A un año del asesinato de Joaquín Paredes: “Ahora somos la voz de nuestros hijos”
Por Diego Moneta
La madrugada del 25 de octubre del año pasado, tras haberse reunido con un grupo de amigos en una casa de Paso Viejo, un pequeño pueblo cordobés del departamento de Cruz del Eje, Joaquín Paredes, de 15 años, fue asesinado de un tiro por la espalda por la Policía de Córdoba. Además, otros dos jóvenes fueron heridos. Varios testigos aseguraron que cinco uniformados esperaron que salieran del lugar y actuaron de manera totalmente desproporcionada.
Con la excusa de las restricciones por la pandemia en la provincia gobernada por Juan Schiaretti se sucedieron distintos casos de violencia institucional, entre los que también destaca el antecedente inmediato de Valentino Blas Correas. La versión inicial de la fuerza de seguridad refiriendo a la respuesta ante una agresión se diluyó en horas. En el lugar se encontraron más de cien vainas y las únicas armas secuestradas fueron las reglamentarias de los cinco policías, junto a sus teléfonos celulares y vestimenta. Los cuatros agentes y un sargento fueron pasados a “situación pasiva”.
Los implicados, respaldados por el comisario mayor Leonardo Páez Stelmach, son: Maykel Mercedes López, autor del disparo mortal, Enzo Ricardo Alvaro, Ronald Nicolás Fernández Aliendro, Iván Alexis Luna y Jorge Luis Gómez. Tras haber recolectado pruebas, Fabiana Pochettino, fiscal de Deán Funes, ordenó su detención, pero los últimos tres recuperaron la libertad bajo fianza en julio de este año. La familia de la víctima y de algunos de los responsables viven a pocas cuadras de distancia. Integrantes de la comunidad Justicia por Joaquín Paredes denunciaron amenazas e intimidaciones a testigos y sobrevivientes, que llegaron al punto de allanamientos injustificados.
Desde el inicio sólo López fue acusado por homicidio doblemente agravado y tentativa de homicidio doblemente agravado. En septiembre de 2021 Pochettino determinó que la misma carátula pese sobre los cuatro policías restantes, pero los tres mencionados continúan en libertad a pesar de que la responsabilidad colectiva de una balacera es evidente. El abogado querellante Claudio Orosz, a partir de la intermediación de la Secretaría de Derechos Humanos de la Nación, remarcó la persistencia de las amenazas, al tiempo que Soledad, la madre de Joaquín, lamentó la nula respuesta de Schiaretti.
Joaquín trabajaba en la cosecha de papas y asistía a clases en el Instituto Provincial de Educación Agrotécnica (I.P.E.A.) N° 306 “Doctor Amadeo Sabattini”. Este 2 de noviembre hubiese cumplido 17. La tarde del 25 de octubre se convocó a una movilización en la Plaza de Paso Viejo con motivo del primer aniversario del asesinato, que contó con la presencia de otros familiares víctimas de gatillo fácil. AGENCIA PACO URONDO dialogó con Soledad sobre la marcha y actividades que se llevaron a cabo para impulsar el reclamo por justicia.
Agencia Paco Urondo: ¿Qué análisis hace a un año del asesinato?
Soledad Paredes: Joaquín era un chico sonriente que se le hacían hoyuelos. Le encantaban los animales, el fútbol, andar en bicicleta, la vida. Estamos aprendiendo a convivir con este dolor tan grande que nos causaron esos policías asesinos. Perder un hijo es lo más terrible que nos puede pasar. Una mitad mía se fue con él ese maldito día. Estoy muerta en vida, no se lo deseo a nadie.
APU: ¿Cuáles son algunas de las irregularidades del proceso judicial?
SP: En la causa están implicados cinco oficiales. Sólo uno de ellos lo estaba por homicidio mientras que los otros era por abuso de autoridad. Gracias a nuestra lucha, y al doctor Orosz, logramos que se cambie la carátula. Están los cinco bajo esa denominación pero llamativamente sólo dos están detenidos y tres están libres bajo fianza, por la decisión de la Cámara del Crimen de Villa Dolores. Mi tío recibió amenazas de muerte por parte del padre de uno de los policías, que también amenazó a una testigo.
APU: ¿Qué actividades llevaron a cabo el 25 de octubre?
SP: Este 25 estuvimos reunidos en la plaza de Paso Viejo con familiares de otras víctimas asesinadas por la policía que nos acompañaron en este primer año sin Joaquín y en la búsqueda de justicia. Salimos a marchar por las calles del pueblo, pidiendo que estén presos todos los asesinos, no sólo los de mi hijo. Nuestro grito fue “justicia, todos presos”. Ahora somos la voz de nuestros hijos. Justicia es nunca más.
Durante el recorrido se realizaron tres murales. Primero en el colegio donde estudiaba, donde se plantó un árbol. Luego en la casa de mis padres, con todo lo que le gustaba a mi hijo. Terminamos donde lo asesinaron, con la colocación de una placa con su nombre. Hubo cantos, ya que él era muy alegre y así lo recordamos. Este 2 de noviembre cumpliría 17 años. Ya no estamos juntos para celebrar porque los asesinos le arrebataron su vida y le cortaron sus sueños. Sólo esperamos que se haga justicia por mi hijo Joaquín.