Allen (Río Negro): escándalo de comida y boletas
La alianza Cambiemos quedó envuelta en un escándalo que ayer detonó en Allen, provincia de Río Negro. En un gimnasio que pertenece a un referente local del PRO, el municipio decomisó una gran cantidad de alimentos que serían distribuidos en el marco de la campaña electoral. En las mismas habitaciones había boletas de los candidatos de Cambiemos y además se detectó excremento de ratas entre las cajas de mercadería.
El hallazgo del cargamento de alimentos se produjo ayer por la mañana, cuando el personal del municipio asistió al gimnasio que funciona en la sede de la Sociedad Italiana y que pertenece a Martín Cabo.
Según explicó Yanina Pellegrini, funcionaria a cargo de la Secretaría de Gobierno, los inspectores llegaron al lugar para realizar una inspección de rutina. “Empezamos a controlar este tipo de locales porque en otro gimnasio de la ciudad un vecino había hecho una denuncia por ruidos molestos”, dijo Pellegrini.
En medio de la inspección, los agentes de la comuna se vieron sorprendidos porque se encontraron con que en dos ambientes de las instalaciones había una gran cantidad de alimentos. Como el lugar no está habilitado como depósito de mercadería, se convocó al personal de Bromatología y a la jueza de Faltas, la abogada Paula Laino.
La sorpresa fue aún mayor cuando se observó que entre las cajas de mercadería había paquetes con cientos de boletas de los candidatos a diputados por Río Negro de Cambiemos, Lorena Matzen y Sergio Capozzi. “Cuando advertimos que además de la mercadería había boletas de un partido político, nos pareció apropiado convocar a un escribano para que se garantice aún más la fe pública”, señaló la abogada Liliana Martín, secretaria Legal y Técnica del municipio. Pellegrini contó que entre las cajas de mercadería también había excremento de roedores.
Martín Cabo, propietario del gimnasio inspeccionado, dialogó con FM Terapia y afirmó que los alimentos incautados eran para repartirlos entre las personas necesitadas. “Nosotros empezamos este año a trabajar y por lo visto hay gente a la que no le cae bien (...) Los han mandado para dañar y que no sigamos trabajando, para ponernos una traba y que nos agarre una recaída”, expresó Cabo, quien aseguró ser “transparente”. “Más que cerrar o sacar las cosas, no les importa que la gente se muera de hambre”, insistió.
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