"Siempre ha habido coherencia histórica en la UTPBA"
Por Enrique de la Calle
AGENCIA PACO URONDO: Hay actualmente una discusión en torno a los padrones de afiliados al gremio. Desde la lista Multicolor aseguran que no pudieron ver los listados y que los mismos están inflados, sobre todo en el rubro colaboradores. La Justicia falló a favor del planteo del sector opositor. ¿Cuál es la posición de UTPBA al respecto?
Lidia Fagale: Hay una posición histórica de UTPBA en torno a la figura del colaborador. La UTPBA nació en el año 1987 y era heredera de lo que fue la asociación de periodistas de Buenos Aires. Argentina como país expresa este fenómeno de la comunicación social o popular o de la comunicación alternativa, en forma muy extendida a lo largo y ancho del país. Nosotros siempre nos hemos planteado qué organización para cada etapa, entendíamos que comunicador es aquel que es capaz, con herramientas propias de comunicación, construir su verdad y de hecho, el papel jugado por la comunicación alternativa y los comunicadores populares a lo largo de la década del 90, ha sido más que importante y determinante a la hora de dar voz a los que no tenía voz. Hay sectores que hoy los quieren ningunear o invisibilizar o quitarle la identidad de trabajadores de prensa o de comunicadores populares.
En ese sentido, la UTPBA siempre los integró, lo consideramos periodismo también, incluso -a nivel salud- hicimos los trámites pertinentes ante los órganos estatales que se vinculan a nuestra Obra Social de Trabajadores de Prensa. Hoy, un colaborador puede tener cobertura de salud como cualquier trabajador de prensa o periodista, en la definición tradicional de qué es un periodista. En ese plano, la defensa es irrestricta, muestra de ello es la década del 90, justamente cuando Carlos Menem gobernaba bajo la lógica del neoliberalismo al país.
En ese momento, el ministro de Trabajo (Jorge Alberto) Triaca dio lugar a un pedido de suspensión de elecciones con argumentos que los escuchamos hasta el día de hoy por parte de otros sectores, argumentando que el padrón de colaboradores estaba integrado por personas ajenas a la actividad. La respuesta de nuestro gremio fue masiva, fue histórico. En el año 1990, miles de compañeros, bajo una lluvia torrencial, formaron filas que cruzaban la 9 de Julio en la calle Perón, que es donde suele estar la urna de los colaboradores para responderle a un sector minoritario que tenía rémoras de la dictadura militar.
Cuando uno dice que el periodista es sólo aquél que tiene relación de dependencia es una facultad que hasta ahora se la arrogan unilateralmente las empresas.
APU: En relación a los colaboradores: en ese rubro están incluidos los trabajadores de prensa que hoy sufren importantes niveles de informalidad y precariedad. ¿Qué ha hecho el gremio al respecto?
LF: Hay mucha historia en la defensa del colaborador, está prevista en nuestro estatuto. Aparte tiene historia, porque si bien la figura del colaborador de empresas es una figura sobre la cual las empresas han abusado, eran proveedores unipersonales.
La figura del colaborador preexiste a esta situación de precarización que ha sido aprovechada por parte de las empresas. Si pensás en los grandes suplementos literarios: en González Tuñon, en Roberto Arlt, en el propio José Martí; eran colaboradores de los suplementos literarios, en este caso, me refiero a La Nación.
En las últimas paritarias, nosotros como conducción fijamos la idea que no se podían discutir paritarias (que no es sólo discutir salarios, sino también condiciones de trabajo), si no se incluía la realidad del colaborador. Esto fue un criterio llevado por la conducción que dirigió los plenarios de los delegados paritarios. No hay antecedentes en el país que una organización permita la discusión, el debate con las cámaras empresariales, llevando y sumando a la mesa de discusión a todos los delegados paritarios, es la única organización que hace esto. De hecho, hubo una gran pelea (y grandes presiones en contra) para que se acepten en el debate paritario la inclusión de la realidad del colaborador. Fundamentalmente que se aplique, en principio, lo que había resultado de la paritaria 2012, donde los aumentos salariales no se aplicaban al colaborador.
Porque en prensa, hay dos tipos de colaboradores en las empresas, luego en el ámbito de la comunicación hay una diversidad de categorías de colaboradores.
APU: ¿Cuáles son esas categorías?
LF: Está el colaborador permanente que no tiene los beneficios, inclusive, más allá de que cumpla un horario y a efectos salariales, pueda tener algún beneficio, no los tiene materia de condiciones laborales, vacaciones o aguinaldo.
Después tenés el colaborador irregular o eventual que ni siquiera se le permite entrar a la redacción y que opera como un proveedor de contenidos.
Luego está el comunicador que se inscribe en un campo de la comunicación más social donde su patrón sería el Estado, donde está la pauta oficial para mantener su programa, su agencia o su periódico barrial, tiene mucho que ver con la conformación de su ingreso mensual, por lo tanto, más que pauta oficial yo la llamaría pauta social. Esto implicaría de una vez por todas, también, ponerla en términos paritarios. Cuando se debate o invoca la ley de medios hay que contemplar la realidad de muchísimos compañeros que producen contenidos con calidad, que batallan en esta selva comunicacional y que a veces lo hacen con escasos recursos y que no siempre se promocionan desde el Estado. Y muchas veces dependen de sectores económicos que pueden llegar a condicionar la producción de contenido.
APU: Usted tocó recién el tema de la ley de Medios. ¿Qué balance hace de su implementación, de estos cuatro años?
LF: Creo que primó una concepción muy binaria que hizo pasar la discusión entre Clarín y el Gobierno, el Gobierno y Clarín, cuando era fundamental la aplicación integral en uno de sus efectos más estratégicos. El destinado a aquel sector que recién yo estaba invocando o al tercer sector, donde inclusive, hacia su interior hay diferentes modalidades o categorías, pero me parece que se perdió demasiado tiempo. El no cumplimiento de la ley de medios por parte de un sector cuyo posicionamiento económico y político es indiscutiblemente importante, no debió haber impedido que la ley tuviera una dinámica en uno de sus sectores más estratégicos que, eran justamente los medios de bajo alcance, sin fines de lucro o aquellos conformados en forma de cooperativa.
El Estado le ha dado respaldo a algunos pero esto no se ha extendido en forma generalizada, ha habido inconvenientes porque hay algo que la UTPBA históricamente invocó: no habrá jamás democracia informativa si no hay democracia económica. Si no tengo un recurso económico para ejercer con plenitud el derecho a la comunicación, ese derecho va a estar limitado.
APU: Una de las críticas que suele aparecer entre los colegas nucleados en la Multicolor tiene que ver con el desempeño del gremio en algunos conflictos con empresas. El caso de los despidos de Clarín en el 2000, el caso del cierre de Crítica y la pérdida de puestos de trabajo. Muchos trabajadores dicen que UTPBA directamente los abandonó. ¿Qué opina al respecto?
LF: Son sectores que tenían una lógica de intervención que evidentemente no compartían con la UTPBA. Ahí hay un compromiso, una visión comprometida en lo ideológico y en lo político y desde esa lógica, posiblemente critiquen nuestra actuación, como hay otros que no la critican, incluso, los mismos que pueden pertenecer al mismo diario.
Pero realmente estamos hablando de un conflicto, como bien decís, del año 2001, quiere decir que la UTPBA desde el 2001 hasta el 2013, han pasado 12 años, donde la misma lógica de construcción, en este caso, primó por encima de estas críticas. Quiere decir, entonces, o no tuvieron tanta masividad o se azuzan en función de otro tipo de objetivo. Sería muy largo explicar lo del 2001 donde intervinieron factores de todo tipo, concepciones y modos de intervención gremial que obviamente fueron distintos de la concepción de la UTPBA como desde la concepción de un sector del diario Clarín, dado que en ese momento, los propios trabajadores -el conjunto de las redacción-, no participaba integralmente del conflicto.
APU: Se refiere al caso de Clarín.
LP: La UTPBA estuvo presente para decidir modos de intervención y demás y obviamente hubo un cortocircuito que parece que se superó porque la UTPBA presentó ante la justicia la legitimidad de la comisión interna. El primer debate era que la empresa no reconocía a la nueva comisión interna, nosotros hicimos una presentación en la justicia laboral, se la reconoció y después los compañeros de la comisión interna aceptaron irse del diario. Es una decisión personal. Y utilizaron esta presentación judicial para que su indemnización sea realmente reconocida desde el fuero gremial, habría muchas más cosas que agregar pero merecería una entrevista aparte. Por qué se invoca Clarín y no se invoca el conflicto del diario La Razón, por qué no se invoca el conflicto del viejo diario Tiempo Argentino.
APU: ¿Por qué cree que no se invocan esos conflictos?
LF: No sé por qué no se invocan, los invocan masivamente otros compañeros, no los que tuitean, serán los que organizan, los que tienen una política de acumulación diaria, los que hablan con los compañeros. No hace falta que constantemente traigas el pasado para decir quién sos, creo que siempre ha habido coherencia histórica de la UTPBA en el campo de las ideas y que se ha dado una enorme batalla ideológica que no está agotada y que no nos pertenece a nosotros. Una enorme batalla cultural, el gremio de prensa no escapa y no escapó a la cultura individualista que se cristalizó a lo largo de la década del 90.
En esa época, la UTPBA se negó siempre a cambiar convenios por salarios. Muchos compañeros del gremio de prensa venían a plantearnos que había que pedir aumentos salariales: en ese momento, la discusión salarial estaba condicionada por la entrega de los convenios, nosotros discutíamos salarios pero nos negábamos a entregar convenios, cosas que sí hicieron lamentablemente muchas organizaciones sindicales. Al día de hoy, contamos con nuestros convenios de prensa que son dos, el de la prensa gráfica y el de televisión, la prensa gráfica incluye un anexo de radio y contamos con el estatuto del periodista gracias a que no fueron entregados a cambio de miserables aumentos salariales. Eso es una concepción, una política. No es que nos negábamos a discutir salarios, nos negábamos desde una concepción que es esta que estoy explicando, a entregar convenios por salarios.
Pasa que muchas veces se juega con la ignorancia y el desconocimiento de la historia, la historia no empezó cuando uno llegó, la historia tiene hombres y mujeres, compañeros y compañeras, muchos que no están y no sólo me refiero a los que lamentablemente fueron víctimas del terrorismo de estado, o muchísimos compañeros que lucharon durante el neoliberalismo a favor de estas concepciones. Qué sería hoy del gremio de prensa si no se pudiera invocar ni un convenio ni un estatuto porque fueron entregados en una mesa de negociaciones a cambio de migajas.
APU: ¿Cuáles son hoy los principales conflictos laborales que están en vigencia?
LF: Fundamentalmente tiene que ver con condiciones de trabajo que se alteran producto de la introducción de la tecnología que son el soporte, la logística de diferentes formatos, de radio, televisión o prensa escrita o agencia. Se pretende el pluriempleo para un trabajador, donde el audio que se usa en la radio sirve para hacer un texto para emitirlo en televisión. Esto es un debate muy complejo porque efectivamente esto está sostenido desde la introducción de una tecnología que no es nueva, pero asentada en condiciones de trabajo que ya tienen una gran dosis de precarización a la que se le suma este tipo de arbitrariedades.
Esto lo estamos discutiendo en Radio del Plata, se discutió muy bien y hubo un principio de solución en el canal 360, donde se hizo valer un artículo que tiene el convenio de televisión, artículo 71, que pocos lo recuerdan o lo invocan. Un artículo que protege el derecho intelectual, en este caso la producción de contenidos del trabajador de prensa por el cual cobra cada vez que lo que produjo sea reutilizado bajo otro formato o dentro de la programación artística de una emisora de televisión o de otro medio que pertenezca al mismo grupo. Esto es un problema serio, los archivos de los fotógrafos no pertenecen a los fotógrafos, ahí no se reconoce el derecho intelectual, la lucha por los créditos y las pagas por la reutilización de fotos, la bajada de fotos de Internet, omitiendo el trabajo profesional de un fotógrafo. En Perfil se dio varias veces esta situación a cuento de expresiones que tuvo Jorge Fontevecchia prescindiendo de los fotógrafos y sugiriendo la bajada de fotos de Internet.