El sindicato no se mancha
Sigo yo por acá, pero sí, Ciucci, tenés que seguir. Seguila que la sección viene alojando a varios atormentados que estaban a la intemperie, les cerraron la biblioteca a los hincha pelotas que leen, que avisan como si las personas no hubieran visto, que chistan, che, prestémosle atención a esto, no es lo mismo, es diferente. Los de la resistencia creen que entramos otra vez en lo mismo, los más grandes creen que la otra vez no dio bien por las internas entre ellos, pero esta vez la líder está acá y como nunca quedó a la vista de qué se trata realmente el poder, que ya no necesitamos las metáforas de algo que se escurrían sin conseguir ser apresado, como la arena entre las manos. El poder simplemente se trata de condicionar el accionar ajeno. Imponer una voluntad sobre otra es de lo que se trata la guerra, un duelo. La política es la continuación de la guerra por otros medios.
Zaffaroni nos advierte sobre la utilización del vocabulario bélico en los medios de comunicación, que se trató de hacerle la guerra a la subversión, al narcotráfico, al delito. Debemos reconocer que se trata de una guerra, como también advierte el Papa Francisco, que vivió la guerra como Jorge Bergoglio. Tiempos en los que la izquierda decía que el problema era el Estado, que había que acabar con el Estado pero desde el Estado, y creyeron que podrían imponer la justicia social a través del uso de la fuerza militar. Dejaron de militar para volverse militares, soldados, alejaron la oreja del barrio, eliminando la posibilidad de escuchar qué le parecía a las personas lo que estaban haciendo y perdimos. No es con los fierros, es con guita que se les pelea a estos tipos, habría dicho Néstor Kirchner.
“Hemos dicho que el desarme del enemigo es el propósito de la acción militar, y queremos mostrar que esto es necesariamente así, por lo menos en teoría”, escribió Karl Von Clausewitz en De la guerra. Álvaro García Linera, cuando recibió el doctor honoris causa en la facultad de derecho de la universidad de Buenos Aires, contó que ellos observaron lo hecho en Sudáfrica por Mandela y los límites que significó no haber afectado los recursos de quienes los dominaban y que por eso el gobierno de Evo Morales nacionalizó los recursos. Sin recursos no hay posibilidad de combatir. Quienes quieren imponernos su voluntad, tienen más fuerza que nosotros porque tienen más recursos y además el Estado, el arma más fuerte, el único lugar desde el cual nuestra fuerza política puede regular las relaciones entre los empresarios y los trabajadores. Sabemos que la teoría dice relación capital trabajo, pero así como la mano del mercado no es invisible, es necesario que las caras y los nombres de los capitalistas se visibilicen, porque a fin de cuentas, lo que sucede, no es más que la sumatorias de las decisiones de unas cuantas personas que no suman cincuenta, pero tienen millones.
“Muchas almas filantrópicas imaginan que existe una manera artística de desarmar o derrotar al adversario sin excesivo derramamiento de sangre, y que esto es lo que se propondría lograr el arte de la guerra. Ésta es una concepción falsa que debe ser rechazada, pese a todo lo agradable que pueda parecer. En asuntos tan peligrosos como la guerra, las ideas falsas inspiradas en el sentimentalismo son precisamente las peores”, escribió Clausewitz, teórico de referencia de Jaime Durán Barba y Santiago Nieto, su socio. Quizá lo descubrió en los años setenta en Argentina, cuando la militancia lo leía. Cuando le tocó llegar al gobierno recordó la primera página de la obra de Clausewitz "La fuerza, para enfrentarse con la fuerza, recurre a las creaciones del arte y de la ciencia. Va acompañada de restricciones insignficantes, que es casi inútil de mencionar, que se imponen por sí mismas y son conocidas bajo el nombre de leyes y usos internacionales, pero que en realidad no debilitan su poder".
Van a derramar sangre, como siempre derramaron, es fácil identificar quiénes son. Quizá la distancia es la que me permita ver que de los carteles con los nombres de las calles de Recoleta salieron los Marcos, los Esteban, las Patricias... si la realidad supera la ficción. Patricia Bullrich, se huele en el apellido la bosta de sus extensas hectáreas. Lograron que un Pinedo figurase en la historia de nuestros presidentes. Cambiamos, me olvida, son las políticas de sinceramiento.
Cristina nos dice “No quiero únicamente un pueblo que resista, quiero un pueblo que resista para avanzar” y le contestamos, de acá para adelante lo que queda es resistencia, retroceder no los vamos a hacer retroceder, en lo importante, no les vamos a sacar lo que ya conquistaron, que por eso ocuparon el Estado, para hacerse de los recursos que consideran que les habíamos robado, porque no teníamos derecho alguno a meternos en la venta de lo que produjeron en la tierra que creen cien por ciento suya. ¿Avanzar? Paritarias por encima de la inflación es con lo que podemos soñar, que reincorporen compañeros, pero el daño ya está hecho y lo sabemos. Compañero, dije resista para avanzar, no le dije que avanzaremos ahora, imagino que me respondería y me digo, por algo es la conductora, aunque algunos digan que no quiere conducir.
A los compañeros que salieron a decir que Cristina lidera pero no conduce, les pregunto ¿No conduce a quienes? Es la que más conduce. A los suyos los moviliza tanto como a ustedes. La vez que tuve la posibilidad de entrevistar a Emilio Pérsico, el compañero me dijo que el problema con Moyano fue su corporativismo, que no entendió que Néstor les había advertido que había que poner los intereses generales por sobre el de las organizaciones y que el camionero no lo había entendido y que a ellos al principio también les había costado. Creo que quizá es una cuestión generacional, creer que sigue siendo igual que antes, cuando conducir era conducir al peronismo, pero hoy lo que hay para conducir es tanto más grande. Me podrán decir que en su época también el movimiento era gigante y les diré que sí, pero ahora está la posibilidad de conducirlo y en aquel momento no, el viejo estaba en el exilio y para conducir necesitaba conectar con organizaciones que replicaran su mensaje, hoy es evidente qué es lo que nos impidieron ver en el cincuenta y cinco sacándolo del país, cada vez que vemos lo que se produce cuando se desplaza Cristina.
En la entrevista que le dio a Hernán Brienza, quien estableció en un decálogo, que algunos distribuyeron entre su militancia, que Unidos y Organizados debía ser la reserva moral y el comisariado político del kirchnerismo, Cristina dijo que en el 2016 la encontrarían donde siempre estuvo: disputando la interna. La interna es la del peronismo y la regla dice que conduce el que más capacidad de movilización tiene, como en la época del General, que sabían que se cronometraba el tiempo que demoraban las columnas en pasar y algunos compañeros retrasaban el paso. Cincuenta años después se siguen dibujando la cantidad de personas en las movilizaciones, la cantidad de integrantes de las organizaciones.
Yo miraba el 9 de diciembre desde el helicóptero esa Plaza repleta y no veía micros, lo que veía eran autos estacionados por todos lados de cualquier forma, dijo Cristina en una entrevista reciente. Reconoció también la capacidad de movilización de otros compañeros, pero también destacó que tienen la capacidad de conducir a muchísimas más personas que se sienten convocadas sin necesidad de pertenecer a una organización o responder a una estructura, que simplemente responden a su convocatoria. La fuerza política que ella conduce es inmensamente mayor que las organizaciones que la componemos. De la Plaza del 9 de diciembre, las organizaciones eramos minoría.
Resistir para avanzar
No es posible avanzar y resistir, son acciones diferentes. El tiempo que sigue no es el del avance de nuestra fuerza política. Algunas de las fuerzas que la componen se posicionan mejor dentro del espacio que ocupan las organizaciones políticas, que dialogan con la conducción de la fuerza, el Estado y los sectores del poder económico, mientras Cristina le está diciendo a la población: no esperen que los sindicalistas los defiendan, si ustedes no defienden sus derechos no esperen que otros los defiendan por ustedes. Millones de trabajadores y trabajadoras en sus casas, que reconocen en Cristina la conducción de los destinos del país, escuchan que los incita a participar sindicalmente, a disputar la conducción de los gremios.
¿Esto es nuevo? No, Máximo Kirchner eligió subir al escenario con la remera de la agrupación La Quique De Pedro, que conduce la Piba Polenta, Vanesa Siley, secretaria general del sindicato de judiciales de la ciudad de Buenos Aires. Ellos tienen a la Piba que defeccionó y terminó reportando a la Embajada, nosotros a la piba que cuando Piumato defeccionó, el compañero detenido, el que había dejado un huevo en la lucha, se quedó, priorizó los intereses de la clase trabajadora por sobre la capacidad salarial de su gremio y que encima el 27 de octubre hizo una poderosa polenta para que los compañeros se prepararan para un día largo, triste y doloroso.
Viviendo el 2008 pero con poca gente en la calle, viendo cómo es que consiguen que la población no se meta, encerrado en una habitación escribiendo al respecto, me atrevo a decirles aprovechen. Aprovechen que ya saben quiénes son, recuerden que son los mismos, no de la misma familia, son los mismos que en el gobierno de Méndez y De la Ruina despidieron trabajadores del Estado, dejaron trabajadores en la calle porque abrieron importaciones. Aprovechen que lo saben y las industrias todavía no cerraron, accionen rápido, organícense sindicalmente, los secundarios ya probaron que retroceden, tenemos que hacer que no avancen más. ¿Avanzar nosotros? El que sigue creo que es tiempo para avanzar en organización sindical. La disputa capital trabajo, empresario trabajadores, comienza en el lugar de trabajo y ahí es necesario comenzar a actuar.
El subcomisario ya se lo dijo a Cristina, son señales. A la poli ya le quedó claro que aunque se pasen se los filma, que el panóptico también sirve para ellos. Lo que hay que evitar es que los empresarios ahora sientan que tienen derecho a avanzar, porque sabemos que es así, los que interpretan las señales son el gerente de una empresa que ahora siente que se acabó con eso de aumentarle el salario, que si le contestaba mal a los empleados o tenía un comentario desubicado le venían a hinchar las bolas los del sindicato. Son los que le proponen las empleadas aumentos por sexo, para que después el del sindicato le diga que lo importante es que tiene trabajo. Ahora más que nunca, si no los detenemos avanzaran con quitarnos la mayor parte de nuestros derechos, porque ellos no ven que son derecho, creen que están recuperando lo que les pertenece.
Cristina decía que quizá no nos entendimos bien con los empresarios, que había cuestiones ideológicas que interferían en las relaciones. Lo que podemos decir es que había un desconocimiento absoluto del sector privado en algunos compañeros que asumieron cargos relevantes en el ministerio de economía. Moreno le aconsejó a Lousteau que antes de ser ministro fuera a ser gerente de una industria que tiene problemas para pagar la quincena. Es preciso entender la forma de pensar del otro lado para poder saber cómo actúan. Tanto Clausewitz como Sun Tzu en El arte de la guerra, reconocen que a fin de cuentas todo depende de la psicología de un hombre, de que la temperatura de la sangre no le nuble la vista.
A los que llegaron al gobierno los conozco, mi padre me mezclaba entre sus patrones. Son de los que viven entre Santa Fe y el río. El río les pertenece, lo nuestro es el Riachuelo. No están dispuestos a hablar de cómo obtuvieron sus fortunas, cosas de mi bisabuelo, yo de política no entiendo nada. El hijo de un inmigrante industrial no vale en la escuela inglesa lo mismo que el hijo de un hacendado, con apellido de calles o manuales escolares. Aunque mamá tenga doble apellido, viste, es inmigrante, pero trabajador, eso sí, vio cómo son los italianos. No pierden cosas, ni se las olvidan, si les falta algo en la casa la primera idea será que un trabajador o una trabajadora le quitó lo que les pertenecía, no se les ocurre que algunos de sus invitados roben, ya que la historia ha demostrado que son amigos de lo ajeno, pero claro, para ellos haberse quedado con tierras que pertenecían a poblaciones que hoy pasan hambre, mientras ellos nadan en la abundancia, sería hablar de política y de esos asuntos ellos no conversan. La verdad es que ellos no entienden qué hace Federico en la política y por eso se merece el respeto que tiene.
Para ellos la tierra es de ellos, ellos son los que invirtieron en el campo, que no le pueden pagar en blanco a los trabajadores, porque viste che cómo es esto, dicen y le pegan un sorbo al mate, yo qué sé cuánto voy a ganar con la próxima cosecha, quizá viene un granizo, un bicho, alguna cosa y pierdo todo. Si no pierde todo, sino que gana como nunca ganó y cuando vende los granos le dicen que tiene que dejar un porcentaje para el Estado, siente que le están robando, que nadie tienen derecho a meterse en sus asuntos, el campo es suyo, son asuntos entre privados. Creen que entre la cosechadora y el barco, nadie tiene que meterse en el contrato que hagan con el vendedor. Un acuerdo entre partes, nadie tiene que meterse.
Este es el gran asunto y en el medio el Estado. El Estado es el que fue colocado durante años como un obstáculo para el bienestar de la población, cuando quedó en evidencia que es el Estado el único instrumento que puede frenar, aunque no detener, la voracidad de estas personas, los Peña, los Calcaterra, los Brown, los Bullrich, los Bugallo, personas que creen que su interés, su interés privado, individual, está por encima de todo y el de todos. Personas que consideran que nadie se tiene que meter en cómo acumulan dinero, cómo se enriquecen, son sus asuntos.
La discusión sobre el Estado resulta fundamental, siendo que resulta la única herramienta que se puede interponer en los intereses de las multinacionales, que las dirigen personas como las que recién describimos. La discusión sobre los límites del Estado aún no está saldada. Quedó claro que se oponen al Estado porque consideran que afectan sus intereses y que cuando eliminan derechos de exportaciones lo que están haciendo es eliminar retenciones, las injustas retenciones que les hacía una fuerza política, no un Estado, sino una manga de ladrones que se apropian del fruto de su esfuerzo en su tierra, o ni eso, del fruto de su tierra y punto, porque el chacarero también quiso vida de estanciero, agrandó la casa, puso pileta y se quedó a pasar el día mientras un pool cosecha soja en su tierra.
Los compañeros del Observatorio de la Riqueza destacan que el valor de la moneda es fruto de un consenso, y siendo que el Estado es la materialización institucional del consenso social, de los acuerdos que van a regular nuestras relaciones sociales, a través de las elecciones políticas que realiza la ciudadanía, resulta fundamental instalar en la población la necesidad del Estado de regular las relaciones sociales, de equilibrar la diferencia de fuerzas entre quienes tienen la fuerza de los recursos económicos y quienes tan solo tienen la fuerza de trabajo para vender y la inteligencia para organizar esa fuerza y volverla poderosa. Habiéndose puesto el Estado del lado oscuro de la fuerza, los únicos que pueden equilibrar la balanza son los trabajadores organizados, que es necesario que se afilien sindicalmente más allá de las reprochables conductas de algunos dirigentes. El sindicato no se mancha.
RELAMPAGOS. Ensayos crónicos en un instante de peligro. Selección y producción de textos: Negra Mala Testa Fotografías: M.A.F.I.A. (Movimiento Argentino de Fotógrafxs Independientes Autoconvocadxs)