10A: ¿Cuánto apoyo tuvo la huelga?
Por Horacio Bustingorry
Mucho se ha discutido sobre el grado de acatamiento a la huelga. Más interesante todavía, es dilucidar cuál es el ánimo de los trabajadores en la confrontación con el gobierno nacional. En este sentido, es necesario observar las características que tuvo el paro más allá de la cantidad de personas que no trabajaron.
Para empezar: que haya una huelga de carácter nacional indica que algún tipo de malestar existe entre los trabajadores. Sin embargo, nada nos dice sobre el grado de disposición al enfrentamiento contra el gobierno. Para analizar este aspecto, es necesario desechar el factor cuantitativo de cuántos adhirieron a la huelga e incorporar un elemento cualitativo: la existencia o no de movilización a Plaza de Mayo o algún otro símbolo del poder gubernamental. Si esto último ocurriese, ahí sí, corresponde contabilizar la cantidad de personas movilizadas.
Sobre este aspecto surge un dato evidente: ni el 20N ni el 10A fueron realizados con movilizaciones. La capacidad para organizar la huelga no se tradujo en fortaleza para desarrollar manifestaciones que finalizaran en una concentración. El dato cobra relevancia cuando se compara estos hechos con las grandes huelgas de los 90, también conducidas por Hugo Moyano (sus desatinos actuales no habilitan a negar su trayectoria de lucha).
En la Marcha Federal de 1994, las cuatro columnas regionales confluyeron en un acto realizado en Buenos Aires donde se reunieron 50.000 personas. El 6 de septiembre de 1995 se realizó una huelga general de 12 horas con movilización, que reunió más de 60.000 manifestantes en la Plaza de los Dos Congresos. En la huelga general del 26 y 27 de septiembre de 1996 de 36 horas, apoyada por las centrales sindicales de Brasil y Uruguay, concurrieron a Plaza de Mayo alrededor de 70.000 personas. Esta movilización fue la más grande de la década, exceptuando el 24 de marzo de 1996. La Marcha Nacional por el Trabajo, desde La Quiaca a Buenos Aires, desarrollada entre el 9 y el 11 de julio de 1997, finalizó con una concentración en Plaza de Mayo que juntó no menos de 50.000 personas. Finalmente, la huelga general del 14 de agosto de 1997, reunió una cantidad sensiblemente menor.
¿Por qué en esta oportunidad no hubo movilización a Plaza de Mayo? Cabe suponer que las organizaciones convocantes no tienen la fuerza suficiente para realizar una protesta de esa envergadura. Seguramente, ningún chofer de colectivo haya estado muy triste por no trabajar el día jueves. Ahora bien, tampoco parece probable que hubiesen estado dispuestos a movilizarse a Plaza de Mayo.
Los trabajadores no comen vidrio. La queja cotidiana, la molestia por el incremento de precios y el deterioro económico y social de los últimos dos años, no genera todavía un estado de ánimo que facilite la organización de una protesta masiva con movilización contra el gobierno nacional. La diferencia con los años 90 es evidente. Este indicador expresa -mejor que ningún otro- que el malestar manifestado en la huelga no implica todavía un rechazo generalizado a las políticas gubernamentales.