar en contacto con el cuerpo de tus hijos e intentar convencerlos de que es necesario que las fuerzas nacionales y populares se organicen alrededor del mundo para confrontar contra una fuerza transnacional y hacerles entender que el cristianismo es un lugar de unidad, un punto de acuerdo, que nuestros valores consiguen unificar a todas las fuerzas. Ilumínalos Padre para que entiendan que no quiero armar el partido católico, quiero que escuchen que recién ahora es posible pensar en aquello de trabajadores del mundo uníos.
En el pasado para la mayoría resultaba más difícil ver que las fuerzas del mal actuaban en conjunto, nosotros lo sabíamos Padre, pero guardamos el secreto. ¿Podíamos detenerlos? Creo que ahora podemos comenzar a pensarlo, Padre, dame vida para intentarlo. Toma mi cuerpo para que suene en mí el tono que pueda transmitir tu palabra, tus valores”.
Sonó la puerta, el cardenal Benito entró apurando el paso, se disculpó por interrumpirlo. Le informó que había en marcha una operación para vincularlo con corrupción. “El partido y la corrupción”, pensó Francisco, si no van a saber los yankees de estas cosas, se dijo. Ordenó a Benito devolver la donación, “que digan que no queremos que los de la grieta lo usen con el fin de generar confusión y división entre los argentinos”.
Al otro día Benito volvió a la misma sala con cara de preocupación, peor que la del día anterior, e interrumpió a Francisco mientras desayunaba. Se acercó para avisarle que actuarían sobre el convento de General Rodríguez. Francisco bajó la mirada. Benito se retiró. Agarró el mismo cuaderno de la otra vez que estaba sobre el mismo escritorio y anotó: Padre, por qué sigues probando mi inteligencia.
RELAMPAGOS. Ensayos crónicos en un instante de peligro. Selección y producción de textos: Negra Mala Testa Fotografías: M.A.F.I.A. (Movimiento Argentino de Fotógrafxs Independientes Autoconvocadxs)