"Que el sindicalismo esté dividido no es necesariamente una debilidad"
LA PACO URONDO: Quería hablar sobre la fractura que tiene la CGT entre el sector conducido por Moyano y el sector que reúne de alguna manera a los llamados gordos y gremios independientes. ¿Una primera reflexión sobe esa fractura?
Hugo Yasky: Creo que oficializa una ruptura que ya existía de antes, el único dato novedoso es que se da en el marco de un viraje que hace Moyano y, ahora el sector más reducido todavía lo acompaña y que desea enfrentar a un gobierno popular, que cuenta con el apoyo de la inmensa mayoría de los trabajadores y que de alguna manera lo hace cruzar de vereda a ese sector. De manera que, quienes aparecían hace unos años más reticentes al apoyo a este proceso en marcha que representa el ciclo inicial del 2003, ahora, aparece como el sector que va a intentar conectarse con ese sentimiento mayoritario en la base de los trabajadores, que es el respaldo al Gobierno de Cristina Kirchner. Y por otro lado Moyano, con alianzas impensables como la del Momo Venegas, que desde siempre militó en contra de este gobierno, lo hizo descaradamente sin ningún tipo de tapujos durante el conflicto del 2008.
Creo que este es el único dato novedoso, el resto estaba escrito desde antes, es decir, la fractura de la CGT existía desde antes y quizás vale la reflexión que este es un signo de los tiempos, durante muchos años cuando se constituyó la CTA, se planteó esto como una herejía, se planteó que era como fracturar una unidad monolítica que había existido siempre y se defendió, desde esos sectores, la idea de una central única y se defendió una ley que restringe la democracia, la libertad sindical, la diversidad en el movimiento sindical. Todo esto se lo hizo, mientras en el mundo la tendencia que se imponía era, a la diversidad, la pluuralidad. Hoy está visto que aún a pesar de esa ley el movimiento sindical está desgranado en distintas expresiones, yo no uso la palabra fragmentación, porque creo que quienes hablan de fragmentación del movimiento sindical y debilitamiento o emparientan la fragmentación con el debilitamiento, en realidad, tendrían que pensar que, por ejemplo en Brasil, donde existen muchas centrales sindicales, el movimiento sindical es fuerte y pudo poner por primera vez un militante sindical metalúrgico como Presidente.
Así que creo que para adelante habrá que pensar en la necesidad de un nuevo modelo sindical en la Argentina, la necesidad de un cambio en las leyes, en las reglas del juego, que además va a posibilitar que el gobierno no tenga que pagar el costo d tener que mantener el reconocimiento legal a una u otra central, en medio ya de la existencia de por lo menos cinco expresiones distintas, lo cual se vuelve anacrónico. Aplicar el viejo modelo de una ley que reconocía una sola central, en este momento implica solamente costos políticos para quien lo tenga que hacer y es casi un ejercicio de fantasía.
LA PACO URONDO: Decías dos cosas sobre las cuales quiero volver. En primer lugar. ¿Para vos que el Movimiento Obrero Organizado esté dividido en cinco centrales, porque la CGT en realidad tendría tres sectores, Barrionuevo, Moyano y los gordos e independientes, la CTA en dos? Para vos no necesariamente eso es debilidad. Y dabas el ejemplo de lo que ocurre en Brasil.
HY: Claro, no necesariamente es debilidad, es decir, creo que esta realidad que vive el Movimiento Obrero tiene que ver con la irrupción de un proceso político inédito en la Argentina, como es el ciclo que se inició en el 2003, que generó un fuerte debate, sobre todo para los trabajadores, que si nosotros recordamos el programa de La Falda, de Huerta Grande, los memoriosos, los que todavía estudiamos esa etapas de la historia pasada del sindicalismo y si volvemos sobre los 26 puntos de la CGT de Ubaldini, este proceso fue levantando muchas de esas banderas y concretando en políticas públicas y en políticas efectivas, muchas de las banderas que levantó el movimiento obrero. Esto generó un gran debate, estábamos habituados a enfrentarnos a gobiernos y, por lo menos te digo, del 76 a la fecha, a gobiernos que desde posiciones más o menos autoritarias llevaban adelante las políticas que surgían de los grandes poderes de la economía nacional, por eso los Martínez de Hoz, los Cavallo, los Blaquier y otros, fueron nombres que se sucedían a lo largo de distintos ciclos políticos pero siempre eran los mismos tipos los que regenteaban el rumbo del Estado.
Kirchner cambió todo eso y esto puso en debate y puso en crisis al Movimiento Obrero. Creo que el debate que hoy existe tiene que ver con esto y la fragmentación que se está dando también tiene que ver con los distintos posicionamientos frente a esta realidad.
LA PACO URONDO: Decías algo más, que tiene que ver con una transformación al interior de las estructuras del Movimiento Sindical Organizado ¿Cuándo se habla de eso a qué te referís? Cuándo decís hay que cambiar, hay que repensar. El otro día lo charlaba con Ricardo Forster y él también, en ese sentido planteaba que el debate debe centrarse sobre las propias organizaciones sindicales, cuando uno dice eso ¿De qué está hablando?
HY: Estamos hablando que desde el 2003 a la fecha se generaron 4 millones de puestos de trabajo.Las dos terceras partes de esto, de trabajadores que tienen convenio, es decir, que se sindicalizaron. El kirchnerismo le devolvió fuerzas al movimiento sindical. Creo que su dirigencia no estuvo a la altura política de ese desafío y, de alguna manera, no supo capitalizar, por lo menos, en todas las posibilidades que brindaba el haber fortalecido al movimiento sindical, a tal punto de haberle devuelto al viejo sindicato como los textiles, los metalúrgicos, el SMATA y otros, la potencialidad, el caudal de afiliados que habían perdido durante el tiempo de la desocupación masiva.
Estas incorporaciones nuevas, la mayoría son jóvenes que no venían de la historia sindical, que no habían vivido ninguno de los procesos que vivimos las generaciones que pasamos los 50. Esta juventud hoy no encuentra en el movimiento sindical tal cual está estructurado, la posibilidad de una participación activa, es más, muchos jóvenes se vuelcan a la militancia política pero no a la militancia sindical. Hay muchos que están incorporados a otra forma de participación en los debates colectivos nacionales de la política pero no a través del sindicalismo y esto es porque el sindicalismo obtura esa participación, porque hay leyes que son restrictivas, porque hay métodos de coerción que todavía se aplican y que muchos empresarios utilizan para el disciplinamiento de los sectores trabajadores y a la vez porque hay estructuras sindicales que asfixian la posibilidad de la participación.
El Movimiento Sindical se puede dividir en cinco o en diez pero hasta tanto no se resuelva el tema de la participación de los jóvenes que se están incorporando al movimiento sindical y de los trabajadores que quieren ser protagonistas o que hoy no tienen la posibilidad de serlo, muchos aceptan como un hecho natural que en el sindicalismo no se puede participar, que se pueden utilizar algunos beneficios sociales y punto. Hasta que esto no cambie evidentemente la crisis del sindicalismo va a continuar, porque es un movimiento que está ahuecado por dentro, es decir, hay una gran distancia entre los estamentos de la conducción y la participación de los jóvenes o por lo menos una gran distancia, en términos de los posicionamientos políticos, de los dirigentes, que muchas veces no tiene absolutamente nada que ver con lo que piensan las bases que ellos representan.