"Hay una menor tolerancia a los reclamos de los que menos tienen"
Por Santiago Asorey
A mediados de diciembre del 2018, los movimientos sociales, las centrales obreras y la UIA participaron en la sede de la Conferencia Episcopal en la "Mesa de Diálogo por el Trabajo y la Vida Digna". En esta instancia los distintos espacios ofrecieron un documento con una dura mirada de la realidad social y la crisis económica. En ese marco, AGENCIA PACO URONDO entrevistó a Enrique Palmeyro, miembro fundador de la Red de Asistencia Técnica a la Economía Popular.
Agencia Paco Urondo: ¿Cómo fue el proceso de elaboración del documento sobre la situación social por parte de las organizaciones sociales para luego ser presentado ante la Conferencia Episcopal?
Enrique Palmeyro: El documento nació de una iniciativa de los movimientos sociales, “los cayetanos” (La CTEP, Barrios de Pie y la CCC). En una reunión en la Pastoral Social se planteó la situación actual y la importancia de buscar acuerdos para vislumbrar salidas de la crisis. A partir de eso le encargaron a la Red de Asistencia Técnica a la Economía Popular, que es una organización que tiene su coordinación en la UNTREF que aúna los esfuerzos de distintos espacios que ofrecen asistencia técnica a la economía popular, la elaboración de un documento.
El documento se fue preparando con un ida y vuelta con las organizaciones centrándose en el trabajo y en las necesidades básicas de la familia; educación, alimentación, salud y vivienda. Tierra, techo y trabajo. La idea era apuntar a un planteo de salida de la crisis, no con credos difícilmente fundamentados en cuestiones financieras sino con un planteo concreto. La idea era que no sea solamente un documento de los movimientos sociales. Sino que el documento sea una propuesta de otros sectores también. De esta manera, se hicieron reuniones con gremios de la CGT y la Unión Industrial. Ese documento se puso a consideración. Todos creyeron muy adecuado su enfoque. En esta instancia empezaron a colaborar otros actores e instituciones en la elaboración del documento. Entre ellos representantes del mundo cooperativo y mutual.
APU: ¿Cuáles son los ejes del documento?
EP: El eje central que une a todos los sectores es el trabajo. Por eso se trata de medidas y propuestas que apunten a la generación de trabajo. El diagnostico compartido es el siguiente: las medidas del Gobierno en base a una lógica financiera nos llevan a un embudo social cada vez más difícil. Tasas de interés altas, si se bajan las tasas aumenta el dólar y eso impacta en la inflación. El diagnóstico compartido es que hay que salir de ese corsé financiero y apuntar a medidas que dinamicen el trabajo.
APU: ¿Cómo atravesará la discusión del documento elaborado el año electoral entrante?
EP: El documento es un proceso, no es un final. La idea es que los diferentes actores que participen en las elecciones del año próximo consideren este planteo. Este incluye la mirada de sectores tan importantes como los gremios, el sector industrial y la economía popular. Existen distintas miradas sobre lo político partidario. No es un espacio que pretenda construir un frente, ni nada que se le parezca. Sin embargo, lo compartido es la necesidad de que esta voz sea escuchada por todos.
APU: El fin del 2018 fue difícil y triste para el campo popular. Fueron asesinados por la policía los militantes populares da la CTEP, Marcos Soria (Córdoba), y Rodolfo Orellana (La Matanza). Sin embargo, en diciembre se esperaba aun mayor conflicitividad social en la Capital Federal. ¿Cree que la organización en torno a la economía popular funciona como el colchón que permite que todavía haya paz social?
EP: La economía popular es una realidad estructural que también se planteó en el Gobierno anterior. La falta de trabajo para amplios sectores no es un tema coyuntural que se pueda solucionar con crecimiento. Porque de hecho hubo doce años de crecimiento ininterrumpido y no se solucionó. Se trata de una realidad estructural. De trabajadores que se inventan su trabajo y que van creciendo en los derechos que les corresponde como trabajadores. La Constitución habla de los derechos de los trabajadores, no dicen si son de la economía popular o no.
Existiendo esta realidad es clave que haya agrupamientos donde los trabajadores de la economía popular puedan compartir sus problemas y buscar soluciones. Como el caso de los cartoneros que se cooperativizaron. En vez de vender el cartón a una persona física, le venden a una recicladora grande. Por ende, el valor es totalmente distinto. Sin duda, la agremiación genera beneficios imprescindibles para los trabajadores. Todo esto obviamente genera contención. Y sin esto la situación social sería mucha más compleja. Las salidas al no haber respuestas se hacen con lo que se puede. Si no hay leche para los pibes de alguna manera hay que solucionarlo. Claramente hay una contención que tironea de la torta que hay en la sociedad para que estos sectores no queden tan desprotegidos.
APU: En ese sentido, no ve comparable la situación actual a la del 2001 en materia de organización popular…
EP: Mí opinión es que en materia de organización son distintas las situaciones. En lo que refiere a los trabajadores de la economía popular en este momento existen mayor organización que lo había en el 2001. Era una situación más caótica. Sin embargo hoy existen otros problemas, es difícil decir si es mejor o peor.
APU: Lo llevo a otro tema relacionado. El Gobierno siempre propuso una idea de criminalización y represión de la protesta social. Sin embargo, a raíz del ascenso electoral de Bolsonaro en Brasil, parece que le ha dado más visibilidad a la cuestión represiva, como una forma de ganar votos. ¿Qué mirada despierta este análisis en el planteo que ustedes traen?
EP: Hay una mirada de preocupación porque pareciera no estar solamente enmarcado en el país sino que es regional o global. Hay una menor tolerancia a los reclamos de los que menos tienen. Hay una contradicción entre un reconocimiento parcial de los derechos básicos para vivir, y eso se contradice con la falta de reconocimiento de aquellos sectores que no tiene eso y reclaman. Se va generando un consenso que establece que cualquier “exceso” debe ser reprimido. Eso nos preocupa muchísimo. Destacando aparte que son lineamientos generados por formadores de opinión.