Los trabajadores de Río Turbio tomaron la mina
Por Sergio Lanzafame
Adonis Rojas, delegado de base por la Asociación de Trabajadores del Estado, ATE, señaló que el detonante de la medida es el despido de tres trabajadores de YCRT (Yacimientos Carboníferos de Río Turbio) que operaban en las oficinas que la empresa estatal tiene en Buenos Aires. Aunque –aclara- hay muchos más motivos.
Según denuncia Rojas, la actual administración nombrada por el gobierno nacional comenzó un plan de ajuste que incluye otros 75 despidos ya realizados y la perspectiva de que se incremente ese número, un plan de desinversiones y el proyecto de privatización a futuro.
Además modificaron los convenios colectivos de trabajo de manera unilateral lo que representa la baja de numerosos beneficios parte de históricas conquistas de los “viejos mineros”. Este hecho se produce en un contexto de paralización total de la mina y del freno, por decisión política del gobierno de Mauricio Macri, a la construcción de la usina térmica en la misma ciudad santacruceña que estaba en un 70% realizada.
La explotación de la mina nació como un intento de diferentes gobiernos por lograr el autoabastecimiento energético, pero también como una estrategia de poblamiento y ejercicio de la soberanía de la Patagonia. El carbón se destinaría fundamentalmente al abastecimiento de usinas eléctricas y hornos de fundición. En 1972 alcanzó su punto máximo de comercialización con 570.000 toneladas vendidas. El declive llegó de la mano del olvido de este recurso como combustible.
Así la empresa languideció hasta que con la llegada del menemismo que decidió –junto al proceso de desmantelamiento del estado- su reestructuración y privatización en 1994. El empresario Sergio Taselli se hizo cargo de la empresa que incluyó un contrato asegurado de provisión de carbón a la central térmica de San Nicolás y generosos subsidios estatales. Pero en 2001, con el fin de los subsidios los empresarios abandonaron la mina.
En 2002, Eduardo Duhalde intervino la mina y sucedió la primera reestatización post menemismo. Y con los gobiernos de Néstor Kirchner y Cristina Fernández se recuperó la producción y los tres pueblos de la zona que viven del carbón –Río Turbio, 28 de Noviembre y Julia Dufour- recuperaron vida.
Para 2007 ya se habían invertido 9000 millones de pesos y ya empleaban a 2800 personas, en una región en la que no viven más de 20.000 personas.
En 2013 la mina producía 450 millones de toneladas de carbón y en 2015 la presidenta inauguró la obra de la central termoeléctrica que abastecería al país con 240 megavatios de electricidad, a partir de la interconexión del sistema eléctrico nacional.
Sin embargo, con la llegada de Macri al poder, y con la excusa de investigar hechos de corrupción que allí se habrían cometido, simplemente se abandonó la obra y se paralizó la producción de carbón.
Esto se produjo al mismo tiempo que el Ministerio de Energía comenzó a importar gas desde Chile y que se multiplicaron las tarifas de la energía.
Según denuncian los mineros, la idea también es la de importar carbón de Chile porque es más barato, aunque en definitiva se extraiga de la misma reserva del mineral subterráneo situado debajo de las montañas que dividen ambos países.
La paralización de la mina no sólo amenaza la fuente laboral de toda la cuenca carbonífera, sino que dispara viejos fantasmas de emigraciones y miseria.
“En la administración anterior se compraron maquinarias modernas desde Polonia, tuneleras inmensas que corren el riesgo de quedar arrumbadas y arruinarse”, destaca el delegado de ATE. Los mineros quieren mantener la mina en funcionamiento, pero además no están dispuestos a ceder sus históricas conquistas. “Se violan derechos adquiridos”, argumentan y reclaman que se les devuelvan los beneficios. También denuncian persecución ideológica por parte del interventor Omar Zeidán.
Por supuesto que el fantasma de la flexibilización laboral persigue hoy a los 3000 trabajadores de YCRT, pero los 300 mineros que sostienen la pelea en la boca del socavón están decididos a frenar el intento.