Reinas de la energía
Por Edda Lía Crespo* | La fiesta nacional del petróleo comenzó a celebrarse en Comodoro Rivadavia a partir de 1947. En la primera edición oficial se esbozaron algunos de sus rasgos originales: la bendición del petróleo y la entrega de medallas al personal de Yacimientos Petrolíferos Fiscales por las mañanas del día 13 de diciembre y por la tarde, la que se constituyó en la nota dominante de los festejos, la elección de la Reina. Con el transcurrir de los años fueron condensándose en ellas diferentes sentidos y simbologías que relacionaron rituales y belleza femenina. Es que las reinas del petróleo fueron durante largo tiempo modelos de ensoñación para tantas otras jovencitas de la zona, ya que las candidatas a reinas provenían de los distintos yacimientos que poseía la petrolera estatal en toda la Argentina, como así también de empresas petroleras asentadas en la Cuenca del Golfo San Jorge. ¿Qué se necesitaba para ser reina? Juventud, belleza y un padre dedicado a las actividades petroleras.
Por un extenso período quienes aspiraban a reina lo hacían en carácter de representantes de los clubes deportivos, asociaciones de la zona o de las denominadas “provincias petroleras”, destacándose desde 1970 la transmisión del evento por televisión en cadena nacional. Por aquellos años, los medios locales comienzan a interesarse predominantemente en estas jovencitas, interés que queda registrado a través de notas alusivas, entrevistas a las candidatas y primordialmente a través de la reproducción de imágenes de las reinas que se convierten en noticia de tapa. Asediadas por los fotógrafos, los epígrafes contrastan con las imágenes, cuando se subraya la sonrisa de la soberana, abundan las imágenes de cuerpo entero en las que ya se destaca el uso de sugestivas minifaldas. Al ser entrevistadas las reinas subrayan entre sus intereses el alcance de un título profesional, el viajar por el mundo y la inteligencia. Podemos mencionar el caso de la Reina del Yacimiento de Salta de 1967, que llegó a Comodoro Rivadavia para participar del Certamen por la elección a nivel nacional, Yolanda manifestó ante la pregunta del periodista sobre cómo sería la mujer perfecta: “El físico y la elegancia de Sofía Loren con la inteligencia de Jacqueline Kennedy”. Aspiración que parece alcanzar su punto culminante cuando Alba Steiner es coronada en 1971. Fotografiada en hotpant, Alba es la representante de la Universidad.
Hacia fines de la década del setenta, ya en pleno Proceso de Reorganización Nacional las fotos vuelven a ser de medio cuerpo, con escotes que se cierran y las polleras se alargan según los valores de pureza reservados a las mujeres por la dictadura militar. En 1983, al irrumpir en escena la democracia, las ceremonias alcanzan su punto culminante con la coronación de Azucena Caamaño quien a posteriori será elegida Miss Siete Días. Si bien la prensa local resalta sus ojos verdes, su imagen sintetiza las ambiciones de un nuevo patrón de belleza femenina, que inicia el destino de éxito de la sensualidad. Destino Individual que puede alcanzarse con prescindencia de la estructura asociativa en las que se asentaba la legitimidad de las candidatas hasta entonces.
Interrumpidas por un largo período, las ceremonias de coronación de reinas del petróleo fueron retomadas en diciembre del 2004 y han continuado prácticamente hasta el presente. Hay un atributo femenino que ha logrado perdurar a través del tiempo: el que asocia la virginidad a la belleza. Aún en nuestros días cuando se difunden con insistencia las convocatorias a las postulantes no deja de subrayarse “que no deben ser madres”. Situación paradójica si se quiere, ya que en la actualidad las reinas han perdido su lugar como heroínas populares en detrimento del protagonismo alcanzado por otras mujeres durante la conmemoración de los centenarios de las localidades de la Cuenca del Golfo y del Centenario del Descubrimiento del petróleo en la zona. En 2001 y 2007, un conjunto de mujeres en Caleta Olivia y Comodoro Rivadavia resultaron exitosas al editar libros conmemorativos en los que las imágenes allí reproducidas destacaban su rol como hijas de ypefianos. Mera ficción, puesto que las mencionadas compartían un rasgo con la Cuenca en esos momentos: el de haber perdido la capacidad de engendrar.
* Magister en Historia (Universidad Nacional de San Martín). Docente e Investigadora en la Universidad Nacional de la Patagonia San Juan Bosco (UNPSJB) y la Universidad Nacional de la Patagonia Austral. (UNPA). Fundadora y Coordinadora del Grupo Interdisciplinario de Estudios de Género (UNPSJB)-Integrante del Grupo de Historia Social de la Patagonia Central y Austral (UNPSJB)